Feelings For Him

9. La sala de al lado

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Me levanté, y ¿adivinen qué? Mis padres salieron a trabajar temprano, y mi hermana y yo estábamos solas en la casa.

—Melissa, ya levántate, tenemos que ir al colegio.

—No quiero ir, tengo sueño.

—Vamos Meli, se nos va hacer tarde —la muevo para que despierte, y abro las cortinas de la habitación.

—¡No hagas eso! ¡Me quemooo! —me río.

—Ya, vamos, no eres un vampiro.

—Aún... quizás en algún momento me convierto —y saca sus colmillos, como si fuera un vampiro.

Melissa siempre ha sido fan de las historias sobres vampiros, tipo "Crepúsculo", así que todo lo que leía lo llevaba a la realidad. Obligué a Meli a levantarse, porque ya íbamos tarde a clases, y debido a que nuestros papás, otra vez, trabajaban temprano, nos tuvimos que ir solas al colegio, en autobús. Llegamos y yo me dirijo a los casilleros a buscar mis cuadernos para la clase.

—Hola, ¿cómo estás amiga? —me pregunta Bea.

—Bien ¿y tú? 

—Bien, con sueño solamente, las clases comienzan muy temprano —dice, bostezando. Yo hago lo mismo que ella. ¿Les pasa que alguien bosteza al lado tuyo y se les pega? Reímos juntas ante la situación.

—Me pegas tu bostezo, Bea.

—Es que es muy temprano para estudiar, así uno no piensa correctamente.

Caminamos hacia la sala de clases, y a lo lejos veo a Max... entrando a su sala, que queda al lado de la mía. Lo miré y le quité la mirada rápidamente, ojalá no se haya dado cuenta. No quiero que me vea, no después de la vergonzosa situación de haber bailado frente a él.

Entramos a la sala de clases, y la profesora llega enseguida.

—Buenos días, estudiantes, ¿Cómo están? —dice la profesora, ingresando a la sala.

La clase está tan aburrida, que me estoy quedando dormida sentada. Y de un momento a otro escucho una voz a lo lejos.

—Srta. Isabella Mitchell, ¿puede llevar estos papeles al profesor de la sala de al lado?
Bea, disimuladamente, me empuja con el codo.

—¡Ayyy! ¿Qué pasa? —la miro.

—La profesora te está hablando, Isa —me responde mi amiga. Me paro inmediatamente, frotándome los ojos.

—Perdón profesora, ¿qué me había dicho?

—Que si podías ir a la sala de al lado, y le llevas estos papeles al profesor, por favor.

—Sí, claro —asiento.

La profesora me entrega los papeles y salgo de la sala. Caminando por el colegio, me doy cuenta que Max está en ese curso. Creo que por más que trate de evitarlo, no voy a poder, y peor si estamos en el mismo colegio.

Toco la puerta de la sala de clases, y escucho un ¡Adelante, pase!, y entro. Todos me quedan mirando. ¡Qué vergüenza! ¿Qué tengo de raro? Dejen de mirarme, ¿acaso nunca han visto a una mujer entrar a su sala?

—La profesora le envía estos papeles —le digo al profesor, estirando las manos.

—Gracias.

Cuando me doy media vuelta, siento otra vez a las miradas, y sin darme cuenta estoy buscando a Max entre todos. Y ahí lo veo, copiando en su cuaderno algo que está escrito en la pizarra. De repente mira hacia la pizarra y hacia mí. Siento como el calor sube hacia mi rostro, ¡debo estar roja! Salgo casi corriendo de allí, cierro la puerta y me apoyo en ella.

¿Qué fue eso? ¿Por qué me puse tan nerviosa? ¿Quizás me estén pasando cosas con él? Pero si sólo hemos hablado como 3 veces. No, no puede ser. Además, esto me pasa con todos a quienes recién conozco, me pongo nerviosa cuando los veo, no sólo con él.

Entro a la sala de clases, y le digo a la profesora que el profesor de al lado recibió los papeles. Ella me da las gracias. Y me voy a sentar a mi sitio.

—¿Pasó algo amiga? —me pregunta Bea, hablando bajito. 

—Al lado estaba Max.

—¿Qué? —se sorprende.

—Sí, era su curso.

—¿Y qué pasó? ¿Te habló?

—No, nada de eso. Sólo le entregué los papeles al profesor y me vine —le respondo. La profesora nos mira mal, pero no nos dice nada— La profesora nos mira, después hablamos.

Y así pasó la clase hasta que suena el timbre para salir a recreo. Junto con Bea salimos de la sala y caminamos hacia los casilleros a guardar nuestros cuadernos. Y para mi mala suerte adivinen quién sale de la sala de al lado al mismo tiempo... ¡Sí, él, el mismo en quién están pensando, Max! Me mira, y se acerca a mí.




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