Fatum Velaris: Even in Arcadia

Capitulo 14 - La Última Vigilia

03:01 horas.

Unos segundos después, Lukas Brandt apareció por el pasillo, bostezando y frotándose los ojos. Al ver a Elif, una sonrisa suave se dibujó en su rostro.

—¿Sigues "verificando la presión", Sokolov? —preguntó con un tono divertido y ligeramente somnoliento.
Elif fingió indignación, aunque sus mejillas se colorearon ligeramente.

—¡Por supuesto que sí, Brandt! La seguridad ante todo. No como algunos que andan por ahí durmiéndose en los pasillos.
—O esperando impacientemente a que terminen las "verificaciones" —replicó Lukas, acercándose a ella.

Hubo un breve silencio, cargado de una electricidad sutil. Elif dejó de juguetear con la llave inglesa y la sostuvo con ambas manos, mirando a Lukas con una sonrisa traviesa.

—¿Y bien, técnico de laboratorio? ¿Encontraste algún espécimen interesante en tus sueños? ¿Quizás alguna fórmula para hacerme dejar de ser tan... eficiente?
Lukas se acercó un poco más, sus ojos brillando con una calidez discreta.

—No creo que exista tal fórmula, Sokolov. Y para ser sincero, tu "eficiencia" tiene su encanto... a veces.
Elif soltó una pequeña risita, golpeando ligeramente el brazo de Lukas con la llave inglesa.

—"A veces", ¿eh? Qué generoso eres, Brandt.
Se acercó un poco más a él, bajando la voz como si compartiera un secreto.

—¿Sabes qué más tiene su encanto... a veces?
Lukas se inclinó, expectante.

—¿Qué?
Elif sonrió con picardía y le arrebató la placa de datos que llevaba bajo el brazo.

—¡Esto! Necesito analizar unos datos de telemetría de propulsión. ¡Gracias por tu colaboración! ¡Nos vemos en la criostasis, dormilón!

Y antes de que Lukas pudiera reaccionar, Elif salió corriendo por el pasillo hacia el módulo de propulsión, dejando a Lukas parado con una sonrisa divertida y negando con la cabeza.
Noa, que había estado observando la escena con una sonrisa discreta, le dio una palmada en el hombro a Malek.
—Definitivamente, estos dos van a tener un sueño... interesante.
Malek resopló una risita.

—Los jóvenes... siempre con sus juegos.

Ambos continuaron su camino, dejando atrás el eco de las risas contenidas y la tensión juguetona entre Elif y Lukas. La nave, a pesar de la inminente suspensión, aún vibraba con las pequeñas interacciones y los afectos silenciosos de su tripulación.

03:03 horas.

Lukas se quedó observando la silueta de Elif desaparecer al final del pasillo. Su sonrisa divertida se fue desvaneciendo, reemplazada por una expresión más suave y decidida. Negó con la cabeza, como si se reprendiera por su vacilación anterior.
Sin decir nada, comenzó a caminar tras ella, con un paso más rápido de lo habitual. No le importaban los datos de telemetría ni las "verificaciones de presión". Había algo más importante que necesitaba decir.

03:06 horas.

Encontró a Elif examinando un panel en el módulo de propulsión, con la placa de datos de Lukas aún en sus manos. Parecía concentrada, pero él notó un ligero temblor en sus dedos.
—Sokolov —dijo Lukas, con una voz que había perdido su tono burlón habitual.

Elif se giró, sorprendida de verlo allí. Intentó recuperar su máscara juguetona.

—¿Qué pasa, Brandt? ¿Viniste a reclamar tu posesión más preciada? ¿O acaso no puedes vivir sin mis análisis expertos?
Lukas se acercó, deteniéndose a pocos pasos de ella. Su mirada era seria, directa.

—Vine por ti, Elif.

La broma murió en los labios de Elif. Sus ojos se abrieron ligeramente, mostrando una vulnerabilidad que rara vez dejaba ver.

—¿Por mí? ¿Qué... qué quieres decir?
Lukas respiró hondo, sintiendo un torrente de emociones que luchaban por salir.

—Desde que subimos a esta nave... desde todas tus bromas y tu energía constante... no he podido dejar de pensar en ti. Sé que parezco un poco torpe y que tú siempre estás corriendo y desapareciendo... pero...

Hizo una pausa, buscando las palabras correctas.
—Lo que quiero decir es que... me gustas mucho, Elif. Muchísimo. Y no quería entrar en esa cápsula sin que lo supieras. No quería arrepentirme de no haberte dicho nada.

Elif lo miró en silencio, con una mezcla de sorpresa e incredulidad reflejada en sus ojos eslavos. Por un instante, la joven bromista parecía haber perdido su ingenio.

—Lukas... yo... pensé que solo éramos... que estábamos jugando.
—Yo también lo pensé al principio —admitió él, dando un paso más cerca—. Pero contigo nunca es solo un juego, Elif. Siempre hay algo más debajo. Algo real. Y yo... quiero saber qué es ese algo real.

Un atisbo de una sonrisa tímida apareció en los labios de Elif. Dejó la placa de datos sobre un panel y se acercó a Lukas, con la misma vacilación que él había mostrado segundos antes.
—A veces... también pienso que hay algo más, Brandt. Algo... que me asusta un poco.

Lukas extendió una mano y acarició suavemente su mejilla.
—No tienes que tener miedo, Elif. Estoy aquí.

Ella cerró los ojos por un instante, disfrutando del contacto. Al abrirlos de nuevo, su mirada era más suave, más vulnerable.
—¿Una promesa, Lukas Brandt? ¿De que esto... lo que sea que sea... seguirá ahí cuando despertemos?

—Te lo prometo, Elif Sokolov —respondió él con una sinceridad que le iluminaba el rostro—. Te esperaré.

Se acercó lentamente y la besó. Fue un beso suave al principio, lleno de la incertidumbre de lo no dicho, pero que rápidamente se profundizó, cargado de la emoción contenida durante tanto tiempo. Al separarse, ambos sonrieron con una mezcla de alivio y una nueva esperanza.

03:15 horas.

En otra sección de la nave, en la sala de recreación casi vacía, Tamar Eswein y Jonas Krüger estaban jugando una partida de ajedrez tridimensional holográfico. La tensión en el aire era palpable, reflejada en la concentración extrema de Tamar y el ceño fruncido de Jonas.

—Jaque mate —anunció Tamar con su habitual calma, moviendo una pieza con precisión láser.
Jonas suspiró con frustración, pasando una mano por su cabello perfectamente peinado.




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