Farmachip

Capítulo XVII - Planeando la huída

Miércoles, 9 noviembre de 2022
Sala de reuniones — 9.00 de la mañana

Esa mañana, Sophy pidió a Emilio permiso para abrir la reunión. Después de descubrirse el día anterior su secreto, parecía que hubiese renacido. A pesar de que apenas había dormido unos minutos durante la noche, su cara no mostraba cansancio. Todo lo contrario, todo su ser transmitía energía. Sophy era consciente de la situación tan complicada en la que se encontraban y tenía claro que debían actuar con rapidez. Su personalidad, fuerte y luchadora, no le permitía perder ni un segundo de su tiempo con miedos ni lamentaciones.

—Adelante, Sophy —contestó con cierta dificultad Emilio, debido al efecto del ansiolítico que había tomado para dormir.

—Creo que es vital que empecemos, desde ahora mismo, a establecer una lista de tareas para encontrar la forma de salir de aquí — dijo la informática con un tono de voz firme y seguro—. He estado toda la noche dándole vueltas a la situación y, sinceramente, no creo que nadie vaya a venir a buscarnos.

Su tono de voz, la forma de mover las manos, su manera de mirar... En pocos segundos había conseguido hacerse con todo el grupo.

—Lo primero que quiero deciros es que anoche, cuando me metí en la cama, me eché a llorar desconsolada. Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, se me fueron secando las lágrimas. No podía dejar de repetirme que tiene que haber una forma de escapar. Pues bien, después de dar muchas vueltas he pensado lo siguiente.

Sophy se levantó y se dirigió con paso decidido a la pizarra. Cogió un rotulador y, a una velocidad endiablada, empezó a escribir.

Primero: Necesitamos dos voluntarios que vayan a la cocina a explicar al personal de servicio la situación tan grave en la que nos encontramos. Sugiero que además entrevisten a cada una de las ocho personas que componen el personal e intenten averiguar si tienen algún dato, por muy insignificante que les parezca, que nos dé una pista de cómo salir de aquí. Hay muchas veces que la gente nos sorprende con lo que sabe y, sin embargo, no es consciente de ello.

Segundo: Necesitamos tres personas, a ser posible más técnicas, que se acerquen a la sala de control e intenten acceder al ordenador central. Es fundamental cancelar cuanto antes la emisión de señales al exterior. En este momento, nuestra máxima prioridad es aislarnos por completo. Además, sería interesante saber cuánto tiempo nos queda de supervivencia.

Tercero: Otras tres personas más, que se dirijan al túnel de acceso a los batiscafos y comprueben si han dejado alguno. Si no queda ninguno, como es de suponer, que pregunten al personal de servicio si conocen alguna zona del edificio donde pudiese estar escondido un batiscafo de reserva. En este tipo de edificios, por seguridad, siempre hay otra forma de salida. Así que, no nos desanimemos. Es importante que creamos que somos un grupo lo suficientemente inteligente y lo suficientemente fuerte para conseguir escapar de aquí.

Ernest miró entusiasmado a Sophy. Esa era la clase de mensajes que necesitaban escuchar en ese momento.

Cuarto: Otras tres personas que recorran el edificio y se encarguen de inutilizar las cámaras de vigilancia y los sistemas de escucha que encuentren a su paso. Este grupo deberá revisar en profundidad cada rincón del edificio.

Los científicos empezaron a hablar entre ellos. No veían el momento de conseguir llegar al exterior.

—Tranquilos, que vamos a tener trabajo de sobra —dijo Sophy, satisfecha por la acogida que estaba teniendo su iniciativa—. Lo que sí que me gustaría pediros, antes de que os anotéis en uno u otro grupo, es que Margarita, Ernest, Ellen y Gerry vengan conmigo. Cuando os hayáis organizado comentamos, entre todos, los grupos que se han formado. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —contestaron de una u otra forma por unanimidad.

Al cabo de un rato, Manuel se acercó a la pizarra para explicar cómo quedaban los grupos.

—Ya estamos listos. Anotad cómo nos vamos a agrupar.

Primer grupo: Sophy, Ernest, Margarita, Ellen y Gerry.

Segundo grupo: Sala de control a cargo de Paul, Peter y

Rudolf.

Tercer grupo: Zona de servicio a cargo de Cindy y Olga.

Cuarto grupo: Localización de los sistemas de vigilancia y escucha, y exploración del túnel de acceso al batiscafo, a cargo de Emilio, Pierre y Manuel.

Explicado esto, Sophy informó al grupo de que el primer equipo iba a empezar en el laboratorio.

—¿En el laboratorio?, ¿para qué? —preguntó Rudolf, sorprendido.

—Verás, Rudolf —le cortó Sophy muy rápida—, cuando estemos seguros de que ya no funciona el sistema de vigilancia, os contaré algo muy interesante.

—De acuerdo, de acuerdo —contestó Rudolf, resignado a no poder satisfacer su curiosidad—. Por cierto, Sophy, antes de empezar cada uno con lo nuestro, me parece importante que establezcamos un horario y un punto de encuentro a una hora determinada. Nunca se sabe lo que puede suceder.

—Por supuesto —contestó Sophy—. ¿Os parece bien que nos reunamos aquí mismo a la una del mediodía y a las seis de la tarde?

Todos asintieron conformes.

—Otra cosa —dijo Sophy—, Cindy y Olga, por favor, cuando acabéis de entrevistar al personal de servicio, dejad a dos o a tres trabajando en la cocina, los que vosotras consideréis, e id a ayudar al grupo cuatro.

—Yo tengo un plano, dibujado a mano, que hice a nuestra llegada al laboratorio —intervino Margarita—, pero solo es de esta planta y de la de abajo.

—Perfecto —contestó Sophy—, ¿por qué no nos lo traes y sacamos unas fotocopias para que cada uno vaya anotando lo que encuentre más interesante? Por otro lado, Cindy y Olga, ¿os podríais encargar de dibujar la planta del hospital? Es probable que tenga algún secreto guardado.

Ernest aplaudió con la mirada a Sophy. Le gustaba lo decidida y resolutiva que era.




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