Farmachip

Capítulo XXII

Lunes, 14 de noviembre de 2022

Mientras, en Guam, el grupo se ponía en marcha para iniciar el viaje a sus nuevas identidades, en Madrid, Mario llegaba totalmente hundido al hospital. Por delante se le presentaba un día complicado de trabajo y se sentía sin fuerza suficiente para poderlo afrontar. Los sucesos de los últimos días, y la falta de noticias de Margarita, le habían derrumbado. Ya no sabía qué más podía hacer para recuperarla. Aunque la inspectora Ramírez le seguía dando esperanzas, y sus familiares y amigos le apoyaban y le animaban, tenía la profunda intuición de que no volvería a ver a Margarita jamás.

Esa mañana, Mario saludó con una voz apagada y triste a las enfermeras del departamento de medicina interna, luego se cambió rápido de ropa. Quería empezar a pasar consulta cuanto antes para regresar a la Jefatura de Policía a hablar con la inspectora Ramírez.

Al mediodía, después de llevar varias horas viendo pacientes, decidió darse un respiro y bajó a la cafetería del hospital a tomar un café. Se estaba calentando las manos con la taza, cuando oyó una noticia en la televisión.

 

"El grupo de científicos desaparecido en diciembre del año pasado, y que acababa de ser encontrado por el FBI en la isla de Guam, ha sufrido un fatal accidente de autobús, mientras estaba siendo trasladado desde una base militar de la ciudad de Yigo, al aeropuerto internacional A. Won Pat de Barrigada. Además de ellos, en el autobús también viajaban dos agentes del FBI que los acompañaban para trasladarlos, de forma inminente, a Washington donde estaba previsto que realizasen una declaración sobre lo que les había sucedido durante los últimos meses.

Por causas que por el momento se desconocen, el autobús militar, en el que viajaban los trece científicos desaparecidos y otras personas que también se encontraban desaparecidas con ellos, además del conductor del autobús y de los dos agentes del FBI, se ha precipitado por un terraplén y se ha incendiado. En estos momentos, el lugar del accidente se encuentra repleto de militares y de policía en busca de restos de los siniestrados, aunque las primeras fuentes confirman que no hay supervivientes. Por otro lado, y según fuentes fidedignas del FBI, con ellos se pierde un descubrimiento muy importante para la humanidad. En cuanto..."

 

 

Mario se frotó con fuerza los ojos, que estaban secos después de tantas lágrimas. En un estado de profundo estupor, que rozaba la seminconsciencia, se metió la mano en el bolsillo y dejó sobre la mesa un par de monedas para pagar el café. Después, se levantó inestable de la silla y se quitó la bata. Sin ninguna idea concreta en la cabeza, salió de la cafetería, se acercó tambaleante a la puerta principal del hospital y se marchó.




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