— Oye, creo que será mejor que nos relajarnos todos —dijo Axel colocándose en medio de ambos.
— No entiendo —dijo Ian, evidentemente enfadado. — No es tu novia ni siquiera es tu amiga, por lo cual, ¿qué te importa? — preguntó mientras giraba a mirarme. — Tú eres la única que importa, solo tienes que decirme que no te vuelva a llamar princesa y nunca más lo volveré a hacer.
— Yo… — estaba tan impactada que no sabía que se supone que tenga que decir.
— Tu nada —intervino Luca rescatándome de esta situación. — A Fabi la dejan tranquila, y tú —señaló a Nadir. —No sé cuál es tu maldito problema y mucho menos sé porque estos días te comportas como un verdadero capullo, pero será mejor que te vayas relajando.
Nadir se acercó más hacia Luca hasta quedar a escasos centímetros, mirándose fijamente mientras los demás estaban en guardia, por si acaso.
— Ya basta chicos, por favor — pedí un poco asustada.
Segundos después Luca cogió mi mano y me condujo hasta la salida de la cocina, dirigiéndome hasta la planta superior.
— Vístete, te sacaré de esta casa o te volverás loca — dijo una vez entramos a la habitación.
— ¿Dónde vamos?
— A la casa grupal, hoy harán una fiesta y aprovecharé para presentarte —lo miré fijamente, notando lo tenso que estaba.
— No quiero ir, entiende que estoy harta de los gritos y de las peleas. Lo único que quiero es paz, y una fiesta en estos momentos ni la quiero ni la necesito. —Luca pasó sus manos por su cabello, estirando de ellos.
— Si lo dices por Nadir, no… — lo interrumpí, impidiéndole terminar con lo que iba a decir.
— Lo digo porque no conozco a Nadir pero tú mismo lo dijiste abajo, estos días se comporta raro, lo que significa que él no es así —me alejé un poco de él. — ¿Y si no me quiere aquí? yo no quiero incomodar ni molestar a nadie con mi presencia.
— Dudo que ese sea el motivo —dijo en voz baja, pero no tanto como para no oírlo.
— ¿Por qué dices eso?
— Por nada —cogió un poco de ropa y se dirigió a la puerta. —Vístete y ve abajo, yo me daré una ducha, y después de vestirme bajaré. El primero en acabar espera al otro —dicho esto se fue.
Después del mal momento que presencié, tenía que ir ahora a una fiesta que no me apetecía. Si es cierto que hace tiempo que no me divertía, pero justo hoy no estaba de humor, mucho menos con las malas vibras que había.
Lo que más me enfada era la actitud de Nadir, está bien cuando estamos solos, pero cuando aparecen más personas da un cambio drástico. Quiero decir ¿qué importa si alguien me dice “princesa”? ¿Dónde está el drama? Si yo no me he quejado, ¿por qué lo hace él?
Paul era tan como Nadir… odiaba que tuviera amigos, que estos me dijeran cosas bonitas, que me miraran… por eso me incomoda estar con cerca de Nadir, porque siento que aún no despierto de mi pesadilla.
En fin, al final terminé arreglándome lo más simple y rápido posible, con unos vaqueos y camiseta de tirantes, iba a ponerme sudadera, pero opté por no hacerlo. Al maquillaje le puse más empeño, para no acabar sintiéndome incomoda por las miradas y comentarios de los demás.
Tras terminar, me puse una chamarra de cuero, por el fresco, y me dirigí a la planta de abajo. Luca ya estaba ahí esperándome, al verme se levantó y prendimos camino.
No había que andar mucho, pero en el poco tiempo que nos llevó, no paré de repetirme a mí misma que no era para tanto y que todo saldría bien.
En el jardín se podía apreciar lo típico en una fiesta cuando se disfruta bien, gente bailando, gritando, borrachos, otros liándose, bebidas tiradas por todas partes… pues eso, lo normal. Lo peor es que creo que la fiesta acaba de empezar, por lo que aún quedaba una larga noche.
Yo seguí los pasos de Luca, el cual no hacía ni caso a su alrededor. Lo notaba raro ¿acaso seguía cabreado por lo que pasaba antes?
En el jardín trasero nos reunimos con los chicos, además de algunos más que se fueron presentando con el paso. Me parecieron bastante agradables, e incluso me dieron la bienvenida al club.
Axel se puso en el equipo de música y empezó a animar el ambiente, todos estaban bastante animados y para distraerme fui donde había una mesa llena de bebidas para servirme algo.
—Fabi —escuché decir a alguien detrás de mí y al girar me encontré con Ian. —Estás muy guapa.
— No mientas, voy horrible — dije mientras volvía girarme para servirme la copa. — Todo en mi es oscuro y sin una pizca de luz — dije refiriéndome a mi atuendo.
— Eso podría cambiar si tú quieres.
— No es tan fácil… — dije mientras tomaba un largo trago de mi bebida.
— Estás más hermosa sin maquillar. — dijo, volviendo a opinar. Quizás pretendía ser amable, pero comentando cosas de mi aspecto no era algo que me agradaba mucho.
— Si, pero el maquillaje por lo menos puede ayudarme a ocultar mis defectos e inseguridad. Si dejo a la vista mis hematomas, entonces todos podrán apreciar lo patética que soy.