Faith (melodía de amor 1)

Capítulo 14

Seung y TaeYang se sentaron en la media pared que rodeaba la pista de baloncesto convertida en una pista de voleibol, se cruzaron de brazos a la altura del pecho con el ceño fruncido y no le quitaron la mirada ni a las chicas ni a los chicos que jugaban. 

—¿Tienes ganas de matar a alguien? —Inquirió el más joven con unas irremediables ganas de asesinar al chico que se estaba pegando demasiado a la tenista.

—Muchas. Vámonos.

—Eun-Ji nos matará si regresamos sin ellas —le dijo cogiéndolo de la sudadera para volver a sentarlo. 

—No tengo porqué aguantar a esta mocosa —opinó TaeYang señalando a Hyacinth que solo sonreía cuando su amigo la miraba.

—¿Terminamos con el juego? 

—¿Cómo? 

—Llámame disimuladamente al teléfono y sígueme la corriente —esa fue la única información que le dio a su amigo. 

Su compañero se dio la vuelta como si mirara algo, le dio a llamar y el móvil del más joven sonó. 

—Dime, Eun-Ji —murmuró lo más alto que pudo para que las hermanas lo escucharan con atención—. ¿Ya lo han encontrado? —Hizo como que esperaba la respuesta y continuó—: De acuerdo, allí nos vemos —colgó, se levantó para dar unos pasos hacia la pista y llamó a las muchachas cuando éstas se acercaron—. La policía ya ha encontrado al sospechoso. Van a ir en su búsqueda.

—¿En serio? —Hyacinth miró a su compañero de clase y se despidió de todos—. Gracias por el partido. Tenemos que irnos. Te veo el lunes, Paul. 

Las tres se cogieron de las manos y corrieron seguidas de los chicos hacia la casa. 

—Nos van a matar cuando sepan que te lo has inventado —le advirtió TaeYang al llegar al camino de la vivienda y detener la carrera.

Antes de que las jóvenes llegaran a la puerta, ésta se abrió dejando paso a l comisario seguido de varios hombres de la unidad. Se montaron en los coches de patrulla y se marcharon con las sirenas puestas. 

Los dos cantantes se miraron sorprendidos y, aún más, cuando Eun-Ji y los demás salieron segundos después con la misma prisa. 

—¿Qué ocurre? —Quiso saber Maedow siguiéndolos con la mirada. 

—Saben dónde está Benedit. Van a por él —respondió su madre abrazando a sus hijas. 

Seung y TaeYang corrieron hacia el coche de sus compañeros para ir con ellos y les dedicaron a las chicas una última mirada. 

—Nos hemos salvado por los pelos —convino el más joven mientras el otro asentía dándole la razón. 

***

Lisa le había dado vueltas y más vueltas a la cabeza bajo la mirada expectante de todos los reunidos en la casa. Sabía que algo se le escapaba, pero no encontraba qué. Le había dado a la policía todas las capturas de pantalla que su amiga le mandaba de los mensajes de Benedit le dejaba, les había entrado el número de teléfono de su compañero para que lo rastrearan y les había dicho todo lo que el chico había compartido con ella en las pocas veces que habían charlado. 

No sabía qué más decir. No tenía nada más qué decir. O, tal vez, ¿sí? Se adentró en sus vagos recuerdos de sus conversaciones mientras desayunaban o hacían alguna guardia juntos y la bombilla se encendió en su cerebro. Creía que lo tenía. 

—Una vez mencionó algo sobre una cabaña en la playa. Le gusta ir allí y pescar en el mar —informó la chica masajeando sus sienes. 

—¿Sabe en qué parte? —La interrogó el comisario. 

—Intento recordarlo, pero no es fácil. 

De nuevo llevó su subconsciente a lo más recóndito de su memoria. Parecía que estaba dando con él. 

—En el mar Azul, cerca de la frontera con Alinash —recordó con claridad. 

—Genial, así acotamos la zona. Mandaré un helicóptero para que rastree la zona. Gracias por su colaboración, señorita —informó el comisario antes de ponerse en marcha. 

La policía abrió la puerta y se encontró con las hermanas de la desaparecida, pero no se pararon. Continuaron su camino hacia los coches de patrulla y se alejaron con las sirenas encendidas. 

Los integrantes del grupo siguieron a los coches de patrulla hasta la zona donde se suponía que estaría Faith y su secuestrador.

***

Benedit le dio de comer a la chica, fregó los platos, le dio la merienda después de regresar de pescar y se sentó con ella a la mesa para intentar convencerla para que cambiara de opinión. 

La joven se resistía a escucharlo, aunque no era fácil cuando lo tenía tan cerca y tan furioso. No sabía qué hacer para que confiara en ella y todo aquella terminara en cuanto se escapara de dónde fuera que estuviere. 

—¿Dónde estamos? —Quiso saber ella manteniendo una conversación con él y alejarlo de su obsesión. 

—En mi lugar favorito. Aquí es donde vengo cuando tengo unos días libres o vacaciones. Es muy tranquilo y me siento muy cómodo —contestó el chico bajando el tono de voz. 

—Seguro que está buenísimo el pescado que has traído. ¿Dónde lo has comprado? 

—Lo he pescado. Este sitio está lleno de peces. Te lo cocinaré al horno. 

—Mm, suena bien. Benedit —lo llamó con la voz más dócil y dulce que pudo mostrar en aquel instante—. ¿Qué has visto en mí? No soy guapa, ni divertida. Mi cuerpo no es el mejor y mi actitud mucho menos. 

—¿Lo dices en serio? Faith, estás muy equivocada contigo misma. Eres hermosa y muy divertida. Tienes el mejor cuerpo femenino que he visto en toda mi vida y tu actitud es maravillosa. La amabilidad y ternura con la que recibes a tus pacientes es muy conocida en el hospital —le contestó él con los ojos iluminados y una sonrisa enamorada en los labios. 

—¿Tan perfecta crees que soy? 

—Por supuesto. Y quien te diga lo contrario miente. 

—Tal vez tenga razón. Nunca me he considerado una gran belleza, más bien del montón. 

—Pues estabas equivocada. Eres la mujer que todo hombre sueña tener a su lado para toda la vida, incluido yo.




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