Familia de Alquiler

CAPÍTULO 4

Semana 1 - Días 3 y 4

Elizabeth

Comencé a ver con otros ojos al doctor Turner. Ya no lo consideraba altanero, aunque sí malhumorado. ¡¿Y quién no?! ¡A punto de comprometerse! ¡Increíble! ¡Y con un amigo!

El pobre era un hombre herido que perdió por completo la fe en las relaciones humanas.

Lo que más me apenaba era que hubiera querido ser padre y le estropearan la posibilidad. Probablemente sería un buen padre, porque adoraba a los niños.

Por un momento pensé que mi caso tal vez fuera peor, porque yo tenía un hijo al que le heredé una familia rota, pero yo tenía una amiga de oro, en cambio él hasta eso había perdido.

“¡Cómo se sufre a ambos lados de las clases sociales!”, decía Arjona, y pensé ¡cuánta razón tenía!

Con mi jefe éramos socios en la desgracia.

* * *

Al escuchar los golpes suaves en la puerta, miré a Leah intrigada.

—Qué raro. No espero a nadie.

Abrí y me encontré con el doctor Turner, con una botella de vino en la mano y una sonrisa en su rostro.

Lo miré sorprendida sin moverme de la puerta.

—¿Estás ocupada?

—Estoy con una amiga a punto de ver una película. No sabía que hoy seguíamos…

—La verdad es que no lo hablamos, pero… puedo ver la película con ustedes -sugirió él, invitándose con elegancia.

Lo dejé pasar y le presenté a Leah.

—No me dijiste que hoy trabajan, Lizzy, me voy -dijo mi amiga.

—¡No, Leah! El doctor se sumará a la noche de películas de chicas -dije provocando la risa general.

—¿Y Noah? -preguntó él.

—Con mi hermano. Lo lleva todos los sábados. Mañana regresa.

Él asintió con la cabeza, obviamente analizando mis hábitos.

—Por si se termina tu vino -me dijo entregándome la botella que traía y acomodándose luego en el sofá-. ¿Qué van a ver?

—Película de chicas -respondió Leah-, pero podemos elegir otra que te guste.

—No, no. Vean la que habían elegido.

Rebel Moon -informó Leah-. Dicen que está malísima pero mi amiga quiere ver el físico de Charlie Hunnam. Imagínate -agregó mirando a Shaun- con cuatro años de abstinencia… ¡yo hoy no duermo con ella!

—¡¡¡Leah!!! -exclamé con las mejillas encendidas.

Por el rabillo del ojo vi a Shaun mirándome con los ojos desorbitados y una enorme sonrisa.

—¡Pero si es cierto! -se defendió ella, satisfecha por haber revelado mi intimidad con propósitos maliciosos.

El resto de la noche no me pude concentrar en la película, ni en el guapo actor de 44 años que estaba para morirse. Tal fue la vergüenza que me hizo pasar quien decía ser mi amiga.

Al terminar la película sobrevinieron los comentarios.

—¡Malísima! -dijo Leah.

—Pero guapo el actor -comentó Shaun riendo en complicidad con mi amiga.

Yo me llamé al silencio. Más tarde tendría una seria conversación con ella.

—¿Te gustan los hombres, Shaun? -preguntó Leah.

Su pregunta me avergonzó más aún porque, en realidad, no lo había pensado, pero era posible. Tal vez por eso él no volvió a tener novia y estaba reprimiendo su identidad, por lo que la pregunta de mi amiga podría haberlo incomodado.

—Por ahora me gustan las mujeres -respondió él-, no sé más adelante.

—Ah, está bien. Acá respetamos a todos y dejamos ser.

—Menos a mí. Mi amiga nunca me deja ser -comenté para distender.

—Yo sólo digo que no dormiré contigo. Lo que hagas con tu vida sexual es tu decisión. Igual te querré siempre -agregó levantándose del sillón y viniendo a mí para darme un abrazo, a lo que yo respondí con un almohadonazo.

Shaun se rió de buena gana y luego se levantó para marcharse.

—Pórtense bien esta noche, chicas -dijo a modo de despedida, y se marchó.

Apenas escuchamos el coche alejarse, Leah me dijo:

—¡Está de infarto!

Me reí por la ocurrencia.

—Es guapo, sí.

—¡Guapo es poco, Lizzy! ¿Por qué no lo conquistas?

—El trato no es ése. Además de que él no quiere compromisos porque desconfía de todo el mundo, yo no quiero complicarme la vida ni complicársela a Noah. No te olvides que todos los hombres son iguales: están en el planeta para arruinarnos la vida. Por otra parte, ¿por qué supones que yo podría conquistarlo? No soy de su clase.

—Justamente por eso.

—No funciona así, Leah. Las personas buscan a su igual.

—Excusas -dijo mi amiga disponiéndose a buscar su pijama-. Y sí dormiré contigo esta noche, total ni viste la película. Tenías al rubio de infarto sentado cerca.




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