—¡¿Qué hacen?! —soltó Nathalie de un grito, su bolsa cayó de su mano.
Frente a ella, su esposo estaba abrazando muy estrechamente a su mejor amiga, a la cual le costaba reconocer que era un hombre casado.
—Discutió con sus padres… Yo… tuve que…
El resoplido de la joven esposa fue suficiente para indicarle a Leonard que mantuviera su pico cerrado; sin embargo, esto no fue suficiente. Él desde el comienzo sabía la duda que Anne le generaba a su esposa, pues ella podía ver las verdaderas intenciones de esa mujer.
—¡Esa no es una justificación, Leonard! ¡Ustedes parecen la pareja, no nosotros!
—Lo siento, Natha… Mis padres me echaron de casa y…
—¿Crees que eso me interesa en este momento en el que estás casi sobre mi marido? ¿Qué harías en mi lugar?
—Deja esos celos tóxicos, Nathalie… solo somos amigos, él solo me estaba ayudando… a…
Una bofetada resonó en el lugar, en el mismo instante en que la mano de Anne fue llevada a su mejilla enrojecida, gracias al golpe. Leonard se interpuso entre ellas, dejando a Anne a su espalda.
Su mirada se denotaba tan desconcertada, frente a sus ojos no estaba la chica de la que se enamoró años atrás. ¿Abofetear a su amiga? ¿Cuándo ella se atrevería a tanto?
—Respira, Nathalie, aquí no está pasando nada… ¡¿No ves que tiene problemas con sus padres?!
—¡¿Eso le da el derecho de abalanzarse sobre mi esposo?! ¡¿Crees que eso está bien?! ¡¿Qué harías si Timothy me abrazara de esa manera?!
—No es lo mismo… ¡No es lo mismo! ¡Intenta entenderla!
—¡No! ¡No tienes que justificarla! ¡No quiero entenderla!
—Por supuesto que no la entenderías… ¡Tus padres te arrojaron a la basura, apenas tuvieron la oportunidad!
Una nueva bofetada resonó, los ojos de Nathalie estaban llenos de lágrimas, los de Leonard estaban abiertos con amplitud, ella jamás se atrevería a levantarle la mano a nadie, hasta ahora.
»Nath, lo siento, yo no quería… no tenía que…
—¿Tanto la quieres? Rompiste tu promesa de nunca mencionarlo otra vez… Está bien… yo… vete al carajo.
Secó con molestia las lágrimas de sus mejillas y se encerró en su habitación, a pesar de que Leonard tocara una y otra vez la puerta, intentaba explicarse, poder recibir el perdón de su esposa.
—Lo siento, León, yo no quise…
—Vete…
—León…
—Vete, por favor. Quiero estar solo.
Se dejó caer al suelo, apoyando su espalda sobre la puerta, sus manos fueron llevadas con desespero a su cabeza, la mirada de Leonard era de completo enojo, Anne lo reconoció de inmediato, de manera que se marchó sin añadir nada más.
En una distancia bastante prudente, ya cerca de su auto, una sonrisa satisfecha apareció en sus labios. Con hacer una sola llamada, le hizo saber a esa otra mujer: «Madre, hice lo que me ordenó».
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ Tiempo después ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
—¿De verdad es lo que quieres hacer? —preguntó Leonard con un gesto de duda.
Imaginarse una vida sin estar cerca de Nathalie no lo llegó a hacer en ese momento, en el que ella le estaba pidiendo el divorcio de esa manera tan… Nathaliesca.
Pero estar tanto tiempo juntos ya no era sano, las discusiones estaban aumentando, y la mujer que se hacía llamar: «La madre de Leonard» estaba haciendo de las suyas para que su nuera se marchara.
—¿Acaso existe una oportunidad para nosotros? —cuestionó la chica con un tono irónico.
En ese breve periodo de tiempo, todo se había ido por el caño, su confianza desapareció. Todo ese amor dejó de existir, eso era lo que se veía mientras ella firmaba el documento de divorcio sin pensarlo dos veces.
Necesitaba alejarse de ahí, de ese hombre que no le dio su lugar frente a su familia, ese hombre que no era el mismo del que se enamoró años atrás, el que le juró estar a su lado para siempre y enfrentarse a todos por ella si fuera necesario.
—Esto es un error —afirmó él cuando ambos estuvieron fuera del recinto.
Nathalie se mantenía en silencio, solo deseaba salir de ahí, la presencia de Leonard le cansaba.
»Nos amamos —añadió —no podemos…
—Yo no te amo, no lo hago más —sentenció ella deteniendo su caminar de repente.
Se paró justo en frente de Leonard y lo miró a los ojos fijamente debía grabar en su mente el rostro del hombre que ahora era, no el amoroso joven que conoció años atrás.
—¿Qué?
—No te amo.
—No importa, te amaré por ambos, mientras recupero ese amor que tenías por mí.
—Ahora es tarde, Leonard. Ya no te amo más. Cada vez que te veo… recuerdo que no tengo familia, que estoy sola, que dependía de ti y te ahogué con mi amor… quizá, tu madre tiene razón, no debíamos estar juntos a pesar de todo esto.