Felice$ para $iempre

Capítulo 7: El contrato no cubre esto

El silencio en mi sótano era una sinfonía de orden y lógica, muy diferente al torbellino de mi mente. Había regresado a mi santuario, un espacio subterráneo donde los cables se entrelazaban con los servidores, y el único sonido era el zumbido constante de las máquinas. Aquí, los números bailaban a mi antojo y las emociones no tenían lugar. Sin embargo, en el fondo de mi cerebro, una imagen persistía: la risa genuina de Kara cuando mi chiste sobre el fútbol hizo reír a su padre. La manera en que me tomó de la mano cuando Aileen la atacó con su veneno. El dulce sabor de la lasaña que no había planeado saborear.

Mi secretaria entró con una taza de café, tan precisa y ordenada como siempre. Era la única persona en mi vida profesional que conocía los pormenores de mi "noviazgo" con Kara y sabía que mi trabajo era, en gran parte, una fachada.

—Señor Dax, aquí está su café. Y los informes del día —dijo, dejando los papeles en mi escritorio con una exactitud milimétrica.

Me aclaré la garganta. —Gracias.

Ella no se fue. Se quedó ahí, con la mirada de una persona que espera una respuesta que no se atreve a preguntar. La miré y sonreí. —Adelante.

—Con todo respeto... ¿cómo le fue en la cena familiar?

Era una pregunta sencilla, pero en mi mente era una ecuación compleja. ¿Cómo le había ido? Había impresionado a un padre, a una madre, había humillado a Aileen sin decir una palabra de más. En el manual, eso era un éxito rotundo. Pero el manual no había cubierto el extraño placer que sentí al ver la sonrisa de Kara.

—Fue... un éxito. Los padres de Kara son encantadores. Y la lasaña de su madre, un diez.

Mi secretaria me miró con una ceja arqueada. —Con todo respeto, usted no se comporta así. No se toma el tiempo de hablar con la gente, de bromear. ¿Por qué se comportó como el novio perfecto?

La pregunta me desarmó. Era el tipo de pregunta que solo ella, con su mente aguda, haría.

—Por... la misión. Por el desafío. Es importante crear una buena impresión, ¿no? Y el padre de Kara es un gran aficionado del fútbol, pude hablar con él sobre el futuro de su equipo.

—La misión terminó anoche, señor. Aileen sabe que están juntos. No había necesidad de convencer a nadie más. Usted no es así.

Me quedé en silencio, y el peso de sus palabras fue como un golpe en el estómago. Tenía razón. Había pasado toda la noche no solo actuando, sino también disfrutando cada minuto. Disfrutando de la manera en que la sonrisa de Kara iluminaba la habitación, y de cómo me miraba, como si yo fuera su salvador.

—No sé qué hacer —dije, sintiendo que un peso extraño y pesado se posaba sobre mi pecho—. Mi mente lógica me dice que no me involucre en algo tan impredecible, pero mi corazón... mi corazón está en un caos. Me preocupé por ella, por lo que su madre pensaría de ella, por cómo la mirada de Aileen podría afectarla.

Ella se quedó en silencio, y luego me miró con un poco de compasión en su rostro.

—Señor, tiene que decidir. ¿Es una parte del plan o es algo más? Porque si es algo más, es una situación muy arriesgada.

Me puse de pie, caminando por el pequeño espacio del sótano. El aire pesado parecía presionar sobre mí, tan asfixiante como mis pensamientos.

—Tienes razón —dije, sintiendo que un peso extraño y pesado se posaba sobre mi pecho—. La lasaña de su madre era deliciosa, y su padre... su padre es un hombre interesante. Pero hay algo más que está pasando.

Dejé escapar un suspiro que no sabía que estaba guardando.

—El contrato no cubre esto.

Salí del sótano, el peso de mis propios pensamientos más pesado que las puertas de acero. Me subí al auto, y en vez de ir a casa, volví al apartamento de Kara. Me senté en el sofá, con la computadora en las rodillas, con la fría lógica de mi profesión como única compañía, tratando de convencer a mi mente de que todo lo de anoche era solo un trabajo, un guion, una farsa.




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