FascinaciÓn Eterna

CAPITULO. 31

La tensión en casa seguía siendo una melodía silenciosa pero persistente. El pendiente de Tamara, ahora guardado en un pequeño joyero sobre mi tocador, era un recordatorio constante de la intrusión y la potencial manipulación. Sin embargo, después de la conversación con Leo, y sobre todo después de analizar fríamente la situación, una nueva perspectiva comenzó a tomar forma en mi mente.

La reacción exagerada de Tamara en la gala, su "confusión de puertas" justo después de nuestro anuncio... todo comenzaba a encajar en un patrón. Era desesperación, celos crudos actuando como un veneno lento en su comportamiento. La idea de que ella dejara caer el pendiente intencionalmente para sembrar discordia entre Leo y yo se volvía cada vez más plausible.

Decidí que no le daría la satisfacción de verme reaccionar con ira o inseguridad. Leo estaba siendo más cariñoso y atento que nunca, como si intentara borrar cualquier duda en mi mente. Lo trataría con la misma dulzura y afecto, mostrándole una confianza que quizás aún no sentía del todo, pero que estaba decidida a construir.

Esa tarde, me reuní con Cecil en su acogedor apartamento. El aroma a café recién hecho y el suave murmullo de su voz siempre lograban calmarme. Le conté los detalles del pendiente, la explicación de Leo y mis crecientes sospechas sobre las intenciones de Tamara.

Cecil escuchó atentamente, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de preocupación y determinación. -“Esa perra celosa,” siseó finalmente, tomando un sorbo de su té de hierbas. -“Te lo dije. Hará cualquier cosa para meter dudas entre tú y Leonidas. Es una víbora resentida.”

-“A veces,” admití, revolviendo mi café con lentitud, -“lo único que quiero es ir a su oficina y abofetearle esa cara de mosquita muerta. Voltearle esa sonrisa falsa de una vez por todas.”

Cecil tomó mi mano sobre la mesa. -“Lo sé, corazón. Y créeme, las ganas no me faltan de acompañarte. Pero tenemos que ser más inteligentes que ella. Actuar con calma, con estrategia.”

-“Me estoy frenando a base de meditación,” suspiré. -“Pero a veces la furia me quema por dentro.”

-“Esto solo confirma lo que ya presentimos,” continuó Cecil con firmeza. -“Tamara está obsesionada con Leonidas. Y la desesperación y los celos la están haciendo cometer errores, actuar de forma precipitada. Dejar ese pendiente en tu habitación fue una jugada torpe, una muestra de su desesperación.”

Una idea comenzó a germinar en mi mente. "No quiero ser una arpía, tampoco quiero causarle problemas a Leonidas ahora que está tan ocupado."

Cecil sonrió con picardía. “A veces eres demasiado buena, ya habría ido a esa oficina a darle unos celos de muerte a la perra."

Asentí lentamente. “no creo, Cecil. Entonces estaría actuando como ella, además. ¿Crees que podría hacer algo más para molestarla sin intención? Me voy a casar y espero un hijo del hombre de quien está tan enamorada."

-“Me gusta cómo piensas,” respondió Cecil, sus ojos brillando con complicidad. -“Mañana tienes que hacerle una visita sorpresa a Leonidas en la oficina.”

-“De hecho, tenía pensado ir, no por los motivos que crees,” confirmé. -“Necesito… ver cómo está.” La verdad era que necesitaba verlo a él, sentir su cercanía y reafirmar la confianza que Tamara intentaba erosionar.

-“¿Puedo acompañarte?” preguntó Cecil con una sonrisa traviesa.- “Quería ver a Alex. Hace mucho que no hablamos…”

La miré con curiosidad. -“¿Alex? Creí que las cosas no habían terminado muy bien la última vez.”

Cecil suspiró, con una mezcla de melancolía y esperanza en su rostro. -“Bueno… digamos que hubo una conversación. Unas disculpas. Y quizás… solo quizás… una pequeña luz al final del túnel.” Su rostro se iluminó con una sonrisa tímida. -“Pero esa es otra historia. Lo importante es que mañana vamos a darle una pequeña visita a tu hombre y de paso conozco a Tamara para presentar mis respetos.”

Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios. Quizás Cecil tenía razón. La calma y la estrategia serían nuestras mejores armas contra la desesperación de Tamara. Y una visita inesperada a la oficina de Leo, con Cecil a mi lado, podría ser justo lo que necesitábamos para reafirmar nuestro vínculo y, quizás, observar de cerca la reacción de cierta asistente celosa. El pendiente seguiría durmiendo en su joyero por ahora. Su momento aún no había llegado.

....,.............................

La semana transcurría con una tensión subyacente en el aire. Aunque Dione se esforzaba por mostrarme cariño y cercanía, notaba una cautela en sus ojos, una reserva que antes no existía. Sabía que el incidente del pendiente había sembrado una semilla de duda, y aunque me creyera, la inquietud persistía. Yo, por mi parte, me desvivía por reafirmar mi amor y mi compromiso, esperando que mis acciones hablaran más fuerte que las sombras.

Al día siguiente, Tamara me informo con una cara petrea que tenía dos visitas inesperadas. -“La señorita Dione está aquí, Leonidas.”

Mi corazón dio un vuelco. Una visita doble e inesperada. Una punzada de nerviosismo me recorrió. ¿Qué tramaban estas dos?

Cuando Dione entró en mi despacho, irradiaba una luz especial. Vestía un vestido veraniego que realzaba su creciente figura, y su sonrisa era tan brillante que por un momento olvidé la tensión de los últimos días. Cecil la seguía de cerca, con una sonrisa pícara que sugería que algo se traían entre manos.

-“¡Sorpresa!” exclamó Dione, acercándose para besarme con una efusividad que me alivió profundamente. Cecil me saludó con un asentimiento cómplice.

-“¿Qué hacen aquí?” pregunté, intentando ocultar mi sorpresa y mi creciente curiosidad.

-“Vine a almorzar contigo mi amor,” respondió Dione con un tono dulce, entrelazando sus dedos con los míos.- “Y Cecil quería saludar a Alex.”

En ese momento, Alex entró en mi despacho, respondiendo a la llamada de Cecil. Su sorpresa al verla fue evidente, pero rápidamente se transformó en una sonrisa cálida. La tensión palpable entre ellos sugería que Cecil no había exagerado sobre el "deshielo".




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.