Falsamente tuya

Capítulo 01: EL INICIO

Aurora.

Años atrás.

El despertador suena haciendo que mis ojos se abran poco a poco y la tenue luz que se cuela por la ventana me hace restregar mis ojos en un vago intento de lograr adaptarme a esta.

Me estiro sobre la cama mientras siento cada músculo de mi cuerpo relajarse y estirarse. Bostezo y miro al techo, suelto un suspiro lento y finalmente me pongo de pie, camino directamente hasta el closet en donde saco un vestido negro de manga larga, la parte del torso es pegada a mi cuerpo mientras que la parte de la falda es acampanada.

Comienzo a vestirme intentando lucir formal y elegante, me coloco mis medias y mis zapatillas para caminar después frente al espejo en donde solo tomo dos mechones de mi cabello y los ató por detrás de mi cabeza, el resto queda suelto y solo hago algunas ondas, agrego poco y tenue maquillaje en mi rostro hasta que finalmente creo estar lista, tomo mi bolso con todo lo necesario y salgo de mi habitación.

Mi nombre es Aurora Bellerose Ward, tengo veintiún años. Mi cabello es rubio como el sol y mis ojos son verdes como las esmeraldas, o los limones. Mi piel es blanca y eso hace que mis ojos resalten aún más con el tono de mi cabello.

Salgo de la habitación y camino hasta las escaleras en donde comienzo a bajar a la primer planta en la casa de mis padres, porque sí, aún vivo con mis padres.

Hace unos meses me gradué de licenciada en comunicación y periodismo, estudié esto con el fin de trabajar en una radio como locutora, pero, gracias a mi poca experiencia y a mi reciente graduación he comenzado a trabajar en una emisora pero desde cero, sirviendo cafés y haciendo papeleo.

Llego a la mesa del comedor en donde ya encuentro a mi familia, mi padre, León Bellerose, un hombre de cabello rubio y ojos cafés se encuentra ya en la cabecera de la mesa.

Mi madre, Kelly Bellerose, está sirviendo ya el desayuno, su cabello rubio está atado en un moño y sus ojos verdes se ocultan detrás de una lentillas de leer que suele utilizar la mayor parte del tiempo.

Miro a mis dos hermanas: Sharon y Maeve.

Sharon Bellerose Ward, mi hermana mayor, tiene veinticinco años y actualmente trabaja en uno de los mejores restaurantes de New York como la chef encargada de la cocina, ella estudió gastronomía. Su cabello al igual que todos en la familia es rubio, con la diferencia de que ella posee los ojos de mi padre en un tono marrón que contrasta con su piel blanca y su cabello rubio.

Luego tenemos a Maeve Bellerose, mi siguiente hermana, la hermana del medio, ella tiene veintitrés años, ella trabaja en el mejor club deportivo que hay en New York, el club Salvatore; mi hermana estudió ciencias del deporte y es coach profesional de los miembros en el club. Su cabello es también rubio y sus ojos al igual que Sharon son cafés.

Luego sigo yo, la menor de la casa: Aurora Bellerose, con veintiún años.

Soy diferente a mis hermanas ya que mientras ellas poseen los ojos de mi padre yo poseo los ojos de mi madre, un verde olivo.

—Buenos días —saludo a todos mientras tomo mi asiento en la mesa, mis hermanas ya han tomado asiento al igual que mi padre y mi madre toma asiento una vez que ha terminado de dejar todo sobre la mesa.

Sharon y Maeve ya están completamente vestidas, cada una con su uniforme correspondiente de su trabajo.

Mis padres son dueños de una tienda de zapatería aquí en New York, ambos trabajan en ella y la administran, no puedo decir que seamos de las familias sobresalientes de New York pero la zapatería nos ha permitido sobrevivir en esta vida.

"Zapatería Bellerose", fue fundada por mis padres quienes comenzaron a trabajarla pocos meses después de casarse, llevan casados treinta años y se conocen desde que eran adolescentes, mismo tiempo en donde se encontraban ahorrando para sus planes futuros y lo lograron, formaron la familia que tanto deseaban y lograron tener su propio sustento.

—Buenos días, cariño —mi padre saluda con una sonrisa mientras deja su periódico en mano a un lado sobre la mesa.

Todos comenzamos a servir nuestro desayuno, mis hermanas hablan sobre sus trabajos y como van en estos mientras que yo me mantengo en silencio mientras como mi comida.

—¿Qué tal tú, Aurora? —la voz de mi padre me saca de mis pensamientos—. ¿Cómo vas en la emisora?

Doy una sonrisa mientras paso mi bocado, doy un sorbo al jugo en mi vaso y hablo finalmente.

—Bien —me ahorro los detalles de que estoy sirviendo cafés y llevando papeles de un lado a otro.

—¿Cuándo podremos escucharte en la radio? —Sharon pregunta mientras come sus panqueques.

Carraspeo.

—Bueno, soy nueva y recién egresada, es normal que aún no me permitan tener un programa para mí sola —respondo.

Siempre he soñado con conducir mi propio programa en la radio, tener una estación especial para mí y poder desenvolverme como mejor me plazca, siendo yo misma simplemente.

—Pero Amanda ya consiguió trabajo y tiene su propio programa —recalca Maeve—, ¿por qué tú no?

Amanda Fleming, es mi mejor amiga.

Toda mi familia me mira interrogante y solo me ahorro un suspiro cansado.

Mi familia cree que la carrera que elegí y estudié no es buena, creen que solo he perdido tiempo y que voy a fracasar.

Mi padre quería que estudiara moda y diseño para que creará mi propia línea de zapatos. Mi madre quería que estudiara literatura y mis hermanas siempre me vieron como la doctora en la familia ya que por un largo tiempo estudiar medicina fue mi primer opción, pero, al final de todo no elegí ninguna de esas carreras y terminé en comunicación y periodismo, cosa que a nadie en casa le agradó.

Mis hermanas han sido exitosas, tienen un trabajo estable, son buenas en lo que hacen, son el orgullo de mis padres tanto así que a veces siento que he decepcionado y fallado a la familia.




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