Aurora.
Ver a Cher yendo de un lado a otro hace que los nervios en mi interior se alteren. Verla dar órdenes de un lado a otro mientras hay gente moviéndose por doquier hace que los nervios que me había encargado de ocultar comiencen a hacerse presentes de nuevo.
Estamos en una mansión que rentó Cher para que me preparen junto a las damas de honor. Hay muchísimas más personas aquí que se encargaran de mis damas de honor y otras muchas tantas que se encargaran de mí.
Así mismo, Cher se encargó de que maquillistas, peinadores y más fueran con mi familia y con la familia de Aren.
Cher es demasiado perfeccionista, está encargándose de que todo esto salga perfecto y no puedo estar más agradecida con ella. Ha hecho que esta boda falsa esté resultando bastante bien.
El día de la boda ha llegado.
—¡Los vestidos de las damas están en la habitación de arriba! —grita Cher desesperada mientras una mujer mira mi cabello. Me habían hecho cientos de pruebas de peinado y maquillaje antes por lo cual nada ahora es complicado de elegir—. ¡¿Dónde demonios está la última dama?! —Cher sigue enloqueciendo. Puedo ver a tres de mis damas aquí—. ¡Alguien que me diga dónde demonios está Ariana Foster!
Se alejan de mí mientras veo como van a tomar el equipo necesario y me pongo de pie mientras suelto un suspiro lento. Es mucho estrés para una boda falsa y que solo durará seis meses.
¿Aren pensará lo mismo? Que esto es demasiado estresante para algo que terminará en menos tiempo del que seguramente todos creen.
¿Con él estará siendo el mismo estrés que es conmigo hoy?
Suelto un suspiro lento de nuevo y solo camino lentamente y en círculos mientras intento apaciguar las voces a mi alrededor.
Es hasta que mis ojos van a una mujer que acaba de llegar.
—¡Ariana! —mis pies se mueven en automático y corriendo hasta ella. Agradezco haber ajustado bien la bata blanca que llevo encima o de lo contrario ya hubiese caído de mi cuerpo.
—Hola —su voz se escucha. Mis brazos la envuelven y después de unos segundos está abrazándome también.
Cruzo mi brazo con el suyo y comienzo a encaminarnos a ambas para acercarnos al resto.
—Chicas, ya llegó la última dama de honor —mis nuevas amigas no dudan en girar a mirar a la castaña que me acompaña por el brazo—. Ariana Foster —señalo a la castaña a mi lado mientras la miro y noto como sus ojos verdes están sobre Selene—, ellas son: Leigh Turner, Faith Castle y Selene Hastings.
Las dos primeras se acercan a saludar mientras que Selene solo se mantiene en su sitio bebiendo champagne.
Cher se acerca, mira que finalmente están las cuatro damas aquí y aplaude haciendo que todos centren su vista en nosotros.
—¡Que inicie la transformación! —ordena en voz alta—. ¡Tomen a su dama y hagan su magia, gente!
Inmediatamente se acercan llevándose a las chicas y se acercan de la misma manera a mí llevándome hacia una enorme sala llena de ropa, zapatos y accesorios. Hay fácilmente veinte personas aquí con el uniforme de la empresa de Cher.
Me sientan en una enorme y cómoda silla de terciopelo y comienzan a trabajar en mi maquillaje, mi cabello, mi manicure e incluso pedicura. No digo nada, me relajo mientras dejo que hagan conmigo lo que quieran.
La música de Taylor Swift resuena en la sala haciendo que mi intento de relajación resulte satisfactorio. Tarareo las letras en mi cabeza y solo se encargan de prepararme para mi boda mientras Cher sigue gritando y ordenando a mis espaldas.
°
Las horas han corrido, no he podido ver a nadie aunque he escuchado ya que mis damas de honor están listas.
Miro mi reflejo frente al espejo. Después de horas estoy completamente lista para mi boda falsa.
Finalmente.
No dejo de mirarme.
Luzco fenomenal.
Luzco preciosa.
Mis ojos no dejan de recorrer mi reflejo y siento como una sonrisa se pinta en mis labios mientras me miro.
El manojo de nervios en mi estómago no cesa y de lo único que soy capaz es de pasar mis manos acariciando la tela de la enorme falda de mi vestido.
Un vestido blanco adorna mi cuerpo haciendo resaltar mi piel blanca, mi cabello rubio y mis ojos verdes.
Siento como las lágrimas llegan a mis ojos pero no desbordo ninguna para no arruinar mi maquillaje.
Esto es tan irreal, tan mágico.
Mi vestido consiste en un enorme vestido blanco en corte princesa. Como siempre lo soñé.
Sin mangas, con tirantes que se detienen sobre mis hombros. El escote es en corte corazón, y toda la parte de mi corsé está adornada con pequeñísimas piedras plateadas y finas que resaltan entre el color blanco de la tela de encaje, pequeñas perlas adornan de la misma manera y todo el borde del escote se encuentra decorado de pedrería plateada y perlas más grandes que resaltan mucho más, al igual que los tirantes del vestido que tienen un montón de perlas y encaje. La decoración del busto se encuentra en todo el borde del escote y baja por el centro de mis pechos llegando hasta la cintura en donde se da paso a la enorme falda que me hace sentir como una auténtica princesa.
Una enorme falda se abre alrededor de mí, enorme, abultada y jodidamente hermosa con la tela extremadamente brillosa que me hace resaltar con un brillo auténtico.
Brillo.
Resalto.
Soy un centro de atención y me encanta.
Adoro esto. El vestido es tan hermoso, tan único.
Fue hecho a la medida para mí.
Mi cabello rubio a pesar de encontrarse únicamente con algunas ondas perfectamente peinadas y arregladas que caen sobre mi espalda, resalta. Resalta gracias al color blanco que me viste por completo. Pero lo que termina de enloquecer todo es la corona en mi cabeza que grita poder a donde sea que me dirija.
Una enorme corona plateada y con finísimas piedras plateadas hace el contraste con mi cabello rubio, con mis ojos verdes y sobre todo con el enorme velo que al igual que el resto del vestido es blanco y con el mismo brillo que el resto de la tela. El velo blanco y largo cae sostenido de la corona y se desliza cayendo por encima de mi cabello hasta llegar al piso en donde se encargan de extenderlo.
Editado: 02.05.2024