FÉmina

Galia

A todo aquel que se acercaba, ella lo alejaba.

Era consciente del daño que provocaba a los demás, pero eso nunca la detuvo.

Se volvió experta en distraerlos y apartarlos.

En aprovechar sus puntos ciegos o débiles para que no conocieran los de ella.

Le aterraba que la examinaran como ella hacía con cualquiera.

Probó el autocontrol, callándose para no herir.

Y egoístamente, para que no la hirieran.

Pero llega un punto en que le es imposible no verlos como presas.

Encuentra nueva carnada, la analiza y termina destruyéndola.

No quieren que dejen más huellas marcadas en su ser.

Teme que encuentren los tesoros bajo su piel.

Por eso prefiere romperse el corazón una y otra vez.

Le parece viable llorar la pérdida de los seres que amó.

Vive acostumbrada al dolor que solo ella provocó.



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En el texto hay: realidad, estilopoetico, perspectivafemenina

Editado: 03.03.2019

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