Esa noche , no sólo murió un hombre . Fue enterrado el corazón de mi madre , y en su lugar , nació un frío propósito que , años después , me traería a mi al mundo.
Durante meses , mi madre fue poco más que un alma errante. La ira y su dolor se disputaban su interior , mientras planeaba si huida con la meticulosidad que una vez que uso para las estrategias del clan . No era una fuga impulsiva , sino el primer movimiento táctico de su venganza . Cuando estuvo lista , desapareció sin dejar rastros , como si la tierra se la hubiese tragado . Cambio su identidad , enterrando a la heredera yakusa bajo el nombre de Kaede Kurogane . Kurogane , que significa "acero negro" , un apellido que elegía como un juramento silencio: sería fuerte, oscura e indestructible. Juro que si clan se arrepentiría de todo incluso su padre .
Si viaje la llevo hasta la otra punta del mundo ,a Chile , un país de geografía dramática y rostros anónimos que no preguntan por pasados sangriento. Llegó exhausta , con el cuerpo y el alma al límite , y se desplomó en las frías calles adoquinadas de Valparaíso . Despertó en un hospital blanco y estéril , donde el diagnóstico fue su segunda bomba vital : está embarazada de dos meses , y era un embarazo de alto riesgo que requería reposo absoluto.
La noticia, en lugar de abrumarla , le devolvió un atisbo de propósito . En su vientre latía no sólo su hijo , sino una razón para vivir , para luchar , para proteger. El futuro , que creía muerto con su amado , renacía en ella.
El Dr. Mateo Álvarez, su médico de cabecera , era un hombre de una calma patagónica y una empatía que no necesitaba de palabras grandilocuentes . Durante las largas semanas de ingreso , una confianza poco común se fue tejiendo entre ellos . No fue una confesión abrupta , sino un goteo lento y doloroso . Ella no le contó "todo" de una vez ; fueron fragmentos de verdades que surgían en la quietud de la noche , entre chequeos rutinarios : la sombra de una familia poderosa, un amor prohibido , una perdida desgarradora. Mateo no la juzgó , la escucho, y en sus ojos ella no vio lastima , sino un respeto profundo por su resiliencia.
Yo nací antes de lo previsto , un luchador desde el primer aliento . En el frágil milagro de la vida , ellos encontraron la fuerza para aferrarse al suyo . Lo suyo no fue flechazo , sino la construcción lenta de un refugio murió entre dos personas marcadas por la dureza del mundo . Decidieron darse una oportunidad , uniendo su destino no con una pasión incandescente , sino con la promesa serena de un hogar .
Se casaron en una ceremonia íntima , y yo , el hijo que unió sus vidas , me converti en Alan Álvarez. Pero llevo conmigo , como un susurro secreto , la sangre y el hierro de mi madre . Soy Alan Álvarez Kurogane . Y la deuda de sangre que mi abuelo contrajo aquella noche aún espera ser cobrada .
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hay como experincias ya vividas, hay de todo un poco, hay drama
Editado: 26.11.2025