Fea | Editando

24: SU TODO

No habían obtenido buenas noticias después que ambos se plantearon la decisión de conversar con cada uno de los que levantaron la demanda en contra de su padre.

Insistir en que cambiaran la versión a la que tanto se aferraban no sirvió de nada, todo iba igual así que Rick solo le sugirió que se preparara para lo que pasaría y que olvidara por completo sus suposiciones. Debía pensar bien las cosas, guardando las pruebas para los días en que todo pareciera ir en su contra.

Concentrarse en el trabajo a veces le costaba, porque no podía evitar pensar constantemente en el día en que se efectuaría el juicio. Además de eso, no le cabía en la cabeza el por qué simplemente no se acercaron a su padre, cuando estuvo ese tiempo, para reclamarle sobre el fraude que estaba ejerciendo a costa de todos. Él habría aceptado su error y así también, devuelto todo decidiendo que no lo volvería a hacer.

Pero nada salía como lo que pensaba, siempre debía existir un obstáculo de por medio que la llevara al abismo o en todo caso, a la victoria. Y solo esperaba que fuera la última.

Unas semanas antes del juicio fue a la casa de su hermano después de llegar del trabajo. Por suerte lo encontró allí así que le pidió que hablasen como no lo habían hecho en mucho tiempo.

Jackson siempre había sido un gran apoyo en su vida, desde que sucedió el acoso, hasta la muerte de su hermano pequeño.

No entendió desde un principio por qué imitó a su padre y decidió irse de la casa sin decir nada, sin embargo, después de tanto tiempo comprendió que él también buscaba sanar, de alguna forma, lo que había sucedido en esos tiempos. En la actualidad no tenía nada qué reclamarle, ahora era feliz y eso era lo importante.

El pelirrojo no protestó ante la petición de su hermana, así que decidió escucharla mientras le relataba la situación. No evitó sentir rabia, decepción y remordimiento.

No podía creer las mentiras con las que asociaban a su padre y no era por defenderlo, pero siempre supo que no era capaz de hacer aquellas bajezas. Si no lo engañó a ellos, ¿por qué habría de engañar a los demás? Él no era así, nunca lo había sido y aun si lo escuchaba de otra persona, no iba a creerlo, sin importar si eso le costara la vida

Gemma lo dejó sopesar la información, esperando obtener alguna buena respuesta de su padre. Ya tenía a Bob, solo lo necesitaba a él y el cupo se completaba, sin embargo, su hermano no parecía muy convencido y eso le aterraba.

—No puedo —emitió apenas sin mirarla a los ojos. El silencio de parte de la mujer frente a él, llenó la estancia. No podía creerlo, ¿cómo era que no se atrevía a testificar a favor de su padre? ¿Acaso le daba vergüenza? ¿Qué había hecho para merecer eso?

Se puso de pie, alejándose.

—¿Por qué no quieres testificar a favor de tu padre? Porque eso es lo que sucede, Jackson. Tú no quieres hacerlo —soltó, con un nudo creciendo en su garganta.

—No me mal interpretes, Gemma. La razón por la cual no puedo testificar a favor de papá es porque trabajé muy poco con él. Tú eras quien estabas entusiasmada por todo lo que él hacía, tú eras quien recibías las llamadas, la que redactabas informes de contabilidad, atendía a los clientes y demás. Yo no. Solo era un cero a la izquierda en eso —apuntó, levantando la mirada. Ella negó, decepcionada.

—Está bien, Jack. Está bien... —murmuró, antes de darse la vuelta y abandonar el lugar con calma. Se había resignado. Ya no insistiría más, dejaría que todo pasará como debía, así tuviera que sentir cómo todo iba sobre ella.

Odette estaba consciente de la situación por lo que decidió colaborar en el tribunal testificando la razón por la cual ocultó la carga que él dejó antes de marcharse. Su hija no la recriminaba, entendía que lo había hecho para no alterarla más de la cuenta en su proceso de recuperación, pero aun después de haber sido dada de alta, eso no le interesaba. Lo único que quería era a su padre devuelta y nada más.

Terminó de alistarse para ir al tribunal junto con Bob, Angela y su madre, quienes la esperaban en la sala.

Salió de la habitación con una sonrisa ligera que ocultaba el gesto de preocupación con el que había despertado después de una noche desagradable. Saludó a los presentes en la sala mientras notaba que ninguno hacía nada que pudiera derrumbarla en un santiamén, cosa que les agradeció en lo secreto. No tenía ánimos para hablar o para escucharlos, al menos no hasta encontrarse sentada en la sala de juicio respondiendo a las preguntas de los abogados.

Bob y Angela la estrecharon en un abrazo reconfortante antes de encaminarse a las afueras. Subieron al auto de su amigo y Odette sostuvo su mano mientras ella miraba por la ventana. La chica captó el gesto agradeciéndole con un apretón de manos mirando las alegres y repletas calles de New York pasar frente a sus ojos.

El vehículo se detuvo frente al sitio pautado y todos bajaron, encontrándose con Alvaro y Anne cuando estaban a punto de entrar en la estancia. Los saludó a ambos con una sonrisa que tiraba de sus labios de manera tranquila y un beso en la mejilla. Alvaro intentó devolverle el gesto, pero sabía que fingir no era algo que ni a él ni a Gemma le gustaba, así que solo apretó su mano en gesto reconfortante mientras la atraía hacia su pecho para envolverla en un abrazo.

Sabía que no era el único que se sentía incómodo al estar allí, todos lo estaban, tal vez porque era su primera vez o porque ya habían pasado por ello y no le agradaba pisar ese lugar. Él se quedaba con la segunda opción pues el simple hecho de contemplar la puerta por la que todos entrarían; le recordaban esos años sombríos después del divorcio con Paloma.




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