04:02 horas.
El alivio fue palpable, pero la calma duró poco. Las acusaciones comenzaron a volar entre Malek y Noa, culpándose mutuamente por la sobrecarga. La discusión subió de tono rápidamente, amenazando con convertirse en una confrontación física.
04:08 horas.
Justo cuando la situación estaba a punto de estallar, el resto de la tripulación comenzó a llegar al módulo de energía, alertados por la alarma y la repentina ausencia de Klaus, Anika y Elif del puente. La escena que encontraron fue de tensión palpable, con Malek y Noa enfrentados y el resto de la tripulación intentando, sin éxito, calmarlos.
Klaus y Anika observaron la escena con preocupación. Klaus dio un paso adelante, su presencia imponente llenando el espacio.
—Suficiente —dijo simplemente, su voz grave y firme como el metal de la nave.
Malek y Noa se quedaron paralizados, sus miradas furiosas aún fijas el uno en el otro. La autoridad de Klaus, incluso sin alzar la voz, era innegable.
Anika se acercó a Klaus, observándolo con una profunda admiración. La forma en que había tomado el control de la crisis, su rápida acción y su simple orden para detener la disputa, reafirmaban la fuerza de su liderazgo. En ese momento, el respeto y el amor que sentía por él se intensificaron, aunque no dijera una palabra.
Klaus se giró hacia Malek y Noa, su expresión aún seria pero con un matiz de decepción.
—Ahora no. No antes de la criostasis. Tenemos un objetivo común. Arreglaremos esto después. ¿Entendido?
Ambos asintieron en silencio. La crisis había pasado, la confrontación se había detenido. La autoridad de Klaus había restaurado el orden. La cuenta regresiva hacia el sueño había comenzado de nuevo.
04:15 horas.
Una vez que la tensión en el módulo de energía se hubo disipado y la tripulación comenzó a dispersarse lentamente, Klaus indicó a Malek y Noa que lo acompañaran a una sala de reuniones adyacente, seguido de cerca por Anika. El ambiente en la pequeña sala era aún cargado, aunque la furia inicial había dado paso a una mezcla de vergüenza y expectación.
Klaus cerró la puerta tras ellos y se giró para encarar a los dos ingenieros. Su rostro era serio, pero su tono de voz era tranquilo y mesurado.
—Lo que ocurrió hace unos minutos no fue aceptable —comenzó—. Entiendo la presión y la frustración, pero ese tipo de confrontación pone en riesgo a toda la misión.
Malek y Noa permanecieron en silencio, con la mirada baja.
—La buena noticia —continuó Klaus— es que la situación no fue tan grave como pareció en un principio. La sobrecarga, aunque peligrosa, fue contenida a tiempo. Y la solución que encontré... sí, fue un método directo y quizás poco ortodoxo —hizo una breve pausa, con un ligero atisbo de ironía en su mirada—. Pero era la forma más rápida y segura de restablecer el control.
Malek levantó la vista, con una mezcla de sorpresa y respeto.
—Capitán... lo que hizo... fue arriesgado. Pero funcionó.
Noa asintió, su orgullo herido comenzando a ceder ante la claridad de la situación.
—Sí. En ese momento, no se me ocurrió otra forma tan... inmediata.
Klaus asintió.
—A veces, en situaciones críticas, la inmediatez es clave. No siempre hay tiempo para protocolos y análisis exhaustivos. Lo importante es que el problema se resolvió y la nave está segura.
Hubo un breve silencio. Malek carraspeó.
—Capitán... lamento mi comportamiento. La frustración me superó.
—Yo también —añadió Noa, con un tono más suave—. Gracias por actuar tan rápido.
Klaus les dirigió una mirada firme pero comprensiva.
—Ambos son ingenieros valiosos para esta misión. Sus conocimientos y su dedicación son cruciales. Este incidente no debe empañar eso. Aprendan de ello y sigan adelante.
Anika, que había permanecido en silencio observando la interacción, se acercó a Klaus una vez que Malek y Noa salieron de la sala, llevándose consigo una renovada sensación de respeto por su capitán.
—Increíble —murmuró Anika, con una admiración apenas disimulada en su voz—. ¿Cómo se te ocurrió esa... solución tan... contundente en ese momento?
Klaus se encogió de hombros con una modestia estudiada.
—Años de experiencia lidiando con sistemas que a veces tienen sus propias "opiniones". Y a veces, Anika, la forma más efectiva de hacer que alguien entienda es hablar su idioma... aunque ese idioma sea el del metal retorciéndose.
Anika lo observó con una intensidad que iba más allá del respeto profesional. La forma en que había tomado el control, su mente trabajando a una velocidad asombrosa bajo presión, la fuerza tranquila que emanaba de él... todo ello reafirmaba la profunda conexión que sentía. ¿Cómo puede ser tan... él?, pensó, sin poder evitar una punzada de afecto que la recorrió. Su admiración crecía en cada situación límite, solidificando el lazo que los unía en la inmensidad del espacio.
04:30 horas.
Con la crisis superada y las tensiones parcialmente disipadas, la tripulación comenzó a reunirse nuevamente en el puente. El ambiente era más tranquilo, aunque la reciente alarma aún flotaba en el aire como un recuerdo palpable. Klaus y Anika dieron las últimas instrucciones para el procedimiento de criostasis, su liderazgo ahora reforzado por la forma en que habían manejado la emergencia. La hora del sueño se acercaba.
04:35 horas.
En un rincón más apartado del puente, junto a una de las ventanas que mostraba la inmensidad estrellada, Lukas encontró a Elif. La joven técnica estaba sentada en el suelo, con las rodillas pegadas al pecho y la mirada perdida en el vacío. Aún se notaba la agitación en su respiración.
Lukas se acercó con suavidad y se sentó a su lado, sin decir nada al principio. Después de unos instantes de silencio compartido, Elif suspiró.
—Me asusté mucho, Lukas. No sabía qué hacer. Solo... corrí a buscarlos.
Lukas le tomó la mano con delicadeza.
—Hiciste lo correcto, Elif. Gracias a que avisaste, Klaus y Anika pudieron actuar rápido. No tienes nada de qué sentirte mal.
—Pero... no supe qué decir, cómo ayudar... todos estaban tan alterados... —su voz temblaba ligeramente.
Lukas apretó suavemente su mano.
—Estabas preocupada. Eso es lo que importa. Y todos estábamos asustados. Lo importante es que se solucionó.
Justo en ese momento, Malek y Noa se acercaron a ellos. Ambos tenían una expresión de sincero arrepentimiento en sus rostros.
—Elif —comenzó Malek con su voz áspera suavizada—. Queríamos pedirte perdón. Nos dejamos llevar por la frustración y no pensamos en cómo te sentirías.
Noa asintió, acercándose a Elif y poniéndole una mano en el hombro.
—Sí, pequeña. Lo sentimos mucho. Eres como la hermana pequeña de esta nave para nosotros. Nunca querríamos asustarte así.
Elif levantó la vista, con los ojos aún ligeramente húmedos. Una pequeña sonrisa asomó en sus labios.
—Gracias, chicos. También me alteré. Lo siento.
Los cuatro compartieron una mirada de entendimiento. La tensión de hacía unos minutos comenzaba a disiparse, reemplazada por la camaradería que los unía.
—Bueno —dijo Lukas, levantándose y ofreciéndole una mano a Elif—. ¿Qué les parece si dejamos atrás los cables chamuscados y vamos a prepararnos para ese largo sueño?
Elif aceptó su mano y se puso de pie. Malek y Noa asintieron, y los cuatro comenzaron a caminar juntos hacia la zona de las cápsulas de criostasis.