Cuando era pequeña amaba charlar con sus muñecas, ahora que ha crecido no sabe cómo cesar las voces en su cabeza.
Le han traído más problemas de los que es capaz de resolver, ¿cómo hacerles entender que si no las obedecía ella no se detendrían?
Su mundo, de variados sabores y dulces aromas, fabricado a base de vibrantes colores, se sumía en una grisácea oscuridad, reduciéndolo a la jaula de concreto.
Ha caído deslucida, escuchó que perdió la cordura, pero ella no recuerda cuando empezó aquello, ¿será que nunca la tuvo?