Semana 3 - Día 19
Elizabeth
Estaba ayudando a vestirse a Noah cuando llegó Scarlett.
—Ponte cómoda -le dije invitándola a sentarse en la sala-. Iré a cambiarme de ropa y enseguida estaré contigo.
Cuando regresé a la sala, los dos estaban conversando animadamente.
—¡Es hermoso tu hijo!
—Gracias -le respondí con una sonrisa-. Es un niño bueno.
—Y muy inteligente.
Su comentario me llenó de orgullo. Ella comenzó a caerme mejor aún que antes.
—Ve a hacer la tarea, Noah; mamá tiene que conversar con Scarlett.
Mi hijo, obediente, se marchó a su cuarto.
—Preparo el café y estoy contigo -le dije a Scarlett, pero ella me siguió a la cocina.
—Ya sabes por qué estoy aquí, ¿verdad, Elizabeth?
—Lo imagino. Amas a tu hermano y quieres saber si soy una estafadora.
—Me sorprendes -dijo levantando las cejas-, pero es cierto; discúlpame, a mi familia le importa que Shaun no vuelva a salir lastimado.
—No te disculpes, te comprendo, yo haría lo mismo. La diferencia entre tú y yo, probablemente sea que yo, a tu edad, era más crédula.
››Dime qué quieres saber de mí.
—¿Por qué aceptaste un trato tan descabellado?
—Me lo pregunto a diario -respondí señalándole una silla de la cocina para que se sentara y poniendo el pocillo de café frente a ella- y siempre me respondo que fue una de las decisiones más absurdas que tomé en mi vida, después de la de casarme con mi ex-esposo, por supuesto.
Ambas sonreímos, y yo continué:
—Creo que me dejé tentar por dos razones. Su oferta de aportar al fondo universitario de Noah me pareció muy atractiva, y también parecía que el asunto era muy importante para él. Por otra parte, tu hermano siempre se había comportado como una persona correcta, por lo que pensé que no tenía nada que temer. Él no es un hombre abusivo, aunque sí un poco malhumorado.
—¡Eso es cierto! -dijo ella riendo.
Yo le sonreí también, aguardando su próxima pregunta.
—¿No temes que tu hijo salga afectado?
—Sí. No quería que Noah estuviera presente en nuestras reuniones para que no se encariñe con el doctor, pero creo que no pude evitarlo, y eso me preocupa.
—¿Qué pasó con tu ex-esposo?
—Ese asunto es privado, Scarlett, sólo puedo decirte que me divorcié por infidelidad.
—¿Pretendes continuar en contacto con mi hermano?
—Es mi obligación. Trabajo con él.
—Sí, pero me refiero al contacto extra.
—No lo creo. Tu hermano no pertenece a mi mundo. Yo soy “clase trabajadora".
—Nosotros también.
—Sí, pero ustedes son “otra clase trabajadora”. Los círculos que tu hermano frecuenta no son los míos. Nuestros hábitos seguramente le resultan aburridos, sólo que es muy educado para decirlo.
—Shaun no frecuenta ningún círculo, su vida es el trabajo -dijo con un dejo de tristeza-. Lo lastimaron mucho, ¿sabes?
—Lo sé.
—¿Te contó? Debe confiar mucho en ti porque no habla con nadie de eso.
—Fue parte de nuestras pláticas. Yo también le conté sobre mi esposo.
—¿Sabes que Craig fue su amigo desde la infancia? Y la innombrable fue su única novia; estuvieron juntos desde la preparatoria y se casarían cuando ambos terminaran la carrera. Los dos le arruinaron la vida.
—Sí, hay personas que pasan por nuestra vida sólo para arruinarnos.
Ella me miró con intensidad, como queriendo leer en mi rostro mi historia. Luego sonrió y se puso de pie.
—Muchas gracias por el café, Elizabeth. Te dejaré descansar. Y mil disculpas por el interrogatorio.
—No te preocupes, comprendo.
—¿Puedo despedirme de Noah?
—Por supuesto.
Llamé a mi hijo para que se despidiera y él, como todo un caballerito, le dio un beso y la dejó encantada.
—¿Quién era esa señora, mami? -me dijo luego de que Scarlett se marchara.
—La hermana del doctor Turner, mi cielo.
—Con razón es tan buenita.
Sólo le sonreí a mi hijo, aunque mi corazón se estrujaba de miedo.
—Extraño al doctor Turner -me dijo pensativo-. ¿Cuándo va a venir a visitarme?
—No lo sé, cariño -dije sintiéndome horrible.
—Le puedes decir que me duele la panza.
—Noah, no está bien mentir.
Hizo un mohín y se marchó a su cuarto.
* * *
—Te veo preocupada. ¿Te molestó mucho Scarlett? -me preguntó Shaun cuando llegó esa noche.
—No, en absoluto. Comprendo la preocupación de tu familia; nuestro trato es extraño. Mi familia reaccionaría de la misma manera si lo supiera.