Feliz Divorcio

Capítulo 07: Pasado romántico

Nathalie estaba como si fuera una estatua, no se inmutaba a nada, sino que, con una muy diminuta sonrisa, saludó a su esposo.

—Natha, cariño. Esto se ve mal, muy mal —confesó —pero no es lo que parece. ¿Te gustaría escucharme un momento, por favor? —en su mirada se apreciaba esa expresión de súplica, sentía que todo lo estaba tirando a la basura, y era exactamente lo que hizo.

Ella se mantenía en silencio, no deseaba hablar, tenía sentimientos encontrados respecto a lo sucedido, se había despertado más temprano de lo usual para cocinarle algo a su esposo, pero lo encontró arrojando su preparación a la basura, justo en frente de su casa.

No importaba por qué lado lo viera, la verdad era que todo lucía demasiado mal, no habría una excusa que lograra justificarlo; a pesar de esto, Nathalie asintió, por lo menos debería escuchar su versión de los hechos, no quería formar una pelea así nada más; por tanto, se limitaría a escuchar y analizar cada palabra.

—Mi madre envió comida como siempre lo hace, a pesar de que le dije que no lo hiciera.

—Así que decidiste comer lo que ella te llevó, y no lo que yo te preparé —Concluyó Nathalie dando unos pasos para entrar a casa, siendo detenida por su esposo.

—No, no, claro que no. Anne tropezó su bebida y cayó sobre la comida que preparaste —contestó con un tono de preocupación.

—¿Qué hacía Anne en tu oficina? —elevó una de sus cejas, mientras se cruzaba de brazos. 

Más allá de lo sucedido, lo que más le molestaba era que esa mujer hubiera estado al lado de su esposo, y, no había que ser un genio para intuir que ella podría haber sido la responsable voluntaria de ese mal llamado accidente.

—Mi madre le dijo que me llevara el almuerzo, es la primera vez que ella va…

Una risita sarcástica apareció en los labios de Nath, pues eso confirmaba sus sospechas que podrían haber lucido, hasta ese momento, como infundadas.

—¿Eres ciego? ¿No notas que ella lo hizo a propósito? ¿Qué tenía que hacer ella en ese momento, si como dices, ella nunca había entrado a tu oficina? 

—Puede ser solo una coincidencia.

—Piénsalo bien ¿De verdad lo es? 

El silencio invadió el lugar por unos escasos segundos, mientras Leo analizaba cada uno de los acontecimientos, que, a pesar de ser bastante claros, le costaba comprender de que su madre y mejor amiga podrían haber hecho eso para hacer que la pareja tuviera una pequeña discusión; siendo esto, la primera parte de su plan.

»Creo que es algo que ya deberías saber, pero, debería decirlo claramente para evitar los malos entendidos. Te amo, Leo; pero no soporto a tu amiguita, con todo respeto, luce como esa clase de mujeres que intenta robarle el marido a otra.

Leo la observaba con detenimiento, le costaba creer que esas palabras salieran de la boca de su esposa, intentó abrir la boca para decir algo, pero Nath no lo permitió, sino que tomó la palabra.

»Y no, no te diré que dejes de verla o hablarle; porque un matrimonio se acaba cuando uno de la pareja decide dejarlo terminar, cuando la confianza se termina. Confío en ti, en este momento lo hago; aun así, te pido que no permitas que un tercero interfiera en nuestra relación, porque esta situación, de verdad, me está cansando.

Los labios de Leo estaban apretados, su cabeza estaba inclinada mientras escuchaba a su esposa desahogarse, él, en ningún momento, deseó que ella se sintiera inconforme con su matrimonio, no pensó que otro estuviera afectando las cosas, no obstante, por esa vez, sabía que era necesario ceder, no quería que las cosas terminaran de mala manera.

—Yo también te amo, Nath… intentaré hacer todo lo posible para que esto funcione, de verdad —se acercó a ella y acunó su rostro con sus manos. —Si algo te molesta, te pido que me digas lo que es, porque… suelo equivocarme, muchas veces, pero soy sincero al decirte que te amo.

—Te pediré algo más —dijo ella, aprovechando ese instante de honestidad. —No quiero que… Anne, entre a nuestra casa. Así como yo no traigo a ningún hombre a casa, no quiero que tengas a otra mujer.

—Te lo prometo, no lo haré más —sonrió.

Claro que se sentía un poco contrariado respecto a tener cierta distancia junto con su amiga; aun así, no deseaba que su amada esposa se sintiera incómoda por la presencia de su mala amiga. 

Con ese intercambio de palabras, ambos llegaron a un acuerdo, uno que de verdad les ayudaría a mejorar esas cosas que no les gustaban; así como Nathalie se comprometió a respetar a su suegra, siempre y cuando, la Gárgola la respetara a ella y a su matrimonio.

━━━━━━ ◦ ❖ ◦ Un par de días después ◦ ❖ ◦ ━━━━━━

—¿De verdad te las dio? —preguntó Elaine con una radiante sonrisa observando el ramo de flores que estaba en las manos de Nath.

—No, me las pasó para que las guardara —contestó con suma obviedad. —Me ha dado un ramo cada día, se siente bien —confesó sintiendo una sensación cálida en su pecho, algo que no había sentido durante todos esos días.

El hecho de que se estuvieran dando una oportunidad para poder recuperar su matrimonio, no tenía precio, ellos se sentían amados, cuidados, cada uno se encargaba de su deber como cónyuge, y de cuidar los intereses del otro.




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