Aren.
Chicago.
Camino por el vestíbulo de uno de mis hoteles en Chicago mientras reviso mi celular.
La inauguración de uno de mis nuevos aeropuertos es hoy, llegué ayer con Aurora a Chicago y nos iremos mañana por la mañana.
Camino sin alejar la vista de la pantalla de mi celular y es hasta unos minutos después cuando la voz de una persona hace que mis pasos se detengan.
—¿Aren? —mi cuerpo se tensa ligeramente ante aquella voz que hace que apague mi celular mientras giro lentamente mirando a la mujer detrás de mí.
Mis ojos enfocan a Marena Marshall, su cabello castaño está atado en una coleta alta así como sus ojos avellana me miran. Comienza a sonreír, trae encima un elegante conjunto de falda y top por lo cual y conociendo su agenda seguramente debe ir a una entrevista.
—Marena —suelto en un susurro mientras la castaña se acerca.
—Vaya, no creí que te encontraría aquí —suelta una vez que queda frente a mí.
Es mi hotel.
—Trabajo —suelto levantando los hombros y guardando mis manos en los bolsillos de mi pantalón.
—También estoy aquí por trabajo —responde ella.
Mirarla de nuevo es raro, quiero decir, tenerla frente a frente conmigo lo es.
—Sí, escuché sobre tu nueva película —respondo recordando que en esa misma entrevista soltó mierda sobre mí—. Felicidades, seguramente será un éxito.
—Gracias —responde, su sonrisa se borra un poco. Intenta decir algo pero la llegada de una mujer más hace que sus palabras se callen.
—Lamento la demora —la voz de Aurora resuena mientras llega a mi lado, su característico aroma frutal invade mis fosas nasales, tanto así que me es imposible no girar a mirarla cuando se posa a mi lado.
Trae encima una falda circular en color rosa pastel, un suéter de lana en color azul pastel se pega a su torso y se faja por debajo de su falda, medias y en sus pies un par de zapatillas azules también. Su cabello rubio está suelto a excepción de dos mechones que se sostienen por detrás de su cabeza con un moño azul y que resalta entre su cabello rubio.
El gloss en sus labios resalta pequeños brillos y sus ojos verdes olivo resaltan con sus enormes pestañas negras, sus mejillas tienen un poco de color.
Los ojos de Aurora van hasta la mujer que seguramente sigue aún frente a ambos.
Aurora me mira y sonríe sumergiéndome en un pequeño trance que parece me arrastra cada vez más profundo.
Veo como también trae consigo un pequeño bolso azul y como en su otro brazo sostiene un par de carpetas.
—Marena Marshall —la voz de mi ex novia se escucha pero ni así dejo de mirar a Aurora quien solo aleja su mirada de mí para llevarla hacia la mujer frente a ambos.
—Aurora Bellerose —responde Fresita mientras la veo extender su mano, sin alternativa alguna termino girando la cabeza de nuevo para mirar a ambas mujeres quienes estrechan sus manos.
—Aurora, Marena —comienzo yo—. Marena, Aurora —sueltan sus manos—. Marena es una vieja amiga —sé que Aurora sabe perfectamente quién es pero se me hace de mal gusto presentarla como mi ex novia—. Aurora es mi prometida.
Veo como los ojos de Marena se muestran ciertamente sorprendidos aunque a esta altura ya no debería de ser un secreto mi compromiso con la rubia a mi lado.
—Escuché algo al respecto pero no imaginé que fuese cierto —responde la castaña.
—Bueno, éramos un poco reservados con el tema —Aurora responde con una sonrisa.
Marena mira a Aurora y después me mira a mí para después volver a mirar a la rubia.
Debe de pensar en todo lo que dijo en aquella entrevista sobre mí, que no quería compromisos y ahora mismo estoy aquí, comprometido con una rubia que parece salida de un cuento de hadas.
Por la boca muere el pez.
—Tenía entendido que eras su secretaria —suelta Marena.
—Lo soy —responde Aurora—. Sigo siendo su secretaria —enseña las carpetas en su brazo—, pero ahora soy también su prometida —muestra ahora el anillo en su dedo anular, mismo que le di hace algunos días. En ningún momento borra la sonrisa en su rostro.
Marena traga saliva, me mira y sonríe.
—Bueno, me alegro mucho por ti, Aren —nos mira—, por ambos.
—Muchas gracias —soltamos ambos al unísono, la acción me hace mirar a Aurora con una sonrisa, misma que se pinta también en su rostro.
Marena carraspea haciendo que la miremos una vez más.
—Tengo que irme —habla mirando el reloj en su muñeca—. Me alegro mucho de haberte visto, Aren —me mira y asiento—. Un placer conocerla, señorita Bellerose —mira ahora Aurora quien asiente también.
—El placer ha sido mío —responde la rubia.
Marena sonríe hacia ella, asiente y finalmente comienza a caminar alejándose de aquí.
Miro a Aurora y solo le hago un movimiento con la cabeza indicando la salida del hotel. Comienzo a caminar y me sigue.
—Sus sonrisas parecían ser sinceras —comienza Fresita a mi lado—. No luce como una mala persona.
—Jamás dije que lo fuera —respondo yo—. Pero eso no quita que lo que dijo sobre mí en televisión abierta fuese correcto.
Abro la puerta del hotel para que salga primero y una vez que lo hace camino de nuevo con ella.
—Todos cometemos errores —responde ella mientras caminamos al auto que espera por nosotros.
—Sí —respondo estando de acuerdo con ella—. Todos cometemos errores.
—Lo importante es aprender de esos errores —prosigue—. La vida es para equivocarse y aprender de eso.
La miro con una ceja elevada.
—Si después de equivocarte no aprendes nada entonces jamás vas a progresar —suelto yo y es ella quien asiente ahora.
—Exacto —responde—, por eso mismo estaba pensando que no hay necesidad de despedir a nadie de Russell por lo que dijeron sobre nuestro compromiso —me mira, sus ojos son dos perlas que intentan convencerme.
Editado: 02.05.2024