Falsa Ilusión

CAPÍTULO 13

Narrador omnisciente.

El amor y la muerte no son tan diferentes como lo pensamos.
Ambos envueltas en misterio e incomprensión llegan a nuestras vidas sin previo aviso para aturdimos, transformarnos y marcarnos.
Son inevitables y las dos nos pueden causar miedo.
Más la muerte, cuando sabes que ha llegado, te arrepientes de cada cosa, palabra o acción que hiciste o no alcanzaste a hacer.
Ya no te queda más que resignarte aceptar que tu momento ha llegado.
Dos días después de ser víctima de un mal entendido, castigado con una suspensión que no merecía.
Cenaba en el mismo restaurante que una noche atrás lo habia hecho, dentro de una horas se trasladaría a su hogar.
A ese que siempre volvía cada vez que podía.
Aunque esta ocasión sería diferente no disminuía las ganas de regresar con su prometida.
A quien dejo un mensaje antes de acabar con su cena.
Caminando de vuelta al hostal, las grotescas risas aumentaban su sonido, las angustiantes palabras que formaba la mujer que era objeto de burlan activando su sentido de protección.
Su preparada habilidad de orientación facilito llegar al lugar del hecho.
La escena era una más de las que tenían que sufrir las mujeres a diario, acoso.
Tres cerdos, como lo etiqueto el soldado, no dejaban de agredir a la dama con comentarios e insinuaciones que solo la hacían temblar.
Malditos sean los que se atreven a causar daño a un mujer.
Sin esperar más los ataco, el solo, en un callejón con mal olor no tenía herramientas que lo pudieran ayudar, más que sus puños y el ágil adiestramientos.
Pero aun para el más veloz, el más fuerte, el más capacitado e incluso el más débil cuando llegaba el momento, ya no importaba nada de eso.
Faltando quince para las tres de la mañana, sin más fuerzas que entregar, fue ejecutado en un forcejeó.
Para el momento que la brindaron los primeros auxilios, ya todo era inútil, en su cuerpo ya no habia signos vitales que reanimar
Los tres homicidas fueron arrestadas a las 7 horas del crimen, ni siquiera se tomaron el atrevimiento de esconderse o huir.
La mujer declaró junto a los argumentos de los testigos dieron con la ubicación de los asesinos.
Hoy a dieciséis horas de su partida, esta es una mentira tejida con maestría para ocultar una realidad aún más oscura.
Lo que parecía un acto heroico era solo una pieza de un rompecabezas mucho más siniestro.
Una semana antes de aquella fatídica noche, un paquete anónimo había llegado a las oficinas del coronel Caden.
Dentro envuelto en un pañuelo de seda se hallaba el órgano vital, el corazón, en dos partes sin rastro de sangre.
Casi parecía irreal, pero cuando los exámenes dieron con la identidad, su significado cobro más valor.
Aunque se negaba aceptarlo, a sus manos habia llegado el corazón de su hijo.
Ahora en el presente, un cuerpo sin corazón, y un corazón dentro de una bolsa de pruebas estaban siendo examinados, siendo objetos para dar el primer paso en este combate que había empezado.
Un caos se avecinaba, uno que cobraría más vidas de lo planeado y movería más de un recuerdo del pasado.




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