Feliz Divorcio

Capítulo 05: El plan de las sanguijuelas (Parte Uno)

Los pasos de Nathalie se detuvieron de repente, el hecho de que esa mujer estuviera ahí junto con su esposo, no era para nada agradable, más bien, le incomodaba. Sentía que ese intento de hablar y solucionar las cosas sería un completo desastre.

Quizá, ella había sido un poco ilusa al suponer que él podría haber analizado un poco la situación y decidiera dejar a su amiga como lo que era, una amiga; sin otorgarle ninguna clase de beneficios más allá de los de una amistad.

Su mirada estaba centrada en Leonard, sus siguientes movimientos serían los que determinarían lo que sucedería a continuación; estos se encargarían de decirle que camino tomar y, el tener una idea de a dónde podría dirigirse su matrimonio.

Los pasos de Leonard se detuvieron de igual manera, él en ningún momento pensó que Anne se cruzaría en su camino, no le dijo a nadie a dónde se dirigiría, quizá, esa era una extraña y nada conveniente coincidencia. 

Con sus ojos buscó los de su esposa, analizando el gesto que ella estaba haciendo, claramente esa no era una escena agradable para ella, así que, por primera vez, le sonrió a Nathalie dejando a su amiga a un lado.

—Ven aquí —extendió su mano como todo un caballero, de la misma manera en la que le hacía entrega de esas preciosas flores.

Anne se limitaba a gruñir en silencio, no podía creer que su querido León se atreviera a hacerla a un lado por una mujerzuela como Nathalie. No era justo, bueno, no lo era para ella, a sus ojos.

—¿A qué se debe todo esto? —preguntó Nath con una pequeña sonrisa llena de ilusión.

Durante los últimos años, Leo no había llegado a tener ninguna clase de atención especial para con ella; por más que ella se esforzara en compartir un poco de tiempo de manera agradable junto con su esposo, esto era casi imposible.

Sin contar con las dos sanguijuelas que estaban dañando su relación, aquellas que estaban esperando de manera ansiosa el hacer que ellos se divorciaran, para tener el control absoluto de Leonard y sus acciones en la empresa.

—Te debo una disculpa gigantesca por todo lo que sucedió, porque no me di cuenta de que me estaba comportando como un idiota —confesó de manera honesta. —Sé que has estado molesta por lo que sucedió con el crucero, por mi madre, y todo eso fue en gran parte mi culpa. 

—Me alegra que seas consciente de eso. 

—Te dije que te lo iba a compensar, aunque no es nada comparado a lo que perdimos, espero que esto logre compensarlo por lo menos un poco. 

Las palabras de Leo salían de sus labios bastante serenas, le estaban demostrando una tranquilidad a Nathalie, la cual no sentía en lo absoluto. Estaba nervioso de que algo saliera mal y las cosas empeoraran.

Esta vez él se encargaría de solucionar todo el desastre que él mismo ocasionó; esperaba que, desde ese momento, su matrimonio diera un cambio total, y para bien.

Para ese día había organizado un pequeño pícnic en el jardín de su casa, aquella que habían compartido durante los años de su matrimonio, la que fue testigo de todo su amor y todas sus discusiones. Ese sitio que siempre les recordaría que no eran más dos personas, sino un solo ser. 

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—No creo que estemos haciendo lo correcto, Elaine —dijo Ivette mientras observaban escondidas al patio de la casa de su amiga.

Ellas simplemente estaban esperando el momento en el que la bruja de Anne se atreviera a ir de regreso a la casa de Nathalie, planeaban interceptarla y poder torturarla hasta que ella dijera cuáles eran sus verdaderas intenciones. 

Si bien ellas sabían que ella buscaba dañar el hogar de su amiga, necesitaban tener las pruebas grabadas para que su intervención fuera legalmente justificada; bueno, al final de cuentas no sería tan legal, pero eso era lo que ellas pensaban. 

—¿Crees que ellos estén solucionando sus problemas? —Cuestionó la más alocada de las chicas ignorando la pregunta de su amiga. —Espero que puedan arreglar todo, que nuestra Natha pueda ser absolutamente arrasada por el río de la felicidad.

—Será difícil con la gárgola y la sanguijuela, por ahí molestando —sentenció Ivette en un tono pensativo. —Debemos encontrar algo para evitar que se acerquen a Natha y dañen su matrimonio.

Una sonrisa macabra y un tanto desquiciada apareció en los labios de Elaine, ella sabía perfectamente cuál era una de esas maneras para estar enteradas de lo que sucedía con ese par de locas, pues, aunque nadie hubiera dicho nada, estaba más que claro que ambas se aliaron para destruir el hogar de un par de enamorados.

»Me estás asustando… Cada que haces esa cara nos esperan problemas, y tus soluciones no rozan el límite de la legalidad —expuso sintiendo cómo los problemas le respiraban en el cuello.

Las chicas debían asegurarse de que las intenciones de Anne eran más allá de conservar una simple amistad, si no de conquistar al hombre de otra mujer. Esos actos no eran nada más que gritos desesperados para llamar la atención, para que ella pudiera sentirse satisfecha con su propia vida.

—Debemos demostrarle a Leonardo, qué clase de amiga es la que tiene. Debemos abrirle los ojos, debe saber que esas dos brujas están trabajando para que Natha y él se separen. 




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