El amanecer se colaba sin permiso en mi departamento , pero la atmósfera no era de paz, sino de la densa resaca de las despedidas de soltero . Me había quedado dormida en un estado de euforia caótica, aferrada al brazo de Dax.
Mi paz estalló cuando mi mirada cayó sobre mi teléfono en la mesita de noche. El mensaje, sin firma y de un número desconocido, me golpeó como una cubeta de agua helada.
> "Así que encontraste un sustituto, ¿eh? Creíste que nadie se daría cuenta de tu pequeño juego. ¿De verdad pensaste que Dax Caldwell te ama ?"
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Mi Ex. La voz del pasado. La culpa me ahogó. Había puesto en riesgo no solo la boda de Aileen, sino también a Dax, el hombre que amaba.
Mi mano tembló al borrar el mensaje. El pánico me hizo huir de la cama.
—Voy a la ducha —susurré, sin mirar hacia atrás, cerrando la puerta con una necesidad urgente de lavar la verdad.
Mientras la puerta se cerraba, sentí el peso de su despertar. El sonido del agua llenaba el espacio. Sabía que Dax, no ignoraría mi huida y el teléfono. Sabía que encontraría el rastro. Sentí mi traición como un nudo en el estómago: no confiar en él, no contárselo antes.
El sonido del agua se detuvo. Un momento de silencio. Luego, un golpe seco en la puerta.
—Kara. —Su voz era baja, pero la autoridad y la decepción helada eran palpables—. Tenemos un problema. Uno que creíste que podías manejar sola.
Me quedé paralizada, envuelta en una toalla. Sabía que no había forma de negarlo.
—Dax, yo... te lo iba a contar... lo juro. Me aterrorizó, por eso lo borré. No quería preocuparte.
—¡Abre la puerta! —Su voz se elevó un grado, pero seguía siendo controlada, lo que era peor que un grito. El control era su arma—. No estoy preguntando por qué lo borraste, estoy preguntando por qué te lo enviaron. Sal de ahí ahora mismo.
Abrí la puerta, lista para la tormenta. Me encontré con su figura imponente. Él me miró, y no vi al novio perfecto , sino al estratega herido. El teléfono estaba en su mano, la prueba de mi mentira.
—¿"Pequeño juego"? ¿"Sustituto"? —Dax citó, cada palabra un dardo—. Explícame, Kara, con detalles, por qué tu Ex tiene información sobre nuestro "acuerdo" y por qué creíste que era una buena idea ocultármela mientras dormíamos juntos.
— No es mi culpa que sea un obsesivo, Dax. Lo corté hace años , él... él siempre ha controlado mi vida. Y no te lo conté porque no quería que interviniera con nuestra relación.
Dax dio un paso hacia mí, su presencia era abrumadora. Sus ojos me taladraron.
—Quiero saber si lo has contactado después de borrar ese mensaje. —Exigió, su tono volviendo al modo profesional, el que me hacía temblar y desear a partes iguales—. Dame detalles. Ahora. Mañana es la boda y no voy a permitir que tu pasado destruya todo por lo que ambos hemos sacrificado.
Me quedé en silencio, sintiendo que mi corazón se rompía por la decepción que le había causado. Pero él tenía razón. La amenaza era real.
—Lo sé. —Mi voz era apenas un susurro. Di un paso hacia la mesita de noche— Y no, no lo he contactado.
Dax me miró fijamente. Su expresión se suavizó solo una fracción, pero fue suficiente para calmar mi pánico.
—Bien. A partir de este momento, mi prioridad es la boda y la tuya. Dame tu teléfono.
El teléfono seguía en su mano. Y entendí: mi pasado acababa de poner en riesgo todo.