Llega el tiempo de una decisión que verá afectada o beneficiada nuestro futuro, elegir nuestro próximo presidente, elegir un gobierno en el que tendremos que pensar no solo por nosotros, sino por las generaciones que puedan venir por delante, esta no es una crítica hacia un sistema económico en particular, más bien es una crítica a las personas que se quejan del gobierno de turno, ese gobierno que eligieron democráticamente que si quizá hubieran analizado profundamente al partido político con su candidato representante supieran a priori que no son más que charlatanes ambiciosos de poder. Vemos a los políticos como productor de supermercado, no analizamos sus propuestas, más bien examinamos el rating que tienen en las calles, si lleva el pelo de acorde a la temporada de moda o si viste bien porque un presidente debe estar bien visto internacionalmente, como es de esperarse en un supermercado que observamos la apariencia de los productos y no en la calidad de estos. El marketing se apodero de la mente de la sociedad haciéndonos creer que el poder del dorado es más valioso que el producto en sí, un dorado que no es más que aceptación de la gente y el rechazo a saber el rendimiento verdadero que da. El día que nos demos cuenta que los impuestos no son más que espadas de doble filo, un filo por el que nos cuentan el beneficio social y otro por el que nos roban, ese dia dejaran de apuñalar al pobre y veremos que no necesitamos de un gobierno que es corrupto por definición, en ese gran dia el mundo mejorara.