Era un día más en el que no podía levantarme de la cama, no quería ir a la escuela me sentía débil, triste y enojada.
Habían pasado apenas dos semanas desde la muerte de mi padre y aún no comprendía por completo la situación, no entendía cómo una persona puede desaparecer de este mundo así… tan sencillo.
Estaba preocupada por mi mamá, no había día en que no le viera llorando, me preocupaba porque cada día la veía un poco más delgada y triste.
En la escuela todo seguía siendo igual, nadie se me acercaba porque soy diferente a ellos, porque no sé cómo ser como ellos. A veces quisiera no despertar más, quisiera irme con papá y ya no ver a los chicos de mi salón… ya no quisiera existir más.
Me levanté a regañadientes y me metí al baño, abrí las llaves de la tina y me quedé sentada mientras el agua caliente cubría mi cuerpo.
El agua me quedaba a la altura de mi pecho pero la espuma hacía que se viera mucho más alta.
Me sumergí en el agua durante unos minutos y pensé en la posibilidad de quedarme ahí abajo hasta que ya no pudiera contener más la respiración y poder ahogarme.
Mis pulmones empezaron a agotar las últimas cantidades de oxígeno que tenían, mi cuerpo empezó a gritar “Necesito oxígeno”, mi cabeza comenzó a dolerme y mi vista empezó a nublarse.
Pude ver a mi padre por encima del agua mirándome fijamente con una sonrisa, ¿será que viene por mí?
“Papá no te vayas, llévame contigo… ya estoy cansada de vivir en este lugar… quiero irme contigo”
Pensé mientras lo veía ahí…
Él solo me miró y con mirada triste se dio vuelta y desapareció de mi vista.
Salí debajo del agua y con un gran ruido comencé a jadear y a toser.
-Felicity ya es demasiado tarde, vas a llegar tarde a la escuela, ¿estás bien?- entró mi mamá al cuarto de baño con mi uniforme recién planchado
-Sí, es solo que tragué un poco de saliva y por eso comencé a toser.
-Vamos sécate el cuerpo, vístete y vámonos por favor.
Ella salió del baño y cerró la puerta.
Me quedé mirando la puerta detenidamente y a mi mente llegó un pensamiento que gritó dentro de mí.
-No puedes dejar a tu madre sola, no puedes hacerle esto a ella… No puedes ser tan egoísta para dejar que ella viva sin ti.
Me levanté de la bañera y con una toalla me sequé, me puse mi uniforme del colegio, bajé a desayunar con mi madre y las dos salimos directo a la escuela.
-Felicity permíteme un momento aquí, voy a pasar por el pan con el Sr. Williams, no te vayas a alejar- me dijo mi mamá mientras entraba a la panadería.
Comencé a caminar por la acera y como es mi costumbre comencé a pisar las líneas que separan los ladrillos del suelo.
Una persona pasó a un lado mío y me empujó fuertemente, sin ni siquiera voltear a verme. La miré correr sin pedirme una disculpa así que con dolor me acaricié el codo, miré a un lado y vi que a aquella persona se le cayó un libro.
Caminé con miedo directo hacia el libro y lo levanté, la portada era muy extraña… era como de una tela parecida a la gamuza, el color era difícil saber cuál tono era pues estaba tan sucio que no se alcanzaba a distinguir. En la portada la sombra de una niña se miraba frente a una enorme luna y a un gran bosque lleno de árboles.
-¿Felicity?- oí la voz de mamá
Me di la vuelta y con mis manos atrás de mí guardé el libro en mi mochila
-¿Qué pasa?- mamá me miró
-Nada mamá… - respondí nerviosa
-¿Segura?, ¿estás bien?
-Sí, ¿ya compraste el pan?
-Sí, ya está… ahora si vamos o se te hará tarde.
Las dos nos tomamos de la mano y caminamos directo hacia mi escuela.
Guardé silencio, pero las ansias dentro de mí de poder ver el libro se volvían cada vez más grandes.
Llegamos a la escuela y mamá me dio un beso en mi frente.
-Pon mucha atención Felicity, vengo por ti en la tarde…
-Está bien mamá…
-Te amo mucho mi niña
-Te amo más yo…
Me di la media vuelta y me metí a mi escuela con tristeza y sin ganas.
Las horas pasaron como de costumbre lentas y aburridas, los mismos estúpidos de mis compañeros, las mismas niñas tontas de mis compañeras, la maestra hablando como un loro sin que nadie le hiciera caso, la mirada de los profesores sintiendo lastima por lo que me había ocurrido.
Siempre la misma rutina…
Salí de la escuela y ahí parada estaba mamá esperándome, tenía una sombrilla, ya que una fuerte lluvia azotaba la ciudad.
-Vamos Felicity, ¡Corre!... te vas a mojar
Corrí lo más rápido que pude hasta llegar con mamá.
-¿Cómo te fue, mi amor?
Editado: 19.07.2021