— ¿A qué te refieres ahora Fabi? Hazlo fácil y vámonos —preguntó Luca, con tono cansado.
— Si vuelvo quiero sentirme cómoda ahí, o por lo menos intentarlo — respondí, susurrando lo último que dije. Si Luca insistía tanto, ¿entonces por qué no pedir algo a cambio? —Tengo dos peticiones.
— Veamos, pide por eso boquita gnomito —dijo él, cruzándose de brazos.
— Conocí una chica en el albergue — dije, refiriéndome a Eli, la chica que logró hacer más amenas estas semanas que estuvimos juntas. — Ella me ayudó mucho... tampoco tiene un lugar donde quedarse y...
— Listo — respondió interrumpiéndome. — Irá también con nosotros — dijo, pero esta vez me negaba a hacer caso a sus palabras, esta vez tendría que informar a todos.
— No, me niego a que pase lo mismo que la última vez, esta vez los avisarás — respondí, cruzándome de brazos yo también. — Y que yo te vea — recalqué.
Luca me miró sonriente y sin reclamar nada, sacó el móvil del bolsillo y marcó un número. Quería que los avisara porque esta vez quiero que las cosas se hagan bien.
— Hola Nadir — era obvio que llamaría a ese hipócrita... — Fabi regresará al club —Luca hizo una pausa escuchando lo que decía el otro. —Sí, pero pidió algo, quiere que recibamos a una chica que conoció en el albergue — volvió a esperar respuesta. — Bien, pues nos vemos en un rato.
Al colgar la llamada, lo miré arqueando las cejas, esperando una respuesta. Él me miró con una pequeña sonrisa.
— Listo ¿qué más? — preguntó él.
— No más mentiras, si vuelvo, no será como tu novia — si quiero empezar de cero, no será a raíz de un montón de mentiras. Es agotador estar hablando con alguien y no tener respuesta ¡porque todo es mentira!
— Hablamos de eso el primer día, es para cuidarte —dijo, borrando la sonrisa que adornaba su rostro, era evidente que no le había gustado esta petición.
— Cuídame como lo que eres, mi amigo.
— Está bien Fabi — suspiró cansado. — No más mentiras, ¿Ahora podemos irnos?
— Si... ahora podemos irnos —respondí no muy convencida, pero ya le había dado mi palabra. El lado positivo es que si decido irme, esta vez no hará falta esconderme.
Me asusta pensar que esta vez quizás sea peor, no tengo nada pensado, simplemente dejar pasar el tiempo, y que este mande.
Antes de irme con Luca, llamé a Eli, rezando porque me contestara, y por suerte así fue. Acordamos encontrarnos en la entrada de la discoteca en el que estábamos para ahí mismo contarle lo que estaba pasando. Espero que no se enfade y acepte venir conmigo.
Le comenté a Luca que iría con Eli en un taxi, pero este se negó rotundamente. Se ve que ya habló con Nadir y quedaron en llamar a alguien del club para que trajera un coche, donde iríamos y ya de paso, recogeríamos también nuestras cosas.
No podía evitar pensar en que nuevamente tendría a Nadir cara a cara y eso no me hacía gracia, lo vi hacer rato, pero en ese momento no me importó verlo, pues creí que después de hoy no lo volvería a ver.
Un nudo se instaló en mi pecho, estaba muy nerviosa. Sabía que la sensación era de odio hacia él, pero extrañamente sentía algo más que no sabría explicar con palabras.
En pocos minutos volvimos a estar en la puerta de la discoteca esperando a Eli y a Nadir
Luca se echó a un lado para hablar por teléfono, mientras que yo solo podía andar de un lado a otro intentando tranquilizarme.
— ¡Fabi! —escuché una voz llamando tras de mí. Al girar pude encontrarme con una preocupada Elisabeth, la cual se acercaba apresurada. — Te estuve buscando como loca —dijo una vez estuvo parada frente a mí. — ¿Se puede saber dónde estabas?
— Eli... — espero que no me rechace, necesitaba por lo menos una amiga en ese lugar para que todo fuera más ameno. — Estuve con Luca — dije señalando con la cabeza donde estaba este parado.
— Luca... ¿Quién es Luca? —preguntó desorientada, y ahí caí en que nunca le hablé de él.
— Un amigo, un muy amigo — recalqué.
— Ay bueno... pero haberme avisado, llegué a pensar que te había pasado algo malo — por su forma de hablar se notaba que aún había algo de alcohol en su cuerpo, pero no parece algo muy fuerte.
— Luca me pidió que volviera con él al club — me apresuré a decir. Es mejor soltarlo de una, o eso creo.
— ¿Entonces te vas? — preguntó algo apenada.
— En realidad... —no sabía por dónde empezar, ¿cómo se lo pediría? —En realidad la idea es irnos las dos.
— ¿Las dos? —preguntó dudosa, corroborando lo que le dije, a lo que yo simplemente asentí. — No entiendo, ¿cómo que las dos?—volvió a preguntar.
Sé que tuve que haber hablado con Eli antes de pedir irnos las dos juntas, al igual que sé que la estoy poniendo en un compromiso. El lado positivo es que solo sería por un tiempo y si ella llega a decidir irse antes, yo me iría con ella.
No quiero presionarla a hacer nada que no quiera, pero de verdad deseo que acepte.
— Estás en todo tu derecho de negarte — aunque era algo obvio, quise recalcarlo para que no se viera en el apuro de decir que sí si no quería. — Pero agradecería si aceptas y vienes conmigo — también quise aclarar tal cosa, por si colaba.
— Pero Fabi, ¿yo que pinto ahí?
— Eso mismo me pregunto yo ¿Qué pinto yo ahí? — pregunté con media sonrisa. Acudí a ellos en un momento de desesperación, me ayudaron como pudieron, pero nunca llegué a sentir que encajaba en ese lugar. — Será por un tiempo, no pagaremos nada y cuando queramos irnos, nos vamos y ya. Además, los chicos son buenos muchachos, aunque al principio puede que impongan un poco —dije recordando la primera vez que vi a Nadir, por ejemplo.
— Si todo es tan bueno, ¿entonces por qué te fuiste? — preguntó, dejándome muda.
Si yo le cuento sobre Nadir, seguramente la espante y ya entonces de verdad que no habría manera de convencerla.
— Yo... tenía muchos problemas encima y bueno, simplemente me sentía mal y... me fui —era cierto, pero no del todo.