Falsa Ilusión

CAPÍTULO 16

Jace.

Nunca creí ser capaz de sentir celos por alguien con quien solo comparto una amistad.

Conozco a mis amigos, tantos años, que me han servido para detectar sus sucios trucos. El que Demian haya aprendido magia tuvo un doble propósito como las otras cosas que esconde su personalidad.

Y no me molestaba que lo usara con las chicas, pero con Aurora me he irritado de solo pensar que podía suceder si sacara a relucir más de sus habilidades. Aunque admito que la respuesta que ella me ha dado me ha aliviado un poco, no por completo por obvia razón, pero me ha calmado.

Justamente por eso tenía que vigilar bien a mi amigo, porque me había estado esforzando por conseguir ese puesto y que otro me quitara con simples trucos era injusto. Un juego sucio del que no sería partícipe.

-Hasta cuando seguirás enojado.-pregunto Martina, tomando mi mejilla para jalarla.- solo ha sido un juego.

Su interpretación era incorrecta, nunca me molesto que no detuviesen el juego porque me había salido del partido por el motivo que no compartieran el balón, la verdad era que yo ya no quería jugar, quería sentarme junto a ella desde que decidió dejar de jugar.

Pero no hice, no quería levantar sospechas, aunque claro ya no me importo nada cuando note las intenciones de Demian.

-No estoy enojado.

-Pero si estás que frunces el ceño a cada rato.-imita mi cara en estos momentos, está exagerando.- ya sé, invitaremos-se refiere a Aidan- la siguiente ronda nosotros.

Se va, dejándome con Aidan y Demian.

-¡Para!! No, déjalo!-le digo a Demian cansado de verlo jugar con su liga entre los dedos.- la vas a extraviar.

-No importa, igual no pienso devolvérsela.

Cada palabra que salía de su boca ese día parecía disparates. Estaba irritado de solo su presencia.

-Ni lo piense que si lo harás, le pertenece, apenas la veas, devuélvesela-denuncie sin poder aguantar más esa sonrisa que traía en el rostro.

Su respuesta fue enseñarme el dedo corazón y eso, basto para lanzármele encima.

Ni yo era capaz de creer lo que había hecho, no lo golpee, tampoco pensaba hacerlo, solo quería quitarle la liga, era todo.

Apuesto que nos veíamos como niños forcejeando por un juguete que ambos querían, pero que ninguno cedería a dárselo al otro, disfrutaba molestarme con quitármela cada que se la arrebataba.

Aidan de su parte no hacía nada más que obsérvanos como lo haría una madre esperando a que sus hijos se cansaran para luego regañarlos, aunque Aidan no haría eso.

Quería dejar de forcejar por el bien del listón, sin embargo si lo hacía Demian se lo quedaría y sería su burla, cuando al fin lo obtuve, me moví tan rápido para guardarlo en mi bolsillo aun así mi amigo no se rendiría atrapándola a tiempo antes de guardarla por completo.

Quería decirle que se detenga, fue tiempo tarde cuando lo pensé. La liga se había roto, ese momento exactamente no sabía cómo reaccionar, imaginaba la reacción de Aurora cuando se la devolviera rota mientras le explicaba por qué termino así.

Aunque viéndolo bien ya no estaba seguro si se la devolvería.

No tengo idea de la forma en la que mire a Demian para que se recompusiera, estaba a punto de decirle que se joda, pero la llegada de Martina nos devolvió a todos a la realidad.

Nos observó a los tres y el escenario que había creado, con el ceño levemente inclinado, quería explicaciones.

-Jace me contaba lo mucho que les había hecho falta.-soltó Demian pasando su brazo por mis hombros, mirando mi perfil ( en ese momento sí que quería golpearlo.)- ¿A qué sí Aidan?

Aidan asintió con su inexpresividad de siempre.

-Me alegro de haber conseguido a los mejores como amigos-sonrío para todos.- como les digo que los quiero mucho.- suelta y antes que pueda apartarme me planta un beso en la mejilla y luego hace lo mismo con Aidan. Creo que ahora somos dos los que lo deseamos golpear.

Martina nos mira como la cosa más adorable y se lanza a nosotros para abrazarnos, es que ella demostrar afecto es algo muy natural e inesperado que siempre nos sorprende.

…………………….

El salón de conferencias se bañó de aplausos, preguntas y asombro, un nuevo plan de entrenamiento se llevaría a cabo y nuestra sede sería la primera seleccionada en implementarlo como prueba, ese sería el posible orgullo de muchos, porque de ser que la prueba salga bien seríamos marcados en la historia de FISM.

El coronel Miller, fue claro, preciso en explicarnos que este proyecto lo creo pensado en todos, un entrenamiento más unificado y desde mi perspectiva más acelerada.

A punto de graduarme ya había experimentado el noventa por ciento de actividades que planteaba llevar a cabo, por lo que no sentí preocupación el saber que nos convertiríamos en conejillos de laboratorio durante un largo tiempo.

Me gustaría intercambiar estas emociones con las de Aurora, quitarle ese miedo que ahora la estaba atacando, abrazarla y hacerla sentir capaz de hacer todo lo que quisiera.

Sin embargo, me es imposible hacerlo, no quería que pensará que usaba su fragilidad para aprovecharme.

La observa desde la cocina, ya la había visto leer el proyecto desde hace un rato, pero parecía que cada página le aterraba más que la anterior, tanta era la concentración con la que leía que había pasado de mis miradas como en otras ocasiones donde me había atrapado observándola.

Siempre las eludía o podía algún objeto que me impendiera seguir detallándola, quería de algún modo decirle lo que sentía por ella, pero parecía que no estaba logrando. Me senté frente a ella con el emparedado que había terminado de hacer, revise mi celular así no te sería tan obvio que espera que me contara verbalmente lo aterrada que estaba.

Mi posición no dio resultado hasta luego de 13 minutos, 45 segundos, 11 milisegundos cuando desliza el folleto y cabeza recae a la mesa.

-¡Qué alguien me saque de aquí¡-suspira reincorporándose.




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