Felicity: Una Niña Maravillosa

Hija de la Luna

Corrí por el solitario boque los enormes árboles tapaban al sol, el cual se estaba metiendo poco a poco. No tenía ni idea de a dónde iba, sólo estaba corriendo sin rumbo.

Las gotas de sudor me caían por el rostro y cada vez mis zapatos se llenaban más y más de lodo. El cansancio me estaba matando, me sentía agotada así que decidí parar un momento y recobrar las fuerzas. Ahí en el suelo vi algo que me llamó la atención.

Se encontraba el trozo de tela que Peé siempre utilizaba en su cabeza, lo tomé con mi mano y alcé la mirada. Frente a mí se encontraba la enorme montaña a donde Peé me había llevado a observar la luna de cerca.

Caminé lentamente por la colina hasta llegar a lo más alto de la montaña, la luna con su enorme resplandor se encontraba enorme y brillante ante mí. Ese día estaba aún más brillante que como la había visto cuando había ido con Peé a aquel lugar.

Me senté en el piso justo frente a ella, necesitaba un momento para descansar y apreciar lo maravillosa que se veía ese día. Una sensación extraña recorría toda mi piel haciéndome sentir nerviosa.

-Debes estar cansada- escuché una voz dulce detrás de mi

Exaltada volteé y me incorporé lo más rápido que pude. Ahí se encontraba una mujer pálida con un vestido tan blanco como el color de la luna, su cabello era gris y sus ojos eran azules. Con atención me miraba mientras de su boca salía una pequeña sonrisa, un escalofrió recorrió mi cuerpo al darme cuenta de que era casi idéntica a mi madre.

-Perdóneme por favor señorita, no quise molestarla… no tenía idea que alguien viviera en este lugar, déjeme presentarme yo soy…

-Yo sé quién eres- respondió sin quitarme los ojos de encima

-¿En serio? ¿Quién es usted?-pregunté sorprendida- se parece muchísimo a mi madre.

 -Yo soy la Reina Xoxnet Yeltzin…

Mi corazón se paralizó y las manos me comenzaron a temblar, era imposible que yo estuviese viendo a la reina Xoxnet… ella estaba muerta.

-Yo… esto debe ser imposible- respondí temblorosa

-No sabes cuantos años he esperado este momento…Eras lo único que esperaba cada año, poder ver a mi pequeña. Nunca creí verte tan grande, tan crecida.

Ella se acercó a mí y con su mano me tomó del rostro lento y delicadamente.

-Eres idéntica a mí- respondió con una sonrisa

-Perdóneme por favor pero cómo es posible que usted esté aquí, todos me dijeron que usted estaba muerta…

-Yo morí el día que te separaron de mis brazos cuando tan solo eras un pequeño bebé, Zerrel decidió darme un castigo aún más cruel que matarme… me separó de lo único que me mantenía viva y me condeno una eternidad a vivir el sufrimiento de no tenerte. 

Creí que nunca más volvería a verte ni a sentirte pero después de tantos años de esperarte al fin te veo aquí.

Las lágrimas cayeron por todo mi rostro y en mi pecho se sintió un gran nudo, era como si una sensación me atormentara todo mi cuerpo. Me sentí tranquila pero al mismo tiempo me sentí triste.

-No sé qué está sucediendo, no entiendo nada… no sé qué es lo que estoy haciendo aquí mamá y tengo miedo, tengo muchísimo miedo.- me solté a llorar

Ella me tomó y me abrazó fuertemente mientras de sus ojos las lágrimas también caían. Durante unos minutos nos mantuvimos abrazadas hasta que ella se separó de mí y con sus manos en mis hombros me miró a los ojos.

-Ese es el fin de todo esto, que seas fuerte aunque yo no esté ahí contigo para ayudarte mi niña. Tú eres alguien que ha tenido que soportar muchas cosas y sé que hay veces en las que quisieras no despertarte más, pero siempre recuerda que el que tú estés despierta hace que yo tenga porqué vivir.

La vida no es sencilla y siempre habrá cientos de cosas que nos van a lastimar y que nos van a tirar… solo recuerda que hay otros miles que nos harán seguir adelante…

-Papá está muerto mamá… él me dejó, lo extraño… yo no sé qué hacer sin él- la interrumpí entre llantos

-Lo sé Yeltzin pero tú no estás sola y aunque no estemos contigo siempre te vamos a cuidar y te vamos a querer… quizás en otros cuerpos, en otras almas pero siempre vamos a estar aquí- ella me tocó el pecho del lado en que se encuentra el corazón- Esto es solo una prueba más de que eres capaz de hacer cosas maravillosas, de que tú puedes salir adelante, de que eres la persona más fuerte que hemos conocido…

Ella me limpió las lágrimas con su mano y me sonrió

-No sé ni siquiera como llegué aquí, yo a usted no la conozco pero es como si estuviera viendo a mamá. Estoy desesperada y no sé qué hacer… la reina quiere matarme  y en este momento debe estar iniciando una guerra en contra de Andarg.

-Es claro que tú estás aquí para que te des cuenta de lo valiente que eres, debes luchar en contra de tus miedos, de las cosas que te lastiman y que te hacen daño… la reina no es más que una de las miles de personas que se empeñarán en hacerte un mal. ¿Mírame a los ojos y dime que piensas hacer? 

-Quiero ayudar a Andarg y a todos, quiero que la reina se dé cuenta de que no va a ser tan fácil tirarme.



#8869 en Fantasía
#1889 en Magia

En el texto hay: fantasia, magia, amistad

Editado: 19.07.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.