Fatum Velaris: Even in Arcadia

Capitulo 12 - La Reunión de la Aurora Fría

01:00 horas.

Klaus inhaló hondo y avanzó al centro del puente.

La reunión comenzaba.

Klaus estaba de pie, erguido pero relajado, con las manos tras la espalda y los ojos recorriendo los rostros uno a uno. Su uniforme estaba impecable, salvo por un pequeño pliegue en la solapa que solo Anika pareció notar, y cuya existencia se le antojó enternecedora.

Ella se colocó a su lado, a escasos centímetros, con ese aire sobrio y eficiente que ocultaba muy bien el caos reciente bajo su piel. Su cabello oscuro recogido, su mentón firme, y esa belleza serena que no necesitaba adornos. Klaus giró un segundo hacia ella. Ella le devolvió la mirada, con una sonrisita sesgada que tenía ese tinte inconfundible de confianza forjada en los silencios compartidos. No era solo burla —aunque lo era—, también era afecto. Casi un gesto de "te conozco mejor que nadie". Y él, como quien acepta una broma que también es caricia, alzó apenas una ceja en respuesta. Fue un cruce breve, pero lo bastante íntimo como para que Anika desviara la vista justo un segundo después, conteniendo el impulso de sonreír más.

—Muy bien —dijo Klaus, su voz proyectándose con calidez firme—. Tenemos poco margen antes de la criostasis. Lo primero: se atrasa el procedimiento para las 05:00 horas. Agradezco al equipo de Sistemas por recalibrar las cápsulas a tiempo.

Un par de cabezas asintieron. Milos Varga se inclinó hacia Naomi y murmuró algo que la hizo rodar los ojos sin perder la compostura.

Anika continuó:

—Empezaremos oficialmente a las 04:00 —anunció Anika con tono firme, al tiempo que cruzaba los brazos frente al grupo reunido en el puente.

—La última hora de vigilia debe ser operativa. Cada módulo debe dejar bitácoras actualizadas, sistemas cerrados y backups cargados. Vamos a dejar este barco con elegancia. No quiero alarmas de última hora.

La tensión de la reunión, sin embargo, no se había disipado del todo. Los tripulantes estaban de pie o apoyados contra paneles, distribuidos con cierta naturalidad según los lazos o funciones que los unían. Klaus, con los brazos tras la espalda, observó a cada uno con mirada evaluadora.

—Bien, si alguien tiene alguna duda o comentario antes de que repasemos los procedimientos finales de criostasis… este es el momento —anunció con voz clara.

Del grupo emergió una mano: la de Noa Varela.

—Klaus —dijo ella con tranquilidad, sin ceremonia—. Solo quiero confirmar si se recalibraron los módulos de energía secundarios. La vibración en el compartimiento G3 sigue presentando ligeras fluctuaciones, y si entramos en suspensión con ese patrón activo, podría haber un problema menor en el arranque.

—Gracias, Noa —respondió Klaus con una leve inclinación de cabeza—. Milos y Naomi hicieron una revisión, pero enviaré a Malek contigo para una última comprobación. Solo por seguridad.

Noa asintió con profesionalismo, aunque sus ojos se detuvieron un instante en Klaus con una mirada más humana que técnica. Anika también la notó. Se mantuvo impasible… salvo por ese leve fruncir de ceja que apenas una máquina con sensores avanzados habría podido registrar.

Apenas perceptible.

Mientras los oficiales cruzaban algunos comentarios logísticos, Elif Sokolov se acercó a Lukas Brandt. Fingía estirarse, pero claramente lo hacía para quedar a su lado.

—Dormirás en la cápsula número 12, ¿cierto? —le preguntó.

—Sí, me asignaron esa.

—Curioso… justo al lado de la mía.

Lukas sonrió, sin saber del todo si debía leer entre líneas.

—Espero que no ronques —bromeó él.

—No más que tú respirando fuerte —respondió Elif, y aunque fue en tono juguetón, su sonrisa fue breve, casi tímida. Lo miró un segundo de más antes de volverse a observar el panel principal.

Entre la luz tenue del puente, Klaus bajó la voz y se inclinó hacia Anika.

—De verdad, deberíamos acostumbrarnos a que esto… —susurró, sin completar la frase.

—A que nos lean las miradas —terminó ella, y al hacerlo su tono no fue solo cómplice, sino también suave. Como si en ese instante la nave entera hubiera quedado fuera de foco.

Un segundo después, ambos recuperaron la postura formal.

—Recuerden que nos reunimos de nuevo a las 03:40 para el chequeo final antes de la criostasis —anunció Anika en voz alta.

—Y gracias a todos por el trabajo de estas últimas 36 horas —agregó Klaus—. No ha sido fácil, pero estamos casi listos.

Las luces se mantuvieron en baja intensidad. Algunos comenzaron a dispersarse, otros a susurrar entre sí. Noa, al salir, se cruzó con Klaus y murmuró:

—No olvides revisar la lectura de la celda de hidrógeno. Si todo sale como esperamos… esta será nuestra última noche despiertos por un buen tiempo.

Él le sonrió, solo con los ojos.

Anika, desde la consola, lo observaba aún. No dijo nada. Pero sus dedos jugueteaban con el anillo metálico que llevaba siempre en la mano izquierda. Uno que, como el mismo Klaus sabía, no pertenecía a ningún protocolo oficial.

01:28 horas.

Klaus se despidió con una leve sonrisa de los últimos tripulantes que quedaban en el puente, asegurándoles que todo estaría listo para el chequeo final. En su mente resonaban las palabras de Noa sobre la celda de hidrógeno y esa ligera fluctuación. Aunque confiaba en Malek, la precaución nunca estaba de más, especialmente a horas de entregarse al sueño criogénico.
Sin decir nada a Anika, que aún revisaba unos protocolos en su consola, se dirigió hacia la salida del puente. Su intención era ir directamente al módulo de energía y verificar la lectura de esa celda.

01:31 horas.

Anika observó de reojo cómo Klaus se alejaba. La formalidad con la que se había despedido del grupo no alcanzaba a ocultar una cierta inquietud en su mirada. Y aunque confiaba en él, esa cercanía con Noa durante la reunión, ese intercambio de miradas... una punzada de inseguridad, tan rara en ella, la recorrió.




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