Fantasmita

11. Ya Solo Quedan Canas.

-El odioso muñeco...

-Ese destruye hogares, muñeco horrible.

Fue el que me quito la atención de mi papá por ese muñeco... Es el culpable de todo.

Y ahora quiere que lo toque..

Que le pasa a mi papá. Yo odio a ese muñeco. Y el quiere que juegue con él.

Estoy sentadito en una esquina haciendo un berrinche. (Estoy muertito, pero sigo siendo un bebe)

La cosinera se acerca y habla con migo.

-Hijo, mijito, querido niño mío.

Bueno en ese tono si la escucho y empieza a decir, no casi a suplicar.

-Porfavor mi niñito, tu papá lo nesecita, corazonito habla con tu papá.

-Hazlo por mi si.... mi niño.

Suavemente y con recelo me acerco a esa cosa y lo toco. 

El horrible muñeco dice lo que yo no puedo. Lo toco.

-Hola papá.

Dice el muñeco y el se asusta y yo también, entonces empieza a hablar.

-Hijo, que paso por que continuas aquí.

-Por ti papá y por mamá para que no estuvieran solos.

-Habla la cosinera no, no, mi corazón debe haber algo que te mantenga atado a este mundo.

-Papá nunca quise que te encerras y dejaras de vivir por mi, retoma tu vida sigue adelante. VIVE, VIVE, PAPÁ. 

Eran las palabras en mi mente, no le podía decir la verdad que lo culpaba a él y mamá por no cuidar de mi por ser un estorbo en sus vidas.

Papá lloró mucho, luego de un rato se tranquilizo y pudo hablar.

-Mi pequeño angelito perdóname por no cuidarte, perdóname no estar más atento de ti. Mi amor eres lo más importante en mi vida.

-Perdón por no saber demostrarlo.

-Papi.... decía el muñeco el cual ya no odiaba tanto.

Papá se recostó junto al muñeco  y lloró bastante hasta quedarse dormido.

-Mami, Mami, llegó mami.

Gritaba el muñeco despertando a papá. 

-Viniste, dijo papá al verla.

-Aquí estoy.

Pero que paso con mi mamá tiene arrugas y está tan delgada, su cabello ya no brilla y no tiene color.

-Hola, mamá dice el horrible muñeco.

-Como estas.

Mami se echa a llorar al lado del muñeco y se pone muy nerviosa.

Empieza a comportarse extraño, no cree que soy yo que es mi voz.

La cosinera le trae una bebida y ella se tranquiliza.

-Bebe, Charlie, hijo mío eres tu.

 

 

 

 

 

 




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