Después de una noche de incertidumbre y complicidad, Joe se levantó temprano en la mañana siguiente. Con cuidado para no despertarme, salió de la habitación y se dirigió a la cocina. Decidió sorprenderme con un desayuno especial, una forma de expresar lo que estaba sintiendo.
Mientras preparaba las cosas, pensaba en las palabras que quería decirle. Él deseaba ser honesto y claro, dejar en claro que lo que sentía era más que una simple atracción o un juego mediático. Quería que supiera que él deseaba que lo nuestro fuera real, que no solo fueran personas en una foto viral.
Cuando todo estuvo listo, Joe llevó cuidadosamente la bandeja con el desayuno a mi habitación y tocó suavemente la puerta.
—___ —llamó con voz suave.
Me desperté lentamente, frotándome los ojos y sonriendo al ver a Joe con la bandeja en las manos.
—Joe, ¿qué estás haciendo? —pregunté con curiosidad y una pizca de sorpresa.
—Te hice el desayuno —dijo Joe con una sonrisa cálida mientras entraba a la habitación y colocaba la bandeja en la mesita junto a la cama—. Espero que te guste.
Me senté en la cama y observé el desayuno con admiración. Había pan tostado con mermelada casera, frutas frescas cortadas en trozos, y una taza de café humeante. Era un gesto simple, pero significativo, y lo apreciaba profundamente.
Joe tomó asiento junto a mí y nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando del desayuno juntos. Después de unos minutos, Joe rompió el silencio.
—___, anoche... fue intenso —comenzó Joe, mirándome directamente a los ojos—. Y quiero ser honesto contigo. Lo que siento por ti... es real. No solo por lo que pasó anoche, sino por todo lo que hemos compartido.
Lo miré con sorpresa y ternura. Mis sentimientos se entrelazaban con los de Joe, pero escucharlo decirlo en voz alta era algo completamente distinto y reconfortante.
—Yo también, Joe —respondí sinceramente—. No esperaba que esto... que tú...
Joe asintió, entendiendo mis palabras antes de que las pronunciara.
—Entiendo. Pero quiero que sepas que estoy aquí, ___.
Nos miramos el uno al otro, compartiendo un momento de conexión profunda y sincera. El caos mediático y las Fake News parecían distantes en ese momento, mientras nos encontrábamos en la realidad de nuestros sentimientos mutuos.
Después de terminar el desayuno, Joe tomó mi mano con suavidad.
—Quiero que lo intentemos, ___ —dijo con determinación—. Quiero que lo nuestro sea real.
Sonreí, sintiéndome abrumada por la emoción y la esperanza que sentía.
—Yo también, Joe. Quiero lo mismo, pero ambos sabemos que no.
Después de compartir un momento íntimo y sincero durante el desayuno, me encontré en un dilema interno que me angustiaba profundamente. Mirando a Joe con cariño, pero también con una sombra de preocupación en mis ojos, decidí hablar con franqueza.
—Joe, necesito decirte algo —comenté con voz tranquila, pero cargada de emociones.
Joe me miró con atención, esperando escuchar lo que tenía en mente.
—Como sabes, siento lo mismo, Joe. Y anoche, todo fue maravilloso —continue, tomando la mano de Joe entre las mías—. Pero... no puedo seguir adelante con esto.
El semblante de Joe cambió levemente, una mezcla de confusión y preocupación cruzó por su rostro.
—¿Qué quieres decir? —preguntó, sintiendo un nudo en la garganta.
Respiré profundamente antes de continuar.
—No puedo estar contigo, al menos no públicamente —expliqué con sinceridad—. Sé que suena egoísta, pero... todos pensarán que estoy contigo por la fama, que soy una oportunista. Y no quiero eso. No quiero que piensen mal de ti... de nosotros.
Joe me escuchó en silencio, procesando mis palabras. Sabía que el mundo de la fama traía consigo juicios y especulaciones, pero no esperaba que me sintiera así.
—___, entiendo tus preocupaciones —respondió finalmente, acariciando suavemente mi mejilla—. Pero no me importa lo que piensen los demás. Lo único que me importa es estar contigo, de la manera que sea posible.
Aparté la mirada por un momento, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar.
—Lo sé, Joe. Y te creo —dije con voz entrecortada—. Pero es difícil para mí... lidiar con eso. Preferiría mantener nuestra relación en privado, al menos por ahora. Además, se supone que todo esto es falso y así debe quedarse.
Joe asintió con comprensión, aunque su corazón se apretaba por dentro.
—Entiendo, ___ —dijo suavemente, sintiendo una mezcla de desilusión y amor por mí—. Si eso es lo que necesitas, lo respetaré. Pero quiero que sepas que no tienes que preocuparte por lo que piensen los demás. Mi amor por ti es real.
Asentí, sintiendo el peso de mi decisión, pero también el alivio de haber hablado con sinceridad.
—Gracias, Joe. Eres increíble —dije con gratitud, sabiendo que mi amor por él no disminuía en absoluto.
Ambos nos abrazamos con ternura, compartiendo un momento de complicidad y amor silencioso, sabiendo que aunque nuestra relación no fuera pública, el vínculo entre nosotros era profundo y significativo.
—¿No podemos encontrar una solución? —preguntó él acariciando mi cabello.
Me separé lento del abrazo y lo miré a los ojos, sin poder evitar sonreír como tonta, reí leve y negué.
—No y lo sabes. Todo esto está mal, desde el inicio estuvo mal.
—Pero...
—Sí, lo sé, pero no quiero mentir y mucho menos quiero que esos chismes arruinen nuestra reputación. Somos buenos en lo que hacemos y no sería justo que nos cancelen.
Joe apretó la mandíbula, así que llevé mi mano a la zona y la acaricié.
—No va a pasar, digo... ¿Por qué? No quiero...
Solté una risita divertida.
—No está bien, Joe.
—¿Y quién dice que no? ¿Tú? —cuestionó él molesto.
—No, bueno, yo solo quiero lo mejor para ambos. ¿Por qué lo haría?
—No es justo.
—Lo sé, pero no está bien. No quiero estar contigo para que no te joda tu representante y para que yo consiga fama, quiero algo real y lo nuestro es solo eso... Un juego.