Habían tenido otra magnífica idea, las montañas. Teníamos una pequeña carpa que por fuera lucia pequeña y por dentro era enorme teniendo la apariencia de un departamento. Estábamos comiendo, Sam no se había despegado de mí desde que golpee el piso.
Comía sin ánimo, Simon se había encargado de comprar unas hamburguesas. Todos habíamos tenido la oportunidad de limpiarnos o sea bañarnos y ahora de comida rica.
Quisiera hablar con mi madre, pero no se puedo, busco en el bolsillo de mi abrigo, pero recuerdo que la moví a la mochila y la mochila se quedó en el yate.
No puede ser
Thomas y yo nos miramos, entiendo que siente la misma culpa que yo y que quizás haremos lo que plantee, pero solo los dos.
Me recuesto en mi lugar, viajando a la oficina del director la cual estaba vacía y no sabía si eso era buena señal, me paso al yate y tengo que resistir el impulso de lanzarme para poder buscar todo.