Farewell

Despedida

6to Reto Literario de Mundo Yuri: El amor en pocas palabras

Género: Romance/Drama/GL

Original

Pareja: Alexis & Jessica

Nivel avanzado del reto

Palabras: 2,420 –OS-

Notas: Este escrito fue realizado para el reto de Mundo Yuri. Últimamente tengo ganas de escribir cosas dramáticas, espero que algún lector se suba conmigo en este carrusel de emociones. Farewell significa despedida.

 

FAREWELL

[Estaba acostumbrada a perder todo en mi vida, así que… ¿cuán difícil podría ser decirle adiós a Jess?]

El amor es algo tan interesante si lo analizas con detenimiento, una persona no puede medirlo con algún instrumento y debes creerle a alguien más cuando dice que su amor por ti es inmenso. El amor es una apuesta en la que la mayoría de las personas terminan perdiendo, entonces… ¿por qué seguimos apostando por algo tan incierto? Yo nunca había creído en las palabras dulces de otra persona, estaba acostumbrada a ver el amor desde un aspecto retorcido, no me daba miedo el concepto en sí mismo, pero no me causaba intriga alguna.

¿Qué tenía de especial crear una unión con alguien más? Estaba acostumbrada a estar sola y valerme por mí misma. Al final de mis días, en la única en la que podía confiar era en mí, ¿no? Las personas te apreciaban por instantes y después como un juguete usado te desechaban sin cavilaciones. Yo estaba acostumbrada a ser lanzada al basurero y a que me recogieran cuando me veían linda, pero al final terminaba siendo una muñeca harapienta a los ojos de cualquier dueño. Estaba harta de esas miradas llenas de mentiras y compasión, ¿por qué necesitaba a otros para sobrevivir? Desde pequeña comprendí que en esta oscura vida no se debía confiar en ninguna acción buena porque todos buscaban una recompensa tarde o temprano.

Mis padres fueron los primeros en enseñarme esta valiosa lección. El vagabundo de mi padre nos dejó cuando obtuvo lo que quería de mi madre y ella me abandonó con sus parientes cuando tuvo la oportunidad de escapar, en la vida existía la gente astuta y los que se dejaban engañar, mi madre era muy inteligente cuando se trataba de evadir responsabilidades. Así fue como empecé a brincar de casa en casa. Las personas podían tener sus diferentes personalidades y opiniones, pero había algo en común en todas ellas: su amabilidad era falsa.

Me hice una experta en identificar esa mirada de lástima y compasión ficticia. Yo podría ser una pequeña niña incapaz de mantenerse a sí misma, pero sabía engatusar a aquellos que se auto complacían con la idea de que eran mis salvadores. Mi único salvavidas era yo misma. Cuando fui lo suficientemente fuerte, aprendí a conseguir mi propio dinero y me mudé en cuanto pude.

Vivir sola fue un infierno, aprender a cocinar algo decente y pagar facturas fue una tortura que jamás creí posible hasta que la experimenté en carne propia. La universidad se quedó como un sueño lejano que solo era posible cuando cerraba los ojos al dormir, quizá esa fantasía se cumpliría algún día, pero en ese entonces era imposible.

Una persona tan retorcida como yo jamás comprendería ese amor de novela que profesaban todas las personas que se acercaban a declarar su amor. Recibí miles de obsequios, cartas, canciones e inclusive poemas que miré con desinterés. No es que yo les odiara, pero no podía entenderles.

Yo no quería amar, no deseaba involucrarme en algo que conllevara compromisos, ¿por qué iniciar algo que terminaría en algún punto?

«Luces cansada, este va por cuenta de la casa»

Aquellas palabras tan dulces aún las recordaba, fue nuestro primer encuentro y la coincidencia más rara de esta montaña rusa de emociones. Jess siempre fue y ha sido un misterio para mí, una chica de sonrisa fácil y cuerpo pequeño que lucía como una niña de primaria cuando se paraba a mi lado. Una taza de café fue depositada en la mesa de esa cafetería y observé la crema que creaba una figura de corazón, esto resultaba gracioso por decirlo de alguna extraña forma.

Yo detestaba el café endulzante, prefería beberlo negro, quizá porque me recordaba a que la vida era así, difícil de tragar, pero en esa ocasión lo bebí con tanta facilidad que me preocupé de que mis papilas gustativas hubieran muerto.

En este momento estoy sentada en aquella cafetería donde conocí a Jess y espero la sentencia final de nuestra relación, ¿cómo terminamos juntas? No lo sé, podría nombrarlo como un impulso del momento o mi necesidad de probar un poco de normalidad, de cualquier forma, terminé aceptándola.

Han pasado cuatro años desde entonces y siempre tuve en mente que este noviazgo tendría un final. Hoy es el día perfecto para terminar, luce exactamente igual al día en que la conocí. Hace tanto frío como aquel día donde me regaló ese café tan dulce y de algún modo, me siento tan cansada como en ese entonces.

Escucho la campanilla del local y levanto el rostro para observar a Jess con una mirada resignada, veo la tristeza reflejada en esos ojos azules, le sonríe a la nueva mesera y se acerca a nuestra mesa, nos miramos fijamente y con una señal de mi mano le pido que se siente.



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En el texto hay: amor y tristeza, lesbianas

Editado: 09.09.2021

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