Falltown

Capítulo Siete: Traumatopo

Los recuerdos son los más apreciados en nuestras vidas.

No sé en dónde estoy, pero en este sitio hace mucho frío, mi cuerpo titirea con violencia, todo a mi alrededor yace en penumbras, expulsó nubes de vaho por mi nariz, frotó mis manos para intentar entrar en calor.

—¡Hollis! —susurran.

—Sigue mi voz —el sonido hace reverbena por todo el lugar.

—¿Quién eres? —mi voz reverbena por todo el espacio.

—Tu camino de vuelta —observó en todas las direcciones intentando encontrar a la dueña de la voz—. Aún no perteneces a este lugar.

—¿En dónde estoy?

—En el limbo, al ser una Banshee tienes una línea delgada entre la muerte y la vida —explica—, sigue mi voz, para encontrar la salida.

—¿En dónde estás?

—Sigue mi voz y encontrarás la salida hija mía.

Es lo último que escuchó antes de ser arrastrada por una extraña fuerza invisible alejándome con violencia de aquel extraño lugar. Me despierto por unos leves movimientos, una fuerte luz da contra mis ojos, cegandome por un leve instante.

Estoy acostada en mi cama, ya es de día y el que me está despertando es mi padre, por instinto dirijo mi mirada hacia el techo, quedándome confundido al verlo limpio.

—¿Cómo estás? Anoche te vi dormida y no quise despertarte para hacerte el interrogatorio —comenta, a la vez que acaricia mi cabeza con ternura, pestañeo un par de veces intentando recordar lo que sucedió anoche.

—Si, por lo sucedido quedé muy agotada —miento, deja un casto beso en mi frente.

—Iré a trabajar cualquier cosa me llamas, estaré pendiente del celular —asiento aún procesando todo.

—Si, papá.

Sale de la habitación cerrando la puerta detrás de él, pasan un par de minutos y lo escucho encender la patrulla para luego irse, la ventana de mi habitación se abre y por ella entra Scar comiendo una manzana, lleva la misma vestimenta de anoche, le doy una vistazo a la ventana observando que tiene vidrios, cuando claramente anoche estallaron por mi grito, Scar al notar mi mirada, él también la dirige hacia allí.

—¡Ah eso! —le da una mordida a la manzana—, me tocó limpiar tu desastre y dejar todo como nuevo, lo hice en un tiempo récord —confiesa con burla en su voz—. Te desmayaste y te acosté en tu cama, cuando tú padre llegó pensó que estabas descansando bella durmiente.

—No estaba durmiendo, tu y yo sabemos que me desmaye por la impresión —aclaró, él toma asiento en mi silla giratoria que yace aún lado de mi escritorio—. ¿Qué hacías anoche aquí?

—Quería asegurarme que estuvieras bien, aunque no lo parezca —admite a la vez que le da otra mordida a la manzana.

—¿Solo eso? —él alza su ceja izquierda a modo de burla.

—No, Hollis al verte quedé flechado con tu belleza y necesitaba verte nuevamente —expresa con ironía, mis mejillas se calientan, él suelta una carcajada—. Soy un cazador entrenado para asesinar seres sobrenaturales, ¿Crees que caería a los de una mocosa? —aprieto con fuerza mis puños, clavándome las uñas en la palma de mi mano hasta tal punto de herirme.

—¿Qué hacías aquí en mi casa anoche? —interrogó con enojo.

—Eres la presa de Bloodrift —afirma—, no sabes defenderte, además de eso eres una bomba andante sin tu saberlo, así que anoche lo pensé bien y necesitas aprender a defenderte y a usar tu don.

—¡Eres bipolar!

—No, solamente soy una persona estratega e inteligente —sonríe con arrogancia—, además me tuve que desvelar siendo tu niñero, para que nada ni nadie te hiciera daño mientras regresabas a la conciencia, me conformaría con un gracias.

—¿Quién me enseñará a defenderme?

—Yo.

—¿Tú? —inquiero con burla, me observa con una mirada pesada y ceñuda.

—Blaze y yo somos los únicos cazadores por el momento en este pueblo —confiesa, llamándome la atención.

—¿Por qué no hay más cazadores?

—Nunca permanecemos en un sitio fijo, siempre estamos en pleno movimiento de un lugar a otro, nuestro deber es proteger el límite de lo natural con lo sobrenatural —explica.

—¡Oh entiendo!

—Somos los guardianes de la noche, los que caminan en la oscuridad para proteger la luz —recita con orgullo—, ese es nuestro lema —frunzo el entrecejo al analizar la frase recordando algo.

Me levanto de la cama ante la atenta mirada de Scar, camino hacia el closet, abro las puertas y me acuclillo enfrente de una pequeña caja de cartón en dónde suelo guardar todas las pertenencias que me dió mi madre, al abrirla busco con desespero, al encontrar lo que busco lo tomo entre mis manos. Una pequeña cajita roja de terciopelo en ella yace un collar que me regaló cuando tenía tres años.

—¿Qué haces?

Abro la cajita y allí dentro está el collar un taumatropo de oro, este tiene un diseño especial que por el frente muestra el mismo sello que llevan Blaze y Scar en sus chaquetas y cuando gira tiene un mensaje escrito la cual es la misma frase que acaba de pronunciar Scar.

—Este collar me lo dió mi madre cuando tenía tres años —me levantó y caminó hacia él, para extenderle el collar, Scar lo toma y la observa con nostalgia.

—Este collar fue mío —me quedó estática al escuchar su confesión—. Me lo regaló mi padre, tu madre solía hablar mucho de tí, ese día era tu cumpleaños número tres, yo tenía diez años y no tenía dinero para comprarte un peluche, así que le di mi taumatropo, para mí era de la suerte y mi objeto más apreciado —levanta su mirada del objeto, para observarme, en sus ojos hay un brillo de nostalgia—, a tu madre la quise mucho Hollis, fue como una madre para mí, al igual que para Blaze. No quiero que te suceda nada, tu eres lo más apreciado que tuvo tu madre —carraspea.

—Ven conmigo, quiero mostrarte algo —lo tomo de la muñeca, él coloca el collar sobre el escritorio.

Ambos salimos de la habitación y nos dijimos hasta el ático, subimos en silencio, le enseño lo que encontré de mi madre, Scar saca los documentos y los analiza por un buen rato, a la vez que yo guardo silencio.




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