Ahora hay paz en la Tierra. No hay hambre ni guerra. Solo paz. Pero ya no es nuestro mundo. Fuimos invadidos por una raza alienígena que vino desde el espacio exterior para “eliminarnos”, ya que, desde sus puntos de vista, éramos demasiado violentos. Son llamados almas, criaturas con formas de ciempiés que se acomodan dentro del cuerpo humano, que son los huéspedes. Tienen una líder, la Buscadora. Quedamos pocos humanos, que estamos huyendo. Porque yo quiero ser libre, y me niego a desaparecer.
Ahora convivo con unos cuantos humanos, entre los que están mi mejor amiga Iris. Nos conocemos desde que éramos niñas y también es una de las rebeldes. El que no sé si todavía es humano es Leo, el chico del que he estado enamorada desde los diecisiete años (ahora tengo veintidós). Él se fue de expedición para ver si había más humanos hace algunas semanas, pero no ha vuelto desde entonces. Es alto, mide 1,80¸tiene el pelo castaño rizado y los ojos azules, y es un chico amable y encantador. Es una de esas personas que te ayudarían sin pensarlo en caso de que necesitaras algo. Aunque claro, ya no sé si sigue vivo o las almas han acabado con él…bueno, de lo que es él. Sin embargo, Iris tiene el presentimiento de que está vivo.