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Llegamos a la superficie donde había muchos árboles, no sé qué parte de Phoenix era esta, pero estábamos fuera de la caverna, lo que quería decir que podíamos usar magia, usamos el transportador para salir de ahí.
Estuvimos caminando a la deriva un par de horas, Thomas, Sam y yo. Hasta que teníamos tanta hambre que Sam tuvo un ligero mareo. Caminamos hacia una cafetería, donde Thomas nos invitó tostadas y jugos.
- ¿ahora qué? – tenía que preguntarlo, ya no aguantaba más, sentía esa sensación de que mi vida estaba dependiendo de un hilo, que en cualquier momento cualquier persona iba cortar –
- Reponernos - responde secamente –
- ¿eres magnitud 4? – le pregunta Sam
- Sí- responde él dando un mordisco a su tostada, sus labios eran rosados y realmente se veía agradecido de estar en un lugar con aire acondicionado, comiendo y sentado –
- Entonces entiendes que los tres estamos en peligro – menciona Sam, quien se veía muy alterado y creo que era porque la noche estaba cayendo y no habíamos encontrado un lugar seguro-
- ¿no hay una especie de plan de contingencia o algo así? – pregunto –
- Pues la caverna de la luz era el plan de contingencia, él día que los fui a ver ya habíamos sufrido un ataque-
- Entonces también ocurrió – digo, pensando en voz alta – ese día me metí en la cabeza o en el lugar donde estaba el director, como hace un rato –
Seguimos comiendo pero ahora en silencio. Miro a Thomas, no sabíamos nada él y sin embargo estábamos obligados a confiar en él. Recordé por un momento a la maestra Lila y en serio ruego porque haya salido viva de ese lugar.
La comida se ha terminado cuando Sam empieza otra vez con las dudas y cuestionamientos sobre toda esta situación.
- ¿Qué vamos a hacer? ¿no debemos buscar a Simon? –
- Quieres calmarte por favor, todos aquellos que nos buscan o son humanos o son inferiores en la magia –
- Nunca nos enseñaron defensas, solo a controlarlo – le digo –
- Si, pero este tonto, habla como si nunca hubiera conocido de magia –
- Era el mejor de la clase teórica y practica – le menciono dándole una palmada en el hombro, mientras me levanto de la mesa – creo que debemos empezar a caminar otra vez –
- Entonces, cerebrito ¿qué sugieres hacer? – menciona Thomas levantando una ceja como señal de pregunta –
- Si lo supiera, idiota, no estaría tan angustiado – responde Sam enojado, levantándose de la mesa y caminando a la puerta –
Veo a Sam salir y regreso a ver a Thomas, quien me mira.
- ¿tu novio siempre es así de histérico? – pregunta, levantándose y empezamos a caminar a la salida –
- No es mi novio, se llama Sam y solo está asustado – le digo –
Salimos del lugar y Sam está de pie en la puerta.
- Necesitamos un lugar donde descansar – menciona Sam – un lugar repleto de personas, inalcanzable, algo como las vegas –
- ¿Cómo pretendes llegar ahí? - interrogo –
- Con el transportador – dice Thomas con una cara que refleja que le gusta el plan–
- No podemos usarlo, es ilegal – caigo en cuenta que estamos sumidos en la anarquía y que ya no hay legalidad o ilegalidad – hagámoslo –
Caminamos hasta uno de esos callejones entre edificios y ahí nos transportamos. Llegamos a una calle repleta de personas, donde algunos se dieron cuenta de nuestra aparición
- Taran – dice Sam moviendo las manos de jazz – gracias por su atención – las personas aplaudieron e intente que mi sonrisa no se viera tan forzada –
Algunas personas se acercaron a darle dinero a Sam, mientras empezamos a caminar.
- Tenías razón es muy inteligente – menciona Thomas –
Usamos magia para conseguir una habitación, pero no cualquier habitación, alquilamos la del último piso, la más lujosa. Claro robamos la llave y Sam se encargó de crea un registro falso.
Cuando llegamos a la habitación, era gigante, era más grande que mi casa. Los tres nos sentamos en la cama, creo que agotados.
- Hay que hacer guardia – dice Thomas – esta noche la hare yo –
- Gracias – responde Sam dándole una palmada en la espalda- iré a tomar un baño, saldré en seguida Sum –
Thomas se mueve y vuelve visible una pequeña maleta que lleva en su espalda. Aparentemente vacía, de la que saca un libro diminuto, a diminuto me refiero que era más pequeño que su mano. Lo pone en sus piernas y lentamente veo cómo crece hasta tener un tamaño normal.
- ¿Cómo se llamaba tu madre? – me pregunta –
- Corala Jones y mi padre Andrew Hunter – digo - ¿Por qué?
Con temor a equivocarme me atrevo a decir que era un libro de los magos de categoría 4. Encuentra a mi madre, pero a mi padre no.
- ¿tu padre que nivel era? – pregunta –
- 4 – menciono levantando los hombros –
- No aparece aquí – menciona –
- No sabría que responder, nunca lo conocí, murió cuando yo tenía un año – digo –
- Lo siento – responde
- Tranquilo – le sonrío-