Falsa Ilusión

CAPÍTULO 9

Dentro del hospital miro a todos lados, buscándola entre los agentes malheridos, las enfermeras y doctores correr de un lado a otro.

Me dan escalofríos a medida que avanzo más en la sala al chocarme con heridas abiertas y quejidos de dolor.

Capto a Martina, sentada con las manos en la cabeza. Esa posición solo alimenta los pensamientos que me trajeron hasta aquí.

-Aurora-se levanta de inmediato, abrazándome con desesperación.

Al separarse, detallo su rostro, tiene sus mejillas y nariz rojas, casi parece un tomate, sus ojos se encuentran aún cristalinos además de notarse ya un poco hinchados.

-¿Cómo estás?- le pregunto, aunque realmente me muero por preguntarle sobre él.

-Es un infierno, estaba ...-solloza- estaba a punto de irme a dormir cuando recibí la llamada

Dejo de prestarle atención a sus palabras, puesto que solo puedo intentar mirar sobre el cristal esmerilado que nos separa del cuarto de quien reposa en la camilla en aquella habitación.

-Las enfermeras me han dicho que pueden tardar, está muy grave, es mi amigo Aurora, mi mejor amigo y este podría ser su último momento en la academia.

Escuchar eso me hace querer pegarme con el mismísimo cristal que me distrae.

Como podía preguntarle si se trataba de Jace, sin mencionar su nombre.

Su llanto se ha incrementado, y no sé que hacer, realmente no soy buena consolando a la gente, peor en un momento de angustia.

Le propongo salir a tomar un poco de aire, o traerle un vaso con agua pero se niega.

Los minutos pasan y lo único que puedo ofrecerle es mi compañía en silencio, ya que a vuelto a la posición en la que la encontré.

Me levanto acercándome a la puerta, pues mi curiosidad es más fuerte que mi tranquilidad como para permanecer un momento más sentada a la espera de la respuesta que busco desde que puse un pie aquí.

La enfermera al verme, me permite ingresar, sin embargo, antes de preguntarle el nombre del que reposa en la habitación, me interrumpe para indicarme que no se puede emitir ruidos fuertes y así se marcha dejándome con la duda.

Ver al fin la identidad de quien reposa en la camilla, me regresa el alma al cuerpo.

Suelto el aire que venía retenido desde que ingrese a la habitación y una parte de mí parece reanimarse ante el desvanecimiento de los peores pensamientos que me cruzaron ante la volátil imaginación que poseo.

Sin embargo, tampoco puedo estar tan bien, quien se encuentra en condiciones críticas no es ni más ni menos que Demian.

Es un chico agradable, ha sido el más amigable en lo que cabe a los dos amigos de Jace, me causa un poco de aflicción verlo en estas condiciones.

Tomo el expediente clínico, no obstante parece que hoy me va fatal comprender algunas, como es la letra de quien escribió esto.

Para la tercera vez que intento leer parezco comprender al fin un poco del estado de Demian.

-Herida por proyectil de arma de fuego en el hombro izquierdo.

El paciente presenta con una herida por proyectil de arma de fuego localizada en el hombro derecho. No se observa salida del proyectil, lo que sugiere que la bala permanece alojada en el tejido. Refiere haber recibido el disparo hace aproximadamente...

-Cuatro horas y cuarenta cinco minutos- hablan de fondo, causando que separe mis ojos de la ficha y los pose en quien acaba de entrar en la sala.

No puedo describir que expresión debe tener mi rostro, pero por dentro siento un leve cosquilleo, mezclado con nervios y una pizca de alegría.

Es un coctel de emociones que se mezclan al verlo.

-Jace.- digo casi en un susurro como si aún no me creyera que está a unos cuantos pasos.

Una parte de mí siente la urgencia de cerrar el espacio y abrazarlo, cerrar esa ansiedad de una vez por todas.

Pese a ello permanezco en mí mismo lugar, detallando cada parte de él mientras se acerca más a la camilla de su amigo.

Viene con un pantalón cargo y una camisa, todo en negro. Pero lo que realmente me impacta no es solo su apariencia, sino el estado en el que luce."

Como si lo hubiese arrastrado un auto por el desierto.

Cierto, aunque no lo quería imaginar así, era la verdad.

Su rodilla izquierda tiene una gran mancha de sangre, que parece estar ya seca o eso prefiero creer, sus brazos se ven con algunos rasguños y moretones, como los nudillos de sus manos.

-Era un operativo de rescate, todos estos días afuera estudiamos el perímetro, al llegar al punto no hubo problemas, se puede decir que fue sencillo rescatar al rehén, pero desde ya debes saber que esa palabra no existe en las misiones, porque que regreso a la planta nos tendieron una emboscada. Los disparos comenzaron de repente, y la situación se volvió crítica cuando las balas dieron a los conductores y a los neumáticos, detenido a varios de nuestros autos. Respondimos al fuego y conseguimos mantener nuestra posición, pero ellos eran más numerosos y estaban bien armados. Demian iba junto a otros compañeros en el auto que se encontraba el rehén, por lo que sé cuándo derribaron a su conductor, él tomó el control del volante, redirecciono las coordenadas, llevándose esa bala en el hombro.

Su maniobra nos dio tiempo para conseguir repeler más ataques y asegurar una retirada segura para los heridos. El equipo trajo a la rehén pero también a Demian herido y otro más.

Fue algo intenso.

Al declarar la última frase sube sus brazos tomando su cabeza como si reviviera el momento que acaba de relatar.

Tal acto me petrifica porque al subir los mechones que caían sobre su frente se visualiza un canal de sangre.

Me acerco para detallar mejor la herida, y sí, está abierta.

-Que tengo en la cara que tanto me ves— indica ante mi atención.

Y quizás en otro momento me hubiese puesto colorada o algo por ese estilo, pero ahora solo me puedo interrogar cuan profunda es esa herida.

—Una ceja abierta.




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