Sus ojos intensos me devolvieron la mirada, desde que entramos a su habitación lo ha estado haciendo, como si fuera a correr o a tener un ataque. Otro ataque, pero ese estaba justificado, y para ser honesta, seguía doliéndome, por más que, entendiera la razón de su explosión y que quizás tuviera dudas, el me conoce, a mí, no debió ofenderme así.
—¿Que sabes de los negocios de tu tío? Se honesta.
—Siempre he sido honesta contigo Aleksander —dije con un tono mordaz. Algo pasó por su mente, porque sus ojos brillaron.
—Lenna, lo siento, es que todo esto es, —suspiró—, increíble.
—Lo sé, pero soy yo Aleks, y estoy tan sorprendida y confundida como tú, y por lo menos no fui yo quien te ofendió.
—Pero golpeaste bastante fuerte —sonrió. Demasiado sexy, puff.
—Te lo merecías. —repliqué.
—Cada golpe, amor.
—No sé si pueda perdonarte. —Me crucé de brazos.
—Mentirosa —se acercó con ese movimiento de pantera que me era tan familiar. Venia por mí, me estaba cazando—. Me has perdonado desde que escuchaste lo del bastardo, me has perdonado porque no puedes vivir sin mí, así como yo no puedo siquiera imaginarlo.
Me niego a que le sea tan fácil, después de todo, fue un momento muy doloroso.
—No lo sé Aleks, y deja de mirarme así, —levantó una ceja—, como si quisieras comerme. —Antes de que dijera algo ingenioso, contesté su pregunta—. En realidad, no se mucho, solo que tenía algunos negocios fuera de la ley, pero me acabo de enterar ayer, y mi tía no me dijo mucho al respecto.
—Eleanor Costello, vaya, me parece una locura que sea familiar tuyo.
—Es Rossi ahora —corregí.
—Cierto, quizás por eso no la encontramos, supongo que ella quedó al frente.
Apreté mis labios. Esto no me estaba gustando. —Aleks, no sé si debería estar hablando de esto, después de todo no reaccionaste bien cuando supiste quienes eran y acabas de decir que son, hmm, enemigos o algo así, pero será lo último que te contestaré y solo porque cualquiera podría saberlo. —Me encogí de hombros—. La verdad es que mi tía se quedó solo con los negocios legales, eso es todo lo que sé, pero supongo que, si ya no están compitiendo por lo mismo, habrán dejado de ser enemigos, ¿no? y ahora, ¿vas a contestarme Aleks?
—Lenna, tu tío era el Don de la más importante familia siciliana en el último siglo, era el Capo di tutti capi, el capo de capos, su poder era tal, que su dominio abarcó una cuarta parte del país.
Sus ojos, estaban llenos de culpa, ansiedad, mi Aleks estaba atormentado por lo que iba a decirme.
—Mi padre es el pakhan de la Bratva Ivankov, quien rivaliza con él en poder y territorio, su enemigo número uno, yo soy, el hijo de su competencia, y desde que mi padre murió, —soltó un suspiro— la corona pasó a mí, pero es mi hermana la que lleva el cargo, hasta que yo cumpla 20. Entonces, si yo muriera, habría guerra, desequilibrio en el poder, una abertura que nuestros enemigos anhelarían tener, provocar mi muerte, esa es una medalla que algunos desearían reclamar y presumir.
—No quiero la jodida corona.
Eso fue el día que su padre falleció.
Dios, esto era una locura.
—Y ¿Frank que tiene que ver? —pregunté confundida.
—Se sabe que era uno de los soldados de Costello, la verdad es conocido como un bastardo en el inframundo, demasiado avaricioso, se creyó que quizás tu tío le ordenó mi muerte para que pudiera lograr subir de nivel, las dos veces que nos hemos topado, en ninguna de ellas lo había visto, pero logré identificar su nombre, de todos modos, no hemos logrado matarnos, como es obvio. —Sacó su teléfono del bolsillo—. Espera un momento por favor, déjame hacer unas llamadas.
Creí que saldría o algo, pero se quedó en la habitación, cuando comenzó a hacer las llamadas, lo escuchaba hablar muy rápido y agitado, todo en ruso, así que no entendí nada, excepto el nombre de mi tío. Colgó y volvió a hacer otra llamada, también en ruso, después de unos minutos colgó.
—Lenna, por favor escúchame con mucho cuidado. —Sus ojos azul hielo esperaron mi respuesta, y asentí. —Jamás volveré a lastimarte Lenna —su voz estaba tan llena de convicción que me causó escalofríos—, porque sé, que, si lo hiciese, te perdería y no puedo respirar sin ti amor, así que, esta es mi promesa para ti, no importa lo que pase, jamás dudaré de nuevo.
Oh bueno.
No tenía una respuesta ingeniosa para negarme, así que solo volví a asentir, y él me rodeó con sus brazos, dejando un rastro de besos por todo mi rostro.
—Esta fue tu última oportunidad Aleks, lo digo enserio, te amo, con todo lo que soy, pero no seré pisoteada y jamás volverán a humillarme.
—Lo se Lenna, tal vez puedo cagarla en el camino, pero nunca volveré a dudar de ti, y menos de… esa forma.
Asentí. —Vamos nena, te llevare con tu tía, debo atender unos asuntos.
Suspiré con resignación. Me separé y di unos pasos para salir de la habitación, pero me detuvo con gentileza del brazo. Nos quedamos frente a frente, inhalando nuestra respiración.