Es un nuevo día, siento un tumulto de emociones que debería iniciar por procesar. Me siento un instante en el borde de la cama, como si estuviera tratando de buscar la respuesta en algún lado de mi habitación. Tuve sueños extraños, había muchas voces, caras retorcidas que caminaban conmigo constantemente, me susurraban palabras al oído y yo solo quería suprimirlas, aunque era inútil; muchas de ellas parecían ser como yo, versiones distintas, deformadas, con cualidades oscuras, con frases peculiares. Aprieto los ojos con mucha presión para tratar de anular aquellos pensamientos; francamente ha sido inútil, siento que mientras lo hago me empieza a doler la cabeza.
—Hola. ¿Vecina, ocurre algo?
—AAAHH. —Grito con todas mis fuerzas; no me había dado cuenta de que mi vecino estaba del otro lado preocupado. Ignoro el tiempo que pude haber tenido gritando.
—Sí, todo bien, solo me di... Un pequeño golpe, si eso; tranquilo, no pasa nada. -Mentí del modo más descarado posible, pero al final sí se lo creyó —comentó un "esta bien'' con desdén pero ya se alejó de mi morada.
Me tiré en la cama de golpe; necesitaba salir de aquí. Como si fuera por arte de magia, el nombre de Eban golpeó en un instante mi mente. Eso es, aunque sabía que tenía que responderle, me desilusionó un poco que él no me hubiera escrito. Pese a eso, aun así me animé a hablarle primero. Girando en la cama en busca de mi celular, lo alcancé y me dispuse a hablarle, aprovechando un poco el toque de euforia que tenía; si no aprovechaba este momento, posiblemente no le hable o se me olvide.
—Holaaa. Buenooos díaaaas, casi tardeees. -Se lo envié acompañado de una emoticono coqueto. Creo que me pase un poco de euforia pero no importa.
—Hola, pensé que no querías hablarme.
—Nada de eso, lamento haberte hecho creer eso, no fue así, que tal si planeamos vernos, reanudamos la conversación donde la habíamos dejado, ¿te parece bien?. -Creo que fui un tanto lanzada por no decir mucho, espero que este comportamiento no lo asuste.
Pasaron unos minutos antes de que él decida responderme; creo que se está haciendo el de rogar. Me calmaré, no seré impulsiva, espero... Observo la pantalla y aparece el típico escribiendo. Ay, por fin, me digo a mis adentros.
—Esta bien mi amor, ¿qué día estas disponible? para que no te arrepientas o no me vayas a dejar plantado. -Sonrió al ver el mensaje me dijo mi amor, pensé que aun estaba molesto, acompañado de una emoticono riendo y de otro en forma de travieso.
—Está estupendo, cariño te parece si vamos a un parque que esta cerca, un punto medio para los dos, seria lo correcto ir a un lugar abierto y así sentirnos más cómodos para conversar y todo con tal de conocernos es la primera vez que nos veremos en persona ¿si me entiendes lo que te digo verdad.? -Creo que explique de más y que es eso de cariño, bueno tampoco no es como que hace poco que ya vamos hablando son casi dos meses, digo a mis adentros para frenar mis pensamientos destructivos y castigadores.
—Muy bien, mi reina, estaré puntual allí, loco por verte y ver esa mujer tan hermosa que me ha cautivado desde el primer momento, esa chica tan espectacular que me ha quitado el sueño. -Ahora sí estoy sonriendo como estúpida, es maravilloso; abrazo el celular y lo aprieto con fuerza a mi pecho como si se tratara de un abrazo que él mismo me daría.
De momento mi cuerpo se empieza a poner raro. Estoy en un estado muy grande de agitación, como si se tratase de un paro cardíaco; no sé identificarlo bien, se siente extraño y, como es normal en mí, buscaré de qué se trata porque con las dudas no moriré, eso sí que no, jamás, digo sonriendo, tecleando en el buscador: ¿Por qué el amor se siente confuso?
No sé por qué me nació hacer esa pregunta, pero intuyo que tiene algo que ver con mi estado actual; ya veremos sobre la marcha. Mientras carga la página, encuentro un artículo. Es del año 2019, BCC, lo más seguro un canal de noticias, genial, leo detenidamente.
Cualquiera que se haya enamorado reconoce las sensaciones: el corazón palpita fuertemente y a toda velocidad, la respiración se acelera, las palmas de nuestras manos se humedecen.
Si la presencia de alguien te genera esto, seguramente lo atribuyas a la enorme atracción que sientes por esa persona. Incluso es muy posible que lo llames amor. Sin embargo, podrías estar muy equivocado o equivocada. De hecho, quizás lo que realmente estés experimentando es miedo, ansiedad o estrés.
Mira qué cosas, menuda sorpresa, déjame ver qué más dice.
Pues resulta que, como descubrió el psicólogo social Stanley Schachter en la década de 1960, las emociones no son tan espontáneas ni tan claras como uno cree. Según Schachter, son dos los factores que las determinan: primero hay una excitación psicológica y luego está la etiqueta que le damos a ese sentimiento. Esto segundo lo definimos según el contexto en el que estemos. Y a veces, nuestro sistema de etiquetado falla, algo que Schachter llamó "atribución errónea de la excitación". Entonces, esas sensaciones que tú atribuyes a estar enamorado en realidad podrían tener otro origen muy diferente.
Distintas investigaciones a lo largo de los años han mostrado que el fenómeno de la atribución errónea de la excitación no solo afecta nuestros sentimientos de atracción y amor sino a toda una gama de emociones: el enojo, la euforia, el humor, el miedo, la incomodidad y el erotismo. Existe una explicación biológica detrás de esta confusión. Y es que si bien estar enamorado o sentir miedo o ansiedad son estados casi opuestos -uno nos puede hacer sentir muy bien y el otro muy mal- paradójicamente los cambios fisiológicos que provocan en nuestro cuerpo son muy similares. Cuando nos sentimos amenazados o estresados se activa nuestro sistema nervioso simpático, la parte del sistema nervioso encargado de definir si debemos luchar o escapar.
#5636 en Novela romántica
#475 en Joven Adulto
drama suspenso romance accion, drama, amor celos ruptura deseo erotismo
Editado: 22.02.2025