Fall: El manuscrito de Clarie Lawrence

Capitulo II: Caelan Lawrence

Actualidad.

Hayes Hale

9:30 a.m

Resisto un bostezo, quiero parecer un hombre serio y los hombres serios no bostezan o eso dice mi hermano Harry.

Camino a pasos firmes, algunos corren despavoridos y asustados, cosa que me hace mucha gracia. Tendre veintidós años pero aún me gusta jugar a cambiar roles con mi gemelo. Porque ¿Para qué tener un gemelo si no vas a jugar a ser él? Y no, no es inmaduro, es divertido.

—Bue...buenos días señor Hale—una de las chicas de la sección de romance me mira con respeto y un tanto de miedo, solo asiento en respuesta.

Una vez entro a mi oficina me echo a reír, nunca en mi vida entenderé por qué ellos temen tanto a mi hermano, tampoco entenderé en que momento ellos aprenderán a diferenciarnos.

La puerta se abre tras de mi, una cabeza castaña  se asoma por la puerta.

—¿Eres Hayes o Harry?—pregunta con precaución.

—No lo sé, tú dime—trato de sonar lo más parecido a mi hermano, no puedo evitarlo y me echo a reír— Soy Hayes, tonto.

—Oh...—entra totalmente a la oficina, Sacudiendo su cabello, un acto muy suyo—. Es que juro haber escuchado a alguien gritar "¡El jefe llegó!" Y solo hacen eso cuando...

—Cuando Harry viene—concluyo por él— ¿Sabes? Lo tienen sobrevalorado ¿Creen que alguien que escribe romance puede llegar a ser malo? Por favor, ¡Yo soy malo! Escribo historias de suspenso, estoy constantemente matando personajes y haciendo llorar lectores ¡Yo soy el malo aquí!

Anthony me observa alzando una ceja.

—Hombre, tú te sientas todas las tardes a tomar el té invisible que Eleanor "prepara" para ti, no me vengas ahora con que eres malo—rueda los ojos—. Bueno, ahí tienes manuscritos nuevos que leer, creo que hay unos realmente buenos, deberías revisarlos.

Asiento, me paseo por mi oficina, diferentes certificados están enmarcados en las paredes de color carmesí, siempre he bromeado con que si un día asesino a alguien no se notará puesto que la sangre hará juego con la pared.

También hay un par de fotos, entre ellas una junto con mi asistente quien parece estar robándome toda la belleza en la fotografía.

Anthony ha sido mi asistente desde que entré en la editorial, nunca creí que a los veintidós años me encontraría trabajando, siempre creí que estaría saliendo de fiesta, bebiendo y follando sin control.

Fue así al inicio, hasta que entonces se podría decir que... metí la pata. Y de esa metida de pata salieron dos pequeñas personitas a las que nombré:

Isaac y Eleanor Hale, las dos metidas de pata más hermosas que pude haber creado.

He de admitir que ser padre me ha vuelto un hombre paranoico y súper cuidadoso, aprendo a ser un buen padre cada día. He aprendido a no decir malas palabras cuando hace no más de que mis bebés nacieran yo era un boca sucia.

—El señor Edward llamó y dijo que no tenía problema con cuidar a tus hijos hasta tarde pero que por favor pasaras a comprar un pastel de manzana porque a tu padre Robert le ha dado por querer comer pastel—Habla Anthony con ese acento inglés tan notable y rápido.

—Entendido—murmuro comenzado a ojear los manuscritos, algunos tenían nombres realmente llamativos.

—Oh, y Deckard Collins llamó, preguntó si podrías enviarle una copia de tu libro reciente y si podrías firmarlo, su novia es muy fan de tus libros.

Sonreí, hace unos cinco meses que conseguí que Deckard Collins el famoso cantante que había comenzado a revolucionar la música y también el pequeño corazón de mi hija, me dejara crear su libro titulado: Aléjate de los Collins para luego poder escribir su biografía, su vida realmente me resultó muy interesante.

Para mí investigación sobre este chico tuve que estudiar su música que pareció gustarle a mí pequeña hija de casi cinco años. Eleanor disfruta de la música de Deckard y disfruta verlo, debo admitir eso me hace sentir celoso.

—Ok, dile que sí pero deberá pasar por él, así traeré a Eleanor que está ansiosa por verlo.

—¿No te sientes ofendido que el primer nombre que Eleanor aprendió a decir fue el de ese cantante y no a decir "Papá"? Hombre, esa es una fuerte patada al ego.

Ruedo los ojos mientras continuo leyendo los títulos de los manuscritos.
—Como sea ¿Hay algo más que hacer?

—Ehm... En realidad necesito un favor, verás...

—Anthony, te lo dije—lo corto antes de continúe hablando—: No voy a dejarte usar la cabaña de mis padres en Chesterfield como motel ¡Hay cosas de mis hijos ahí!

Bufa sentandose en las sillas frente a mí escritorio.
—No es...esa clase de favor.

—¿Entonces?

—Mira, la vecina de mi madre en Bolton llamó, su hija mayor quien sostenía a la familia falleció...sus hijos están buscando trabajo para sustentar ahora a la familia...así que mamá llamó diciendo que hablara contigo...tal vez tú podrías...

—¿Cuántos hijos tiene?—pregunto ahora interesado en el tema.

—Tiene doce y...

Hago una mueca de horror, tengo dos hijos y un perro, ¡Y ellos me hacen enloquecer!

—¡Doce hijos!—exclamo sorprendido.

—Si, todos son religiosos y...

—¿Pues a qué clase de iglesia asistían?—lo vuelvo a interrumpir— ¿Una dónde la doctrina es follar como conejos para que la congregación crezca? ¿Acaso no tienen televisión para distraerse? ¿Un juego de mesa? ¿Algo?

Bufa nuevamente y me mira de mala manera.
—Silencio. Caelan Lawrence tiene interés en trabajar aquí, le gustan los libros y eso. De verdad si pudieras ayudarme...¡Está a disposición de lo que sea! Solo quiere el trabajo...

—De acuerdo...¿Caelan Lawrence tiene algo que hacer hoy? Si está libre puede venir y veremos en que podemos ayudar—lo escucho soltar un grito de emoción en cuanto acabo de hablar.

Sonreí levemente hacia él, había algo que me gustaba de Anthony y es que él siempre tenía ese deseo de ayudarte si estabas en problemas. Él era ese típico amigo que cuando más lo necesitabas ahí estaba listo para ayudar.




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