Aurora Bellerose.
—Aurora Bellerose —mi vista va hasta el sacerdote frente a mí quien me saca de mis pensamientos, mismos pensamientos en los que me sumergí cuando pisé la iglesia del brazo de mi padre—. ¿Aceptas a Aren Russell como tu esposo?
Mi vista va ahora hasta el hombre frente a mí, el magnate de cabello castaño y ojos marrones me mira con completa seriedad, tal como siempre. Sus ojos me fulminan cuando mi silencio dura más de la cuenta, sé que teme que me eche para atrás pero ambos sabemos que eso no sucederá ya que si lo hago estaría rompiendo nuestro contrato y la más perjudicada sería yo, aunque, pensándolo bien, tal vez ir a prisión sería mejor que esto.
Alejo mi vista de él y miro ahora a las personas que nos acompañan, mis ojos visualizan a mis padres en la primera banca de la iglesia, ambos me miran y las miradas que me dan son iguales a la de Aren, ambos me fulminan con los ojos y sé que si pudieran estarían diciendo que dé mi respuesta ya.
Miro también a la familia de Aren quien a diferencia de la mía solo sonríe en nuestra dirección creyendo que ambos estamos completamente enamorados.
Mis ojos van hasta mis hermanas en la segunda fila quienes me miran con enojo, tal como lo han hecho desde el momento en que supieron que estaba comprometida con el hombre más importante de New York.
Miro a Zaak Deep, el mejor amigo de Aren quien únicamente nos mira con nervios, muerde sus uñas temiendo que esto no vaya a resultar como lo hemos planeado.
Miro a los magnates aquí quienes son mejores amigos de Aren: Maddox Hunt, Cassian Derricks y Caín White, me miran esperando a que me niegue y tengan la oportunidad de burlarse de Aren por dejarlo en ridículo.
Miro a mis cuatro damas de honor: Selene Hastings, Leigh Turner, Ariana Foster y Faith Castle quienes alientan a que diga algo ya.
Miro al resto de los invitados, la incertidumbre se ha colado en la iglesia entera.
Pero, finalmente mi mirada va hasta el hombre al final de la iglesia, mismo punto en donde mi ex novio y mi ex mejor amiga me miran, ambos sostienen a su primer bebé en brazos sin dejar de mirarme y haciendo que el dolor de la traición vuelva a colarse en mi pecho.
Trago con dificultad el nudo en mi garganta mientras alejo mi vista de los invitados, mis ojos bajan ahora al ramo en mis manos mientras miro el vestido blanco que tengo encima.
—Aurora —la voz de Aren me saca de mis pensamientos, intenta no perder la compostura y advierte con su mirada que debo responder.
—Yo... —inicio con cautela y sin poder evitar que mi voz tiemble al saber y recordar que voy a casarme con el magnate más importante del jodido mundo. Miro a Aren y recuerdo mi papel, debo lucir como la mujer más enamorada de este mundo, tengo que fingir que lo amo y que voy a casarme con el amor de mi vida— acepto.
Doy finalmente aquella respuesta que todos aquí querían escuchar.
Tomo el anillo que me extiende Lottie, la hermana de Aren, quien sonríe en nuestra dirección.
Tomo la mano de Aren con la intención de colocar el anillo de matrimonio. La mirada de Aren se oscurece mientras le coloco el anillo que ahora adorna su dedo anular, el mismo anillo que lo señala como mi esposo a partir de este momento.
Llevo su mano hasta mi boca en donde beso sus nudillos, su mirada conecta con la mía en el proceso.
—Aren Russell —el sacerdote habla ahora hacia él—, ¿aceptas a Aurora Bellerose como tu esposa?
—Acepto —Aren no duda ni un solo segundo en responder, toma el anillo que le extiende Roxanne, su otra hermana, al mismo tiempo que toma mi mano y coloca este en mi dedo anular, cerrando con esto el pacto que nos une y que nos unirá por los próximos seis meses.
Lleva mi mano con delicadeza hasta sus labios, deja un beso cálido en mi dorso haciendo que un nudo se instale en el centro de mi estómago.
Sus ojos vuelven a coincidir con los míos y ambos nos quedamos en la burbuja en la que nuestras miradas se sumergen.
—Los declaro marido y mujer —el sacerdote habla de nuevo llamando nuestra atención—, que lo que hemos unido no lo separe el hombre sino la muerte.
Miro a Aren así como él me mira a mí.
Lo que nos separará será un contrato.
—Puede besar a la novia —escucho al sacerdote hablar de nuevo.
El magnate sonríe antes de comenzar a acercarse a mí...
¡Esperen. Pausa. Pausa. Pausa!... Y sí, esta soy yo, antes de que todo se fuera al carajo.
¿Quieres conocer mi historia? Sí, adelante, toma asiento y ponte cómodo que la historia apenas inicia.
Comencemos por el principio, claramente. ¿Cómo llegué a la vida de Aren Russell?¿Cómo mi jefe terminó convirtiéndose en mi marido?
Bien, llamemos a esto: "Falsamente tuya". Porque esto es lo que es, es algo falso, algo que no durará más de seis meses.
Solo hay un contrato que nos une y que debemos cumplir, después de eso ambos volveremos a ser los mismos de siempre, libres, solteros y cada uno podrá continuar con su vida.
Así que... Bienvenidos al mundo de los magnates, donde el dinero gobierna hasta por el más mínimo poro, donde la elegancia, el respeto y la frialdad abren paso y dominan.
Nos presento:
Aren Russell, el rey de New York y ahora mi esposo también.
Aurora Bellerose, ahora la reina de New York y su esposa. Falsamente pero lo soy.
Falsamente suya.
Editado: 02.05.2024