Al iniciar este día, empecé a arreglarme y al salir del apartamento comienzo a recordar lo vivido en estos últimos meses. Al iniciar mi recorrido y llegar al lugar de mi destino, empieza mi escepticismo...
¿Saben?, no quiero aceptar que hoy es el día final de un juicio…
Mientras las personas empiezan a llegar, me fijo en una pareja la cual se sienta justo atrás del abogado de la parte acusadora, lo saludan y hablan un poco, les contaré:
¿Quién es la chica de cabello castaño, ojos marrones y de labios rosa sin maquillar?
Ella, esa chica que está ahí, ha sido el motivo por el cual decidí ser alguien en la vida, razón y causa a su vez de que no crea en más mujer que en mi madre.
Gaby, bueno Gabriela es su nombre, la mejor relación que tuve fue con ella, pasamos 3 años y medio juntos, desde mis quince años hasta cerca de cumplir los diecinueve, ella es menor a mí con dos años y nos conocemos desde que tengo uso de razón.
Ella fue mi primer amor y no sé si a ustedes, pero, si tuvieran una vecina así de hermosa ¿se enamorarían de ella? Pues yo sí y de hecho desde muy pequeño viví enamorado, viví encantado por esa niña, solo que a pesar de ser amigos y que nuestros padres tengan una relación de amistad consolidada, y que mis padres lleguen a ser padrinos de la hermana menor de ella, no me atreví a tener algo más que una amistad ni a acercarme o insinuar algo más, debido a que su papá era policía.
Digo era porque en el 2010 mientras se encontraba en su turno él y su compañero recibieron un aviso de robo cerca de un local comercial. Al dirigirse se encontraron con los delincuentes y al enfrentarlos empezó el tiroteo. El papá de Gaby recibió 4 tiros y uno impactó de ellos cerca del cuello, ese le quitó la vida. Hirieron a dos de los 5 delincuentes, el compañero resultó con lesiones, una por la cual tuvieron que amputarle la pierna izquierda.
Desde ese momento empecé a sentir un mayor afecto hacia Gaby. Comencé a apoyarla y estar con ella en muchos momentos de su vida. Recuerdo aquel recital en el colegio, ¡que hermosa voz! También estuve en el día que le pusieron los brackets, nunca olvidaré que no dijo ni una sola palabra por el transcurso de 3 horas, y lo primero que dijo fue:
Masamos muchos meses como amigos, compartíamos momentos importantes entre nosotros, fuimos el apoyo indispensable el uno para el otro y mis padres me preguntaban literalmente cada día si ella era mi enamorada.
Un día regresando del colegio me encontré con la mamá saliendo de hacer el mercado pues yo con el objetivo de ganarme a la que iba a ser mi suegra, me ofrecí a llevarle las compras y acompañarla a casa. En el transcurso del camino hablamos de la actitud y cómo cambiaron las cosas después de lo ocurrido:
Mientras iba avanzando la conversación y llegamos al departamento en el que vivimos, ella me invitó a su casa para seguir hablando. No lo niego estaba nervioso, pero a la vez contento porque por primera vez hablaba por mucho tiempo con alguien mayor que no eran mis padres, y pues más feliz estaba porque era la mamá de quien me gustaba.
Entonces acepté y hablamos. Entre los varios temas de conversación, del que quiero ser cuando sea grande, de muchas y muchas cosas tanto divertidas como reflexivas que hablamos. Volvimos al tema de Gaby, y le confesé que hace tiempo sentía algo por su hija a lo que ella me respondió:
Le confesé que nunca me había declarado a alguien y que no sabía cómo hacerlo, y pues ella me dijo
Hablamos de qué podríamos hacer, lo que le gustaba a su hija y nos pusimos de acuerdo. Durante las siguientes 3 semanas mi mamá y mi futura suegra estaban ayudándome a hacer detalles para Gaby, así que llegó el día, el 14 de febrero del 2012. Una salida normal de amigos como siempre, literal como un día normal, salimos al cine, mientras mi mamá y mi suegra arreglaban la entrada a nuestro bloque residencial y el cartel y más detalles…
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Editado: 01.11.2018