Fantasma De La Noche

Capítulo 1 – El Café de la Lluvia

La ciudad parecía más lenta esa tarde. Una llovizna fina cubría las veredas y hacía brillar las luces de los autos como si fueran pequeños faroles en movimiento.
Ayelén apretó el paso, esquivando charcos mientras sostenía su paraguas. Sentía el corazón acelerado: era su primera cita a ciegas.

Llegó al café de la esquina, un lugar pequeño pero acogedor, con paredes de ladrillo a la vista y el aroma a café recién molido impregnando el aire.
Sacudió el paraguas en la puerta y entró.

El calor del lugar le devolvió el aliento. Buscó con la mirada, esperando ver a alguien levantando la mano, sonriendo.
Nada.

Suspiró y eligió una mesa junto a la ventana. Revisó su celular: ningún mensaje. Pidió un capuchino y trató de calmar la ansiedad.

La campanita de la puerta sonó de nuevo.
Un hombre entró, alto, de hombros anchos, con el pelo oscuro pegado a la frente por la lluvia. Llevaba una campera negra y parecía algo perdido.

Se miraron por un instante.
Él se acercó.

—¿Ayelén? —preguntó, con voz grave.

Ella parpadeó.
—Sí… ¿vos sos Martín?

Él se rió suavemente y negó con la cabeza.
—No, soy David.

Hubo un silencio corto, incómodo, hasta que ambos rieron.

—Creo que nuestras citas nos dejaron plantados —dijo ella, divertida.
—Parece que sí. —David miró la silla vacía frente a ella—. ¿Te molesta si me siento?

Ayelén dudó un segundo, pero su sonrisa apareció antes que su respuesta.
—Supongo que no.

Pidió un café negro.
Comenzaron a charlar, primero sobre el clima, luego sobre la ciudad y sus lugares favoritos. Descubrieron que compartían gustos parecidos: amaban el cine clásico, detestaban la pizza con ananá y les gustaba caminar bajo la lluvia.

Cuando se dieron cuenta, la tarde se había ido.
Las luces del café ya estaban encendidas y el lugar casi vacío.

—Esto fue… raro —dijo Ayelén, con una risa nerviosa—. Vine a conocer a un desconocido y terminé conociendo a otro.
—Quizá era el desconocido correcto —respondió David, sonriendo de lado.

Ella lo miró unos segundos más de lo necesario.
Por primera vez en mucho tiempo sintió que algo nuevo empezaba a latir en su pecho.

Afuera la lluvia había parado.
El cielo parecía abrirse para ellos.



#5265 en Novela romántica

En el texto hay: amor familia lealtad

Editado: 18.09.2025

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