--Invoco el poder secreto del sol y la luna, yo conjuro el hechizo de materialización, te ordeno que te muestres demonio. Exclamé haciendo una figura de un círculo invisible con la espada, este comenzó a girar y agrandarse hasta atrapar al demonio, finalmente, ante mis ojos quedo la figura de un ente deforme cubierto por pelos de púa y enormes brazos con enormes garras. --El que me puedas ver no cambiará nada, musito la criatura agitando sus garras en dirección hacia mi, salte nuevamente para esquivar su ataque, entonces abrió su boca y de ella salió un rayo azul que enfrió más la temperatura. --Nos atacamos al mismo tiempo el impacto de ambas fuerzas nos hace retroceder violentamente hacia atrás, yo gire varias veces en el aire hasta lograr estabilizar mi cuerpo y caer de pie, la infernal criatura rodó.
De inmediato lo ataque, lanzando mi espada, esta se le incrusto en el pecho, apreté el puño de mi mano derecha e instantáneamente la espada desato poderosas ráfagas eléctricas que, comenzaron a calcinar al engendro. --Mal... maldito por qué tienes tanto poder, si sólo eres un miserable humano. --¿Quién te envió demonio? --Tú no podrás detener el reino de las sombras, el día está próximo cuando nuestro amo y gran señor Septum; despierte su ejército entonces un reino de terror y oscuridad, invadirá este mundo. Ni la risa, ni la alegría volverán a verse nunca más, sólo serán un recuerdo perdido en el subconsciente humano. --Te equivocas engendró, tú no sabes nada sólo eres una marioneta, de esta guerra. -Tú también eres un caído¿Por qué...? Peleas en contra de nosotros, Eres nuestro hermano.
--En ese momento él engendro comenzó a desaparecer dejando como una especie de ceniza que el viento esparcía, el hielo y esa sensación siniestra también desapareció. Después de ver como desaparecía, me dije a mi mismo mentalmente, mi exilio fue por incomprensión no por rebeldía. Finalmente, la criatura se desvanece, la espada volvió a brillar, yo caí arrodillado, mis heridas comenzaron a sanar, la gran fuerza sobrenatural que había en mí, me abandono, volví a recobrar mis sentidos, mi conciencia y mi voluntad. En ese momento, podía recordar confusamente parte de lo sucedido, como imágenes de un sueño. Miraba sorprendido todo mi entorno, paredes rotas, agrietadas y un vehículo completamente inservible.
-Tomé la espada la guarde en su funda y está su vez en el estuche de guitarra, entonces me fui a la estación y tomé el tren. Un tiempo después me encontraba en las instalaciones del castillo del conde Brand Lukard. Aguardaba de pie frente a un gran salón elíptico, frente a mi muchas pinturas adornaban las paredes, centre mi atención en un enorme candelabro que emite una tenue luz tenue, Aun pensaba tratando de recordar, lo sucedido y con muchas dudas en mi mente. Era cierto todo fue sólo producto de mi imaginación, quizás ya me había vuelto loco y no lo sabía. Era extraño, pero mi cuerpo no, presentaba ninguna clase de herida o algo que me pudiera ayudar a comprobar lo sucedido. A mi mente venían vagas y confusas imágenes de lo sucedido, nunca pensé que este tipo de cosas extrañas me pudieran pasar a mi, quizás sólo son demonios imaginarios, sacados de una macabra imaginación sí; eso debe ser pensé en ese momento.
--Retire mi atención de la tenue luz del candelabro y me enfoque en las pinturas de los cuadros; en unos aparecían imágenes de hermosas mujeres sonriendo, y en otros caballeros enfrentados en cruentas batallas sangrientas. En cada una de estas batallas aparecía la imagen del conde Lukard sosteniendo una espada su arma de batalla. A pesar de que el salón era cómodo y acogedor yo no me sentía cómodo. ¡Oh no! Maldición ahí está de nuevo esa extraña sensación continúa de hostilidad y peligro esparciéndose en el ambiente. Todos los recintos de este Castillo están impregnados de una presencia sombría y etérea, como si la muerte hubiera dejado sus huellas en este lugar. Estaba confundido mí, la primera vez que vine no, percibí nada de esto, pero ahora siento en el ambiente una energía, o aura pálida, vaporosa.
--En ese momento sentí una voz dentro de mi cabeza que me hablaba, la cual invadió mi mente también. --¡Veo que me has traído la espada! --¿Quién eres exclame en voz alta? ¿Porque estás dentro de mi cabeza? --Disculpame por usar esta forma de comunicación superior, así me comunico con los seres extraordinarios, telepática mente. --¿Conde Lukard, eres tú? Sal de mi cabeza y muéstrate. --No tienes que fingir Kensel, sé que no eres un ser ordinario, eso lo supe desde la primera vez que nos vimos, pero en aquel momento mi percepción fue leve y no quise escudriñar en tu mente, porque me pareció descortés, pero ahora es diferente algo en ti ha cambiado, puedo sentirlo tu aura es distinta, está llena de una energía especial.
Contéstame algo Kensel; nuestro trato todavía sigue en pie. ¿Me entregaras la espada a cambio de la cantidad que acordamos? ¿Qué harás con la espada Lukard? No te pertenece saberlo Kensel sólo toma el dinero y dame la espada. Una vez juré no volver a blandir una espada nunca más, pero debo reconocer y aunque todavía no lo logro entender, es que gracias a está espada, sigo con vida, parece que es algo especial, me gustaría quedarme con ella para descubrir su misticismo. Kensel, Kensel sabía que algo así podría pasar, Por comportamientos como estos es que La naturaleza humana no, es confiable, lo cual no me deja otra opción más que obligarte doblegando tu voluntad.
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Editado: 25.04.2025