Faith (melodía de amor 1)

Capítulo 16

 

La alarma del móvil sonó y la pareja se despertó, abrazados y con una sonrisa. La hora de empezar un nuevo capítulo en su historia comenzaba y estaban emocionados.

La chica dejó un beso en la punta de la nariz del chico y le dijo:

—Buenos días. Tenemos que prepararnos.

—Lo sé, pero quiero quedarme así un ratito más —la abrazó con más fuerza, pegándola a él, y pasó su pierna por encima de las de la joven para que no escapara.

Faith se rio y rodeó su cintura con su brazo para que él tampoco huyera. 

—Se hará tarde si continuamos así mucho tiempo —consideró la muchacha al recibir un beso de él en la frente.

—Está bien. Te soltaré, además, esta noche dormiré contigo. Ya no tengo que compartir la habitación con ninguno de mis compañeros —le informó moviendo las cejas de arriba abajo. 

La joven le dio la razón asintiendo con la cabeza, sonrió y se levantó de la cama cuando él la dejó libre. Entró en el baño para prepararse y regresó para verificar que llevaba todo lo que necesitaba en la maleta y el bolso. 

Una vez listos, bajaron la escalera y entraron en el comedor ya lleno por los integrantes del grupo y la familia de la chica. Desayunaron todos juntos y subieron al coche para poner rumbo hacia el aeropuerto donde los periodistas y seguidores los esperaban. 

Los escoltaron hasta el interior de la sala de embarque, entraron en el avión y se sentaron para despegar en cuanto todos estuvieran a bordo. 

***

Al llegar al hotel dejaron las maletas con rapidez en sus respectivas habitaciones y bajaron a la sala de ensayo que el mánager había reservado para los chicos. 

Faith los observó con asombro por los bailes tan complicados que hacían y aplaudió cada vez que terminaban. 

Mientras ellos también practicaban el canto después de almorzar, la chica cogió su tableta digital y miró los cursos que había disponibles en la universidad. Quería hacer uno a distancia, pero no tenía ni idea de cuál. 

Estaba concentrada leyendo la descripción de uno cuando Eun-Ji se acercó a ella para coger una botella de agua que estaba al lado de su pierna y la sobresaltó al hablarle:

—¿Qué haces? 

—Busco un máster para hacer a distancia. No me gusta estar sin hacer nada, así que, aprovecho y estudio algo —contestó al dedicarle una sonrisa. 

—Estupendo. Puedes ir a la habitación si quieres. Pronto terminaremos y me reuniré contigo —le propuso abriendo la botella de agua para darle un trago. 

—La verdad es que estoy un poco cansada. Te esperaré allí. No tardes. 

Se levantó para dejarle un beso en los labios, se despidió de todos los presentes y subió a la habitación. Sacó la ropa de la maleta, se sentó en la cama con la espalda apoyada en el cabecero de madera y siguió ojeando el curso con tranquilidad. 

No tenía ni idea del momento en el que se había dormido hasta que escuchó el timbre de la puerta. Se acercó pensando que su novio había olvidado la tarjeta para abrir, pero se dio de bruces con Seung. El joven le sonrió y le dijo:

—Eun-Ji me ha pedido que te diga que te prepares con el vestido que hay en el cajón del armario y me sigas. 

—¿Para qué? —Quiso saber ella con curiosidad y un poco de desconfianza. La última vez la llevó a una rueda de prensa inesperada. 

—No lo sé. Solo me ha dicho eso. Te esperaré aquí. 

—No seas tonto. Entra, me cambiaré en el baño —dio media vuelta para ir hacia el armario, abrió el cajón y encontró un hermoso vestido rojo con escote de corazón y falda de vuelo—. ¿Cuándo ha puesto esto aquí? 

—Creo que nuestro mánager tiene algo que ver. 

—¿Qué estará tramando tu amigo? —Le inquirió caminando hacia el baño para cambiarse de ropa y maquillarse. 

—Seguro que nada malo. 

La chica salió arreglada y el rostro del chico reflejó su sorpresa al verla tan hermosa. 

La joven se atavió con unos zapatos de tacón negro, cogió su móvil y la tarjeta del dormitorio, y ambos se pusieron en marcha hacia el ascensor. 

Bajaron hasta la planta baja, donde estaba la entrada, la recepción y las tiendas y restaurantes del hotel, y el muchacho la guio hacia uno de los restaurantes. 

—No entiendo nada —comentó ella un poco nerviosa por lo que pudiera encontrar al entrar en el local. 

—Relájate. Te aseguro que no es nada malo. Entra, por favor —le pidió mientras abría la puerta para dejar paso a la chica. 

La fisioterapeuta respiró hondo y dio un paso tras otro hasta el interior del local iluminado solo en el centro, en una mesa redonda preparada con velas y flores. Se acercó mirando a su alrededor, buscando a su novio, y vio unos corazones rojos en medio de los platos blancos.

—¿Amor? ¿Qué es todo esto? —Lo llamó sin saber qué estaba pasando. 

Las primeras notas del coro sonaron en el silencio del local, resonando por los altavoces y haciendo que la chica se sobresaltara cuando vio a su novio en el centro del escenario cantando una de sus canciones en solitario: Moon. Las lágrimas resbalaron por las mejillas de la chica al escuchar aquellas palabras y la voz de su chico solo para ella. 

—He recordado que nos quedaba otro asunto pendiente —contestó Eun-Ji bajando del escenario cuando la canción acabó y se acercó a la chica para coger sus manos con una gran sonrisa enamorada en sus labios. 

—No me asustes. ¿Qué asunto?

—¿Sabes qué día fue el domingo?

—Mm, no. ¿Cuál fue? —Inquirió pensativa. 

—Catorce de febrero, día de los enamorados. Nos lo perdimos, así que, ahora, lo vamos a celebrar, juntos. 

—¿Cómo puedes acordarte después de todo lo que hemos pasado? 

—Tengo mis fuentes. Ven, siéntate —alejó la silla para que la joven se sentara, rodeó la mesa y se sentó enfrente de ella cuando abrió una de las bandejas que había en el carro de metal.




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