Fingir…
¿Por qué no podía ser otra cosa? Que tal, eh sacar una becada, o subir un video de una estudiante y un profesor.
El amor y yo no somos muy amigos… Después de lo del imbécil de Elkyn, quería un raund fuera. Pero, ahora tener que fingir. Es peor que masticar piedras.
–¿ oh vamos y esa cara? – habló Hugo finalmente – eres la reina de este lugar, que alguien te lleve flores ¿Qué tan difícil puede ser?
Bufé, ese no era el problema, podía contratar alguien, el detalle estaba en que yo tenia yo tenía que hacer que se enamorara de mí.
¿Yo Casandra Miller suplicando amor?
Es una estupidez.
–Vamos, que no es tan difícil – animó Rosy jugando mirandome.
–¿te animas o no? – expresó Lían abriendo su soda – podemos cambiar el reto si quieres.
–¡que! No. – respondí rápidamente
–entonces di que si – finalizó Ela.
Tome una buena respiración, ellos estaban expectantes. Sabían que no me negaría, y estaban en lo correcto. Este reto lo iba a cumplir pese lo que pese.
–acepto el reto.
Ellos aplaudieron, algunas miradas cayeron en nosotros. En cualquier otra situación, nos convertiríamos en personas extrañas. Pero la realidad es que somos los que decidimos aquí. Hugo es el presidente estudiantil, Lían es líder del equipo de básquet de la escuela, ambos atractivos y más Lían por su altura, Rosy, hija de Richards Queen. Y como su apellido lo dice, ella es la reina, ese hombre maneja a todos los profesores incluyendo algunos coordinadores. Elanys es hija del ejecutivo Ryan Hotthers, quien es considerado un inversionista importante en algunas ciudades, y yo. Hija de Angelo Milleres, dueño del imperio Millers. Quien tiene poder y respeto. Incluso sobrepasando el padre de Rosy.
—Bien, necesito que me expliquen bien qué es lo que debo hacer —acomodé mi cabello, impaciente.
—Por supuesto —respondió Lían, sacando algo de su bolsillo.
El papel estaba húmedo. Aún llevaba el uniforme de básquet, el cabello despeinado y unas gotas de sudor corriéndole por la frente. Se veía demasiado bien, y lo peor es que él lo sabía.
—No voy a tomar eso, tiene tu sudor —aclaré con repulsión.
—¿Y cuál es el problema? —sonrió, divertido.
—Que ella no es una de tus chicas —intervino Rosy, cruzando los brazos con fastidio.
—¿Y qué te importa? —musitó él, inclinándose un poco hacia ella—. ¿Celosa, Rosy?
—¡Qué más quisieras! —giró el rostro molesta—. Aja, sigamos con el reto, tengo un parcial.
—¿Parcial tú? ¿Rocío “fiestas”? No me digas que vas a ligar con el profe otra vez —bromeó Hugo.
—¿Pueden discutir eso en otro momento? —intervine, molesta—. ¿Me dicen el reto o no?
Los siguientes minutos me explicaron en que consistía el reto, me idicaron cual son los puntos.
Uno, el chico lo escogerían ellos.
Dos, el más importante. Hacer que él se enamorara perdidamente de mi.
Tres, en el baile de noviembre el debía regalarme flores
Cuatro, lo tengo que grabar y subirlo a la pagina estudiantil.
Como recompensa me regalarían un departamento en la playa, además de cien mil dólares.
—Ya se lo que quieren… – miré a elanys que estaba a mi lado.
—Si queremos conocer la mansión Miller. – confirmó.
La mansión Miller, era la casa de mis abuelos, esta a fueras de la ciudad cerca un lago. Pero que está totalmente restringida, con el fin que solo los miembros de la familia la puedan pisar. No hay fotos de ella por ningún lugar, solo los que han estado ahí pueden hablar de ella. Mi papá me llevó cuando cumplí quince años, ni mi madre la ha visitado a pesar de que le ha insistido a papá. Es el prodigio de la familia Miller. Y ellos me han pedido infinitas veces para que los lleve a escondidas, cosa que nunca hice.
—¿De verdad quieren a ir a ese lugar? – pregunté algo fastidiada.
—Si. – contestaron unísonos.
Sonreí.
–vale. – acepté.
Ellos se miraron emocionados.
Sigan fantaseando con ir a esa casa, por que voy a ganar.
–bien, ¿quién es el chico? – pregunté.
–de hecho, pensamos que te ibas a negar y no escogimos. – confesó Rosy con tedio
–me la están poniendo más fácil – sonreí maliciosamente, probando mi café
–¿qué tal ese chico? – mencionó Lian.
Todos miramos en la dirección que el veía. era un gordito, el uniforme le quedaba dos tallas más grandes, mientras masticaba con ganas una dona, y hablaba animadamente con unas chicas.
Asco.
–Lían – gruñí con repugnancia – ¿qué te pasa?
El soltó una carcajada, al igual que los demás. Doblé los ojos.
–haber estoy buscando – siguió mirando el comedor.
Estaba bastante lleno, encontrar una mesa era muy difícil. Para ellos, esta mesa nadie la tocaba. Habían becados este año, cosa que por supuesto muchos se negaron, pero el rector no cedió, y explicó que todos merecen las mismas oportunidades, además de que ellos tienen excelentes calificaciones.
–Cas. – susurró Ela a mi lado, sacándome de mis pensamientos.
Volteé mi rostro hacia ella, los chicos estaban bromeando con Lían. Ela tiró mi brazo y por poco dejo caer mi café.
–¿de verdad nos vas a llevar a la mansión? – pregunto bajito, pero con notable curiosidad.
–no – confesé y ella abrió sus grandes ojos – no voy a perder. – terminé
Una sonrisa se dibujó en sus labios, me dio un breve empujoncito en el hombro, se lo devolví. Antes de poder decir algo la voz de Lían captó nuestra atención
– lo tengo.
–¿quien? – preguntamos Ela y yo al tiempo.
–ÉL.
Seguí su mirada ahora al lado opuesto. Observé varios chicos, uno alto moreno rizado, otro mas claro. Creo que era Camilo, un miembro del equipo llevaba el mismo uniforme que Lían. Y por último otro que estaba en su teléfono.
–¿camilo? – prengunté sin quitar la mirada de camilo
–¿Qué? No.
–¿y entonces? – volteé nuevamente a él.
–el que está al lado, en el fondo solo. – respondio con simplesa dándole un mordisco a su sándwich
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Editado: 30.10.2025