Feliz Divorcio

Capítulo 02: Soy tu esposa

La mirada de ambas mujeres estaba centrada en la de Leonard, pues él se mantenía en completo silencio, su mente estaba trabajando en tomar la mejor decisión posible; si elegía a su madre, de seguro su esposa se encontraría afectada por la situación, pues esa era una ocasión especial para ambos. 

En el caso contrario, si elegía a su esposa, estaba convencido de que su madre se ofendería y se descargaría completamente sobre Nathalie, pues «le estaba robando a su hijo».

Al parecer no importaba qué decisión tomaría, pues, de una u otra forma, una de ellas se encontraría inconforme con su respuesta. Entretanto estaba resolviendo mentalmente qué debería hacer, notó cómo Nathalie asintió con lentitud y tomando su maleta abandonó la sala. 

No permitiría que su suegra le dañara una vez más su noche, no importaba si tendría que ir a disfrutar de su aniversario por su cuenta; se encontraba herida, eso no era una sorpresa para ninguno; aun así, no le daría la importancia que los demás esperarían.

Leo no había respetado su relación, ni mucho menos sus planes de esa noche en frente de la mujer que lo trajo al mundo. No mendigaría amor, estaba segura de eso, ya no lo haría más. 

—¡Nathalie! ¡Nathalie! —La llamaba su esposo a la distancia.

Corría lo más rápido que podía, había dejado atrás a su madre para ir con su esposa, pero ella no lo esperaba y no lo iba a hacer. 

Sus piernas se movían con gran agilidad, Nathalie se encontraba arrancando el vehículo, por tanto, no tenía una segunda opción; lo vio a través del retrovisor, su corazón se sentía extraño, era una pequeña felicidad al ver que la eligió, pero, tenía un sabor agridulce, pues, le tomó bastante tiempo el hacerlo.

—Unas cuadras más, con esas, detendré el auto —se dijo a sí misma, a pesar de que quería haberse detenido antes.

Así como lo dijo, condujo mucho más adelante, para por fin detener el vehículo para que su esposo ingresara a este; completamente agotado y con dificultad, subió la maleta al auto, buscaba la mirada de Nathalie, pero en ningún momento esta lo vio.

Se encontraba molesta, decepcionada. No era la primera vez que su suegra hacía algo así, y no era la primera vez que él dudaba en quién elegir. 

—¿No piensas hablar conmigo? 

—No tengo nada que decir —afirmó con seguridad, centrándose en su camino. 

—Es mi madre…

—Soy tu esposa. 

—No quiero que estemos en malos términos. 

—Lo deberías haber pensado antes —sentenció una vez más. 

Faltaban un par de minutos para llegar al punto señalado, pero, en medio de la vía, vieron cómo el barco se marchaba sin ellos. Leo mordió la parte interior de sus labios, y en cuanto a Nathalie, una sonrisa irónica apareció en su rostro. 

—Felicidades, ambos acaban de dañar mi noche. 

—Lo compensaré, lo prometo. 

—Promete algo que de verdad vayas a cumplir. 

El semblante de Leonard se apagó un poco, la culpa lo estaba carcomiendo un poco más. Ella tenía razón en estar molesta, esperó durante todo ese tiempo para tener un viaje junto con su esposo, pero nada de eso se dio según lo planeado. 

—Natha… Sé que estás molesta, no tengo ninguna forma de poderme justificar, todo esto es mi culpa.

—Es maravilloso que lo notes —hizo una pausa mientras detenía el andar del vehículo, soltó su cinturón de seguridad. 

La mirada de Leonard estaba centrada en ella, esperaba poder saber qué era lo que estaba pasando por su cabeza en ese preciso momento; si deseaba golpearlo, no tenía el derecho de mostrar resistencia, al final de cuentas, todo eso fue su culpa. 

»Iré a casa de Ivette, estoy lo suficientemente cerca para caminar. Cuando regrese mañana no quiero que tu madre esté en mi casa, ¿entendido? —se bajó del auto sin dedicarle ni siquiera una mirada a su marido.

Leonard se limitó a verla alejarse, su mente le aconsejaba correr detrás de ella para solucionar ese gran problema que él mismo había creado; sin embargo, su cuerpo se estaba paralizado.

La llamada de Anne lo sacó de su lucha interna, ella, una vez más, estaba pasando por una de sus «famosas crisis» por lo que necesitaba a su amigo con urgencia. El interior de Leo se peleaba con su contraparte, pero, al final de cuentas, Nathalie había decidido marcharse por su cuenta ¿No era así? Por tanto, lo mejor era ir con su amiga que realmente necesitaba su ayuda. 

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ Con Nathalie ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

Ivette estaba concentrada en su misión de organizar su ropa por colores, hasta que el sonido de alguien golpeando su puerta con fuerza, a tal punto de casi echarla abajo, arruinó el ambiente cálido en el que se encontraba.

Se acercó a la puerta tomando uno de los palos de golf que usaba para defensa personal en casos especiales; no permitiría que ese extraño vecino volviera a molestarla. Al abrir la puerta, la imagen de una Nathalie recubierta de lágrimas saltó a su vista.




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