Lo llevé casi que cargándolo por las cuatro casas que separaan la casa de connor de la mia y finalmente di con mi umbral. Entré a casa espacio, eran como las 2 am pero estoy segura de que papá está acostado en el sillón viendo película de detectives que suelen pasar en la madrugada.
- Hola cielo – saludo dándose vuelta cuando me vio entrar.
Luego fruncio el ceño al ver al chico que murmuraba con gracia como la casa era mas pequeña que su baño.
- Hola pá.
- ¿Quién es ese chico?
- Es Alex, un compañero del colegio y ahora necesita dormir.
- ¿está ebrio?
- Ebrio no, señor – interrumpió torpemente – estoy feliz.
Auqnue al principio lo miró con desconfianza, terminó sonriendo; quizá recordando sus días de colegio.
- Bien, que duerma en mi cuarto, subiré constantemente asi que mas te vale que no intentes nada.
Alex subió ambas manos en son de paz y yo terminé suspirando. Alcancé a escuchar un rápido comentario de papa de lo hermosa que se veía su princesa antes de llegar a su cuarto y prácticamente tumbar a Alex en su cama.
- June, me siento meloso – se quejó con los ojos cerrados.
Observé con desagrado como la cerveza que se había regado en su torso se adherido a la camisa -sí, alcanzamos a ponerle una camisa a Alex antes de venir aquí, en realidad no se si sea suya, solo estaba tirada por allí así que la tomé- y arrugué la nariz.
Le indiqué que me esperara y regresé cinco minutos después con un recipiente con agua, varios trapos y una camiseta limpia.
Se limpio por si mismo -cosa que agradecí a Dios- y se puso la camiseta con una expresión de agrado que me hizo sonreír.
- ¿mejor?
- Bastante, esta camiseta es de mi talla – comentó un poco mas despejado - ¿es de tu papá?
- Es mía.
El soltó una fuerte carcajada que me sobresaltó.
- En serio, June… - comenzó a decir riendo, luego su mirada decayó – en serio, June, ¿por qué estas haciendo esto por mí?
- Porque no está incluido en mi moral dejar que personas tomadas anden por allí a su suerte.
En parte era verdad, pero la otra parte gritaba constantemente ``¡es porque es él!´´
- Lo siento.
- ¿por?
- Me emocioné, nunca había tenido una amiga y es especialmente genial hablar contigo, eres increíble y graciosa, pero no tome en cuenta que eso te ocasionaría problemas – dijo totalmente serio, pero terminó soltando una ruidosa carcajada de nuevo y otra vez se puso serio.
Ahora fue mi turno de reír. ¿los borrachos y los niños dicen la verdad, o no?
Me senté al borde de la cama y limpié su clavícula que aún tenía un rastro meloso de cerveza.
- Somos amigos, Alex, eso no va cambiar, podemos charlar en los recesos y salir de vez en cuando ¿ok?
Su rostro se iluminó de repente.
Me paré para regresar a mi cuarto y dormir, pero me tomó de la muñeca, impidiéndomelo.
- Ah… espera – pidió como si se le hubiera olvidado algo.
Me acerqué a el casi segura de que me iba a decir que ya no tenia sueño.
- ¿sí?
Y de un momento a otro, se impulsó con los codos y juntó sus labios con los míos formando un perfecto ``muak´´ cuando se dejó caer de nuevo en el colchón.
¿pero qué…?
¿¡Qué!
- June… creo que voy a vomitar.
Luego tendré tiempo de pensar en eso, ahora solo debo concentrarme en que no vomite sobre las sabanas de papá.
Lo llevé al baño como pude donde estuvo como tres minutos a horacadas sobre el retrete literalmente soltándolo todo. Cuando finalmente terminó, se desplomó en el suelo con cansancio. Supuse que la garganta le dolería a horrores así que antes de eso fui por un vaso de agua, que por supuesto el aceptó gustoso.
Bajé la válvula con algo de desagrado de ver lo que Alex había almorzado hoy, luego me incliné y senté sobre mis talones.
Tomé su cabeza y limpié su boca y mejillas de los restos de vómito. Me siento como una niñera.
- Mañana te dolerá tanto la cabeza que no volverás a probar una gota de alcohol en tu vida.
- Odio las resacas – comentó. – June, te besaría de nuevo justo ahora, pero sería asqueroso.
Decido dejarlo pasar solo porque sabia que estaba borracho. Los ebrios y los niños dicen a la verdad, si, pero también dicen estupideces.
- Tomando en cuenta que acabas de vomitar… - dejé la frase incompleta y el me sonrió.
Un alivio sorprendente me inundó cuando vi sus hoyuelos allí para mí. Como si algo que se desconectó con su sonrisa falsa se hubiera reconectado justo ahora.
Cerró los ojos descansando su cabeza entre mis manos y rápidamente piqué sus mejillas para que no se quedara dormido.
Le tomó su ultima fuerza de voluntad pararse y cuando se desplomó en la cama quedó totalmente dormido. Lo acomodé de manera que su brazo no se torciera de la manera tan rara como lo estaba haciendo y finalmente fui libre de ir a dormir yo.
Editado: 12.01.2021