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Llevábamos unos tres días y medio sin hacer nada, algunas personas que se cansaban de esperar intentaban rehacer su vida en el mundo humano, pero luego nos enterábamos o que estaban muertos o estaban siendo torturados. La maestra Lila, nos cuidaba, se sentía en deuda porque la habíamos salvados. En cuanto a Sam y yo, había escuchado a Sam llorar por las noches y yo aún no podía ni si quiera botar una lagrima. Fue esa noche cuando ocurrió algo nuevo. Mi cabeza divago y me llevo de nuevo con el director del colegio.

• ¿estás seguro? – pregunto él –
• El jefe lo dijo – dice un hombre con rasgos achinados - 
•  Entonces enviaremos hombres humanos con armas de fuego, no podrán hacer nada, sin su magia – sonríe pensando en su victoria  - ¿hay algún reporte del tótem?
• El jefe aun no logra abrirlo –

En un suspiro vuelvo a la bodega, donde Thomas me observa.

• ¿Qué estabas haciendo? – pregunta él –

Por un momento me siento perdida y luego reacciono, venían a atacarnos y lo harían ahora  -

• ¿Dónde está Simon? – pregunto –
• En la sala de reuniones – dice –
• Tienes que decirle, vienen a atacarnos, humanos con armas de fuego, ahora –
• ¿Cómo lo sabes? – pregunta desconfiado –
• No sé cómo lo hago, pero logro ver las situaciones que ocurren con el director del colegio y el dio la orden -

Thomas no dijo nada más, camino rápido para encontrar a Simon, intente buscar a Sam entre todas las personas, cuando no lo encontré, empecé a gritar su nombre, necesitábamos irnos.

• Summer – escucho que alguien grita mi nombre, pero al voltear era un Simon apresurado – ¿estás segura? – pregunta
• No lo sé, creería que si –

Por un momento,  hubo una especie de rayos y todo se quedó en silencio, para que acto seguido la puerta de la enorme bodega empezara a sonar con centenares de balas.

• Estoy cien por ciento segura – digo mirando a Simon aterrorizada –
• Summer – dice Sam quien ha atrapado mi brazo, tiene esa mirada, como cuando los señores del departamento intentaron matarnos–
• Todos a los túneles de emergencia – grita Simon
• ¿Dónde está la maestra Lila?-  pregunto –
• No lo sé, no la he visto – dice Sam, empezamos a correr –

Simon le susurra algo a Thomas. Luego Thomas se junta con nosotros como  si su vida dependiera de ello.

Empezamos a descender por los túneles cuando escuchamos un fuerte ruido, las puertas cayendo, luego gritos, sin número de gritos.