Faith (melodía de amor 1)

Capítulo 11

Faith se despertó a las siete y media, se preparó para ir a trabajar y se montó en el coche para poner rumbo hacia el hospital. 

Los empleados que empezaban su turno de mañana llegaban para relevar a los del turno de noche. 

La chica entró en el vestuario con su compañera y amiga Lisa, se ataviaron con el pijama blanco y se encaminaron hacia la consulta que ocuparían esa mañana de martes.

Desayunaron juntas a media mañana mientras Faith mandaba mensajes a su novio para saber cómo iban los ensayos y cómo estaba. 

Al regresar al hospital, se encontró con el jefe de su planta y le comentó que se pasara por la oficina de administración para firmar unos papeles. 

Las dos féminas subieron al ascensor. Lisa se quedó en la planta cinco para hacer su ronda y Faith continuó hasta la planta ocho. El elevador se paró en la planta seis y, al abrir sus puertas, Benedit apareció delante de la chica. 

La fisioterapeuta tragó saliva con dificultad, se echó a un lado y sopesó la idea de ir las últimas plantas que le quedaban a pie. 

El chico entró con el rostro serio, pulsó el número diez en relieve y cruzó los brazos a la altura del pecho mirando su reflejo en las puertas metálicas cerradas. Se movió un paso hacia el tablero de los números, vio el reflejo de la joven que chequeaba su móvil y bloqueó el cubículo en la planta siete. 

La muchacha alzó la mirada cuando sintió la sacudida y se encontró con su compañero a solo pocos centímetros de ella, empujándola hacia el espejo que quedaba a su espalda. 

—¿Qué estás haciendo, Benedit? —Le preguntó intentando no entrar en histeria. 

—No voy a dejar que te vayas. No me has dado la oportunidad de demostrarte lo que te quiero —la voz del chico estaba ronca por la rabia y el deseo. 

—Ya te he dicho que mi corazón es de otro. Entiéndelo de una vez. No hay nada que digas o hagas para que cambie de opinión —le advirtió con cuidado la chica controlando su respiración para no hiperventilar. 

—Faith, por favor, déjame tener solo una cita contigo para demostrarte cómo soy —le suplicó con las manos alrededor de sus brazos. 

—Benedit… —una nueva sacudida hizo que interrumpiera la frase y vio que las puertas se abrían. 

Movió el pie y pisó al chico para salir corriendo de aquel habitáculo pequeño en el que habían conseguido acorralarla. Aún le quedaba subir una planta más, pero las escaleras tampoco eran una buena opción. Estaban desiertas y él iría detrás de ella para intentar retenerla de nuevo. 

¿Qué debía hacer? Sacó el móvil del bolsillo, le mandó un mensaje a su amiga para contarle lo que había pasado y que la esperaba en la séptima planta para que fueran juntas a administración. Se sentó cerca del mostrador donde estaban las recepcionistas atendiendo llamadas y se puso a ver un vídeo en el teléfono para olvidar lo que había vivido minutos antes. 

***

Faith consiguió firmar los papeles en compañía de su amiga, se cambiaron en el vestuario y se encaminaron hacia el aparcamiento para, cada una, marcharse a su respectiva casa. 

Cerró la puerta con cerrojo, subió a su habitación y bajó la persiana al sentir que aún la seguían. 

Se metió en la ducha para intentar borrar el recuerdo de lo ocurrido en el ascensor con Benedit, se atavió con el pijama y se metió directamente en la cama. Quería que los días pasaran con más rapidez y poder estar de na vez por todas al lado de Eun-Ji. Al estar lejos de su compañero se sentiría más segura y feliz. 

***

No sabía en qué momento se había quedado dormida, pero la música de su móvil hizo que abriera los ojos y se despertara en un santiamén para hablar con su novio. 

Se arregló el pelo con los dedos, se quitó la cara de dormida y descolgó la video-llamada con una sonrisa en sus labios. 

—Hola, amor —lo saludó esperando que no se diera cuenta de la ansiedad que tenía atascada en el pecho. 

—¿Cómo estás? Te echo de menos —le dijo con los labios fruncidos y ojos de conejito abandonado. 

—Bien. Cansada por el trabajo. Yo también te echo de menos. Quiero que los días pasen más rápido, son demasiado lentos. 

—Lo sé, mi amor. Si pudiera hacer que el tiempo pasara más deprisa, ten por seguro que lo haría. ¿No podrías hablar con tu jefe para que te deje marchar ya?

—Podría denunciarme por incumplimiento de contrato y tendríamos que esperar aún más para estar juntos. 

—No, no. Esa no es una opción. Olvídalo. ¿Y si le compenso con una donación al hospital? —Propuso con una sonrisa en los labios por la buena idea que, según él, había tenido. 

—Solo nos queda esperar —contestó ella negando con la cabeza. 

—Faith, ¿me ayudas a buscar discográficas para mis…? —La pregunta de Hyacinth se quedó interrumpida al entrar en la habitación de su hermana mayor y ver que estaba hablando por teléfono—. Perdón, vuelvo más tarde. 

—¡No, no! Dile que se quede y lo cuente —le pidió Eun-Ji al escuchar algo sobre una discográfica. 

—¿Para qué quieres buscar discográficas? ¿Te ha dado por cantar? —Quiso saber su hermana haciendo sitio para la jugadora en la cama. 

—Tengo que hacer unas prácticas y el director de la universidad nos ha pedido que investiguemos y le digamos con qué discográfica nos gustaría hacerlas —explicó Hyacinth sentada en el flanco derecho de su hermana. 

—¿Prácticas de qué? —Se interesó su cuñado que las observaba por la pantalla del móvil. 

—Representante artístico. Sería el asistente de algún mánager. 

—Interesante. ¿Quieres que le pregunte a mi discográfica si podrían echarte una mano? 

—¿De verdad? ¿No te importa? —El rostro de la jugadora se iluminó de ilusión por una razón más, aparte de hacer las prácticas.

—Por supuesto que no. Te comentaré la respuesta cuando me la den, pero casi te puedo asegurar que los convenceré. 




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